Pero

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Ahí estabas, frente a mis ojos.

Con una postura esbelta, pero con los ojos cerrados.

Con tu mejor ropa, pero sin poder lucirla bien.

Con un ramo entre las manos, pero sin poder entregarlo.

Con una expresión en tu rostro de completa libertad, pero sin usarla en vida.

Exacto.

Estabas con tu mejor expresión, tu mejor ropa, un ramo entre las manos, junto a mi. Pero sin vida.

Uno siempre tiene peros, y la vida es corta para tener tantos.

Relatos de una incomprendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora