O5

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Otro pesado día de trabajo. Bebe un sorbo de su café, mientras teclea un par de cosas, ya está cerca de cumplirse el quinto mes desde que aquel bonito castaño desapareció. Es como si la tierra se lo hubiese tragado, ni una pista, ni un testigo, ni un sospechoso, no hay nada que pueda conducirlos a una posible hipótesis.

Empieza a ser frustrante, se ve cerca de desistir, al igual que los anteriores detectives que habían tomado el caso, pero entonces lo recuerda, en su sueño, el cómo intentaba escapar del agarre de ese hombre, sus ojos de cachorro llenos de miedo y lágrimas, como gritaba, pero sus gritos eran callados por la mano de aquel hombre; recuerda su mirada desesperada, su voz susurrando un débil "búscame", eso que se sintió de pronto tan real, hace que no quiera desistir. Vuelve la mirada a la pantalla de su computadora.

—¿Es difícil? —Esa voz, alza la vista, ahí está de nuevo, Seungmin, sentado frente a él como si nada. Sus ojos lucen hinchados y los moretones son visibles en su rostro y parte de su cuerpo.

—Sí, lo es. —Murmuró suspirando y anotando un par de cosas—, más de lo que crees de hecho. No hay rastros de ti.

Se sentía incluso un loco, estaba hablando con ese niño, el niño que fue secuestrado hace cuatro meses y que nadie más podía ver excepto él. De hecho, seguía sin comprender cómo es que podía ver al niño, no hallaba una expresión lógica a eso.

—Hablamos con todos tus compañeros, incluso con tus mejores amigos, pero nada. —El oficial murmuró, anotando más cosas en la libreta—, no hay esperanzas de encontrarte.

El adolescente apretó los labios en una mueca.

—Nadie me ve, es como si estuviera hablando conmigo mismo. —Murmuró desviando su vista hacia la ventana—. Es igual que esa noche, estoy gritando, pero es como si estuviera bajo tierra porque nadie me escucha.

La voz del menor es teñida en dolor y Chan se percata de eso, levanta la mirada. Los ojitos de Seungmin están llenos de lágrimas, pero ninguna resbala por sus mejillas.

—¿Entiendes eso? Me violaron, y no sé donde estoy ahora. —Susurró con la vista perdida—. ¿Entiendes que tenía planes para mi futuro? ¿Que tenía toda una vida por delante? Y sólo me lo arrebataron, como si no tuviese importancia... Ahora sólo soy un triste número en una larga lista.

Chan sólo escucha atentamente, sin atreverse a interrumpir lo que dice aquel chico, solamente escuchando su voz teñida de dolor, y su mirada perdida.

—Fui a mi casa ayer... —Murmura, su voz quebrándose—, mi madre estaba llorando, intenté llamarla, decirle que estaba ahí, pero ella no me veía. Sólo tú puedes verme. —Las lágrimas ruedan por sus mejillas—. Por favor, tienes que ayudarme.

—Voy a ayudarte. —Balbucea como puede—. Sólo necesito tiempo, ¿bien? No puedo resolver esto de un día para otro y también necesito de tu ayuda, para encontrarte más rápido.

Iba a agregar algo más pero pronto Woojin entra a su oficina, con dos pequeñas bandejas plásticas, el australiano mira al adolescente sentado y él se encoge de hombros.

—Ya te dije, eres el único que puede verme. —Murmuró.

Woojin se sienta en la otra silla frente a su escritorio, y le sonríe suavemente.

—Estuviste casi toda la mañana sin comer, compré algo para los dos. —Deja los envases sobre la mesa y mira los papeles atentamente—, ¿qué tal el caso?

—No hay mucho realmente. Tenemos que darnos prisa.

Mira fugazmente la silla vacía en donde hasta hace unos segundos estaba Seungmin sentado, suspirando, recordando sus ojos manchados de lágrimas, recordando sus gritos. Todo eso se repite en su cabeza, dolorosamente, y siente la necesidad de proteger a ese chico. Aunque la duda del porqué solo él puede verlo se mantenga latente en su cabeza.

Él tenía que encontrar una manera de salvarlo y tenía que ser pronto.

Tag you're it. •chanmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora