Los soldados del Rey de Mudang encuentran a un pobre chico robando un pedazo de pan en el palacio. Nadie imaginaría que el mismísimo rey le vería buen porte, lo acogería y le pediría a su propio hijo Kim Taehyung líder de los soldados que lo entrena...
Kim Young Soo era un Rey justo, justiciero y amable, sabía llevar bien la nación de Mudang siendo amado y honrado por todo el pueblo. Reconocido por dar mano firme cuándo fuera necesario y ser amable de así tener que serlo.
Tenía dos preciados hijos, muy diferentes entre sí.
Por un lado estaba Kim SeokJin, un chico de buen corazón, alegre, amistoso y charlatán, su pasión era la cocina sin duda, odiando todo lo que tenía que ver con espadas y con pelear.
Era inquieto y revoltoso, reía la mayor parte del tiempo y bromeaba siempre, no demostrando ser el mayor con sus veinticinco años de edad. Sin duda su alma era jóven y alegre.
Por el otro lado estaba Kim Taehyung, líder del ejercito de soldados del palacio. Era serio y frío la mayor parte del tiempo, reservado y perfeccionionista. Su pasión eran las espadas y la lucha destacandose en ambas acciones.
No tenía muchos amigos debido al mal temperamento que tenía demostrando siempre su carácter. A sus veintidos años se podía decir que tenía un alma mayor y un poco más apagada comparada a la de su hermano.
─ Alteza traemos a este jóven, lo encontramos robando un pedazo de pan en la cocina del palacio a parte de algunas frutas─ anunció uno de sus soldados tirando al muchacho al suelo cayendo arrodillado frente al trono de Young Soo.
─ ¿Quién eres muchacho?─ preguntó de manera firme el hombre al mando.
─ Jeon Jungkook señor─ levantó la vista del suelo dando con la potente mirada del mayor.
Y el rey no sabía qué, pero algo había visto en este chico, algo diferente que no sabía decifrar muy bien.
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