Disclaimer: Los personajes no son de mi propiedad ni autoría.
Universo Alternativo
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Somos eso que nunca dijimos. Eso que llevamos a cuesta. Eso que nos duele en el cuerpo y nos carcome el alma. Somos eso, y un nudo mudo que sonríe al mundo.
- Lucas Hugo Guerra
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El consultor ve en el otro asiento a la chica, amordazada y amarrada, cubierta en sangre y a punto de desfallecer. Siente pavor por su propia seguridad al entrar en el auto, mientras observa cómo el corpulento hombre rodea por delante el vehículo para después, abrir la puerta del copiloto, dejando caer sin importancia el cuerpo de Lorelei que poco a poco se quedaba sin vida.
El sujeto despliega su arma, apuntando al rubio.
—Hola Patrick. —Una voz lo sobresalta.
El susodicho trata de mirar hacia la parte trasera de la limusina para identificar al emisor, pero solo consigue que la boca de la pistola de quien lo apuntaba presione contra su estómago.
—Hola —responde, limitándose a echar vistazos rápidos por el espejo retrovisor—. Eres tú. —susurra.
—¿Creíste que caería en tu trampa?, que ingenuo de tu parte.
Jane comienza a dudar de la efectividad de su plan, cuando descubre que su enemigo no fue engañado por él:
—¿De qué hablas? —Intenta sonar lo más normal que puede, procurando modular su voz.
—Tengo amigos en el FBI, ellos están aquí. —agrega.
Las pupilas marrones cubren por completo el azul de los ojos del consultor. Debió plantearse que la telaraña tejida por Red John abarcaría mucho más de lo que él mismo hubiese podido imaginar. Ahora, por su propia protección, intenta alargar su estancia en el vehículo y ganar tiempo para sus compañeros:
—¿Por qué le hiciste eso a Lorelei?
—Tú sabes porqué —alega el hombre en la parte trasera—. Hay cosas que mejor se las hubiera tragado antes de escupirlas, ¡ella debería ser un ejemplo para no desobedecerme! —responde con ira, con ese malévolo tono que perseguía a Jane en pesadillas.
—Eso me queda claro. —El de traje alza las cejas y pronuncia con sarcasmo, provocando al hombre.
—¿No has aprendido nada de las lecciones de humildad que te he dado? —continua—. Creo que solo un castigo ejemplar te servirá entonces. —Aquellas palabras activaron una orden en el sujeto que lo apuntaba con el arma.
Como si se tratara de un lenguaje oculto y secreto, se baja con brusquedad del vehículo, guardando su pistola e intercambiándola por unas pinzas de corte. Abre de golpe la puerta del rubio, quien solo alcanza a escuchar unas palabras más del hombre a quien se supone, debió exterminar ese día.
—Solo dos dedos. —exclama, como si el amputar extremidades humanas no fuera la gran cosa.
Jane es sometido de nuevo y golpeado contra el capó, igual que un prisionero sin causa. Él siente la derrota mientras observa a uno de sus planes más brillantes ser desechado, y todo su esfuerzo en vano; tal vez por eso, no emitió sonido de dolor en el momento que comenzó a sentir el filo de las pinzas presionar sobre su dedo anular.
Un par de sirenas pertenecientes a un vehículo de policía se escucha a la lejanía, el hombre de Red John se espanta ante tal sonido y arroja a su rehén a un costado del sendero, sobre la tierra caliente.
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Caos de heridas | Jisbon
Fiksi PenggemarUna herida abierta, sin cicatrizar, puede causar más problemas si no se puede curar; necesitan sanar. No siempre es física, el corazón también puede sangrar entre palabras que no son dichas... Historia con los personajes de El mentalista. Universo a...