Ahí estabas, frente a mis ojos.
Con una postura esbelta, pero con los ojos cerrados.
Con tu mejor ropa, pero sin poder lucirla bien.
Con un ramo entre las manos, pero sin poder entregarlo.
Con una expresión en tu rostro de completa libertad, pero sin usarla en vida.
Exacto.
Estabas con tu mejor expresión, tu mejor ropa, un ramo entre las manos, junto a mi. Pero sin vida.
Uno siempre tiene peros, y la vida es corta para tener tantos.
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Relatos de una incomprendida
AcakHay hechos extraños y otros no tanto no tienen que ver uno con otro son breves historias de distintos temas. Son relatos de todo tipo, historias que se me ocurren en esos momentos de inspiración, o por no hablar y decidí volcaras para que alguien má...