Dichoso los ojos que te ven

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Capítulo 13

...

Dichoso los ojos que te ven

...

—Su majestad, tiene una visita que dice haber acordado reunirse con usted a la hora del té.

—¿Ah sí? — preguntó la reina, levantando la vista de la carta que leía— Quizás lo olvide ¿De quién se trata?

—La encargada del templo de la luna, la señorita Diana.

"Definitivamente no acorde una reunión con ella"

—Galanta ¿Tengo algún compromiso en las próximas horas?

—No, su majestad— contestó de inmediato una de las doncellas.

—Bien... manda a preparar "el té"— indicó con cierta gracia, mientras se levanta de su escritorio.

—¿Su majestad desea que le informe a la sacerdotisa de alguna indicación?

—No, esta bien. Me vendría bien estirar un poco las piernas— contestó con una sonrisa.

Caminó, saliendo de la sala, adivinando donde la estaría esperando la otra chica. La encontró en uno de los pasillos próximos, admirando una pintura en la pared.

—Dichosos los ojos que te ven, Diana.

La forma de saludar hizo que la aludida la mirara de inmediato, abriendo la boca sin decir nada, solo sonrojándose.

La reina sonrió y esperó, finalmente la otra chica retomó su compostura.

—Dichosos los ojos que la ven, su majestad.

—No eres tan ajena a la tradición de estos días ¿No es así?

—No su majestad... lo entiendo bien— contestó la otra, acompañando a la reina que comenzaba a caminar por el pasillo con lentitud— es solo que... me sorprendió escucharlo de usted.

—¿Por qué? — preguntó con una pequeña risa, se sentía de buen humor ese día. El cálido sol que entraba por los ventanales le ayudaba.

—No creo ser merecedora de sus palabras luego de como me moví y comporte últimamente.

—Supiste redimirte ante mí... y con eso basta. Sigues siendo tan querida y preciada para mi como el primer día.

—...La reina es demasiado condescendiente.

—¿Y no te da gusto que así sea?

—Me preocupa... a veces.

—Si... se lo que piensas, ya tuvimos esta charla cuando discutimos el porque ocultar a mi hijo ¿No es así?

—Si...

—¿Es eso lo que viniste a discutir?

—No.

—Ya veo... ¿Qué es entonces?

—He terminado mi labor en los templos.

—Ah... ahora entiendo. No era una cita para el té, era sencillamente que vienes a reportarte.

—Si, así es... de hecho... hay algo más.

—¿Te quedas al té?

—¿Qué?

—Mande a preparar algo por tu venida. He estado trabajando todo el día y al parecer tú también ¿Ya comiste algo?

—No debería ser tan amable conmigo después de que...

Cuando Llueve (Diana x Leona)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora