Estuve unos segundo sin poder decir nada, no la esperaba.
-Priscila, ¿estas ahí? - preguntaba mi madre repetidamente ya que no daba señales de vida.
-Aquí estoy-dije al fin.
-¿Cómo has estado en todo este tiempo querida? - me preguntaba como si nada hubiese cambiado, eso es lo que realmente me molestaba, después de tanto tiempo se acuerda de llamarme y no es capaz ni de justificarse-
-¿Como que querida? , no quieras venir a hacerte la preocupada cuando ya he estado casi cinco meses encerrada aquí-
-Ahora te estoy llamando, no te enojes conmigo, es que he estado muy ocupada-
-¡Ocupada!!! , que tan ocupada puedes estar como para que no hayas podido llamarme ni unos segundos-
-Lo siento mi amor, es que estoy muy complicada con los trabajos últimamente-
-Esa no es excusa para que me hayas abandonado, porque eso fue lo que hiciste, me abandonaste. Todo este tiempo he sufrido lo que no te imaginas, y lo peor de todo es que nunca me dijiste que esto sería un entrenamiento militar, puesto que lo es. No eres capaz ni de imaginar las noches que lloro por estar en casa, y vienes como si nada, eso no lo puedo tolerar-
-No te enfades Priscila, todo ha sido por una buena causa mi niña- Me decía muy amorosa para intentar tranquilizarme, pero no lo lograba.
-Haber, y porque nunca me dijiste de esto, o mejor, porque me dejaste venir si eras consciente-
-Priscila, no me quieras echar la culpa encima, ¿tu sueño no era ser una Idol?, entonces a que viene esto, simplemente te dejé ir, era eso lo que siempre querías-
-Ya, claro que siempre fue lo que quise, antes de saber de este infierno - Cogí aire, intenté pensar un poco y recapacité, quizás es cierto que esté muy ocupada con el trabajo y con la casa, puede que me haya pasado un poco, a fin de cuentas es mi madre, y siempre ha hecho todo por mi bien- ¿Como está Magda? , extraño mucho a mi hermana, ¿me la puedes pasar al teléfono? - dije emocionada por hablar con ella, me hacía mucha ilusión escuchar su vocecita-
-Estoy hablando por un teléfono público, y no está aquí conmigo-dijo esto y la ilusión desapareció, no era la primera vez, así que no me inmute-
-Entonces dime ¿como está ella, está bien, como le va en la escuela? -
-Todo le va bien, no te preocupes por ella querida, ya se está convirtiendo en una adolescente-
-Por favor, dile que le extraño demasiado, y que en el momento en que me dejen ir a visitarla seré la primera en llegar-
-Yo le digo- empezaba a hablar menos cada vez que le preguntaba algo.
-¿Y mi abuela como está, ha seguido estable?-
-Ella también está bien-
-Háblame de ellas, que hace tiempo no se de nada, algo ha tenido que pasar en todo este tiempo que he estado fuera-
-Nada ha ocurrido, créeme. Solo espero Priscila que estés saliendo bien en todo, concéntrate y no pienses en nada más que en ganar-
-Lo sé, pero no quiero seguir aquí madre, todo esto es mucho para mí, me está costando mucho poder aguantar-
-Lo imagino, pero no te preocupes, todo saldrá bien. Ya tengo que colgar, se me está al acabar el saldo de la tarjeta del teléfono-
-Está bien, pero aún hay mucho que tengo que decirte, por favor llámame en cuanto puedas, no me falles una vez más porque no lo podré aguantar-
-Lo sé, y Priscila, una cosa más-
-Sí, dime-
-Espero que algún día entiendas y puedas perdonarme por lo hice-
-Pero mad..- y colgó la llamada. No le pude decir ni lo del envenenamiento, quizás si le hubiese dicho habría recapacitado en que si debería seguir con esto.
A pesar de que me hubiese llamado, sentía que algo no andaba bien. Sus palabras se fueron tornando vacías y secas cuando le preguntaba por mi hermana y abuela, espero que todo sean presentimientos míos y nada más.
Los entrenamientos fueron más rigurosos, ya habíamos pasado del entrenamiento de baile y canto, a tener que componer canciones. Varios meses pasaron y varias chicas fueron eliminadas, lastimosamente Verónica seguía aquí, intentando molestar a la primera que se cruzara por su camino. Keila y Lidia estaban al tanto de cualquier movimiento extraño, me estaban ayudando a localizar a la chica que me envenenó, aunque teníamos muchas sospechas hacia Verónica, pero no podíamos afirmar nada. Cada vez empezaban a quedar menos, de 16 que comenzamos, solo quedaban 12. Pronto cumpliríamos un año aquí dentro, sin poder salir. Tenía todas las esperanzas en que por fin de año nos darían vacaciones, pero fue imposible, nos pusieron millones de excusas, y por mucho que protestamos no nos dieron los pases.
En la noche de fin de año, nos regalaron a todas nuevas prendas para el entrenamiento de baile, y una pequeña caja con muchos tipos de maquillaje, lo indispensable para cualquier urgencia. Todas estaban muy entusiasmadas porque era la primera vez que nos daban regalos en todo ese tiempo, lo que hizo que la navidad no fuese tan triste.-Priscila,¿ tu estar despierta? - me levanté de un susto
-¿Lidia, que haces en mi habitación a estas horas de la noche? - preguntaba aún media perdida a causa del sueño.
-Vamos, levántate, y no hacer ruido!! -
-¿Pero a dónde quieres que vallamos a estas horas?, si nos cogen nos podrían quitar puntos del acumulado o podríamos ser expulsadas!! -
-No preocuparse, yo tener todo bajo control, yo hacer vigilancia y no haber nadie en toda la zona, los profesores duermen luego del atracón de comida de la noche-
-¿Y a dónde quieres ir? -
-Al despacho de la subdirectora, vamos a quitar las dudas acerca de esto-
-Pero no tenemos la llave para entrar-
-Yo tener todo bajo control, ayer en el día fui al despacho y me encargué de coger una llave de repuesto que siempre tiene encima de su mesa- y al instante sacó de su sujetador una llave de color bronce bastante antigua y pequeña.
-¿Estás segura que nadie sospecha de esto? -
-Tú tranquila, vamos. Ya desperté a Keila para que nos acompañe también, está en la habitacion de desecho intestinal.
-Querrás decir en el baño-sonreí y seguí- Está bien, vamos entonces-
Me puse el abrigo que más me calentaba, ya que el frío del invierno me congelaba los huesos. Fuimos muy calladas a buscar a Keila y de allí nos dirigimos al despacho de la subdirectora en el segundo piso, para llegar teníamos que pasar por delante de las habitaciones de los profesores, por lo que caminamos muy despacio para no hacer ni el más mínimo ruido. Llegamos a la puerta, y Lidia sacó la llave, la introdujo y abrió, nos hizo algunas señas para que nos mantuviésemos calladas y cerramos al entrar. Comenzamos a rebuscar en todo el papeleo que fuimos encontrando a nuestro paso, hasta que luego de varios minutos rebuscando Keila encontró algo.
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La Historia De Una Idol
Teen FictionUna historia llena de suspenso, decepciones, traiciones, drogas y mentiras. La vida de Priscila da un giro inesperado cuando se entera de una audición, pero no una cualquiera, sino una para formar parte de la próxima generación de Idols femeninas de...