Prólogo

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CAPITULO EDITADO 

Trisha

No es fácil volver al club, mirar la cara de miles también ver las caras de mis padres me siento indecisa porque les abandone por temor. Era una persona indecisa y no sabía lo que hacía. Los extraños y la verdad quiero que mis padres conozcan al nuevo integrante de la familia.

Por otro lado, espero que Miles quiera conocerlo, quiera hacerse cargo de mi pequeño y no tenga rencor por alejarlo de él.

Por otra parte, estoy en mi cuarto mes de embarazo, y ayer fui a consultar me dijeron que era un niño, un pequeño Miles. Decidí volver a mi casa para enfrentar la realidad, enfrentarme a Miles y a mi familia.

Espero que todo salga bien.

Tengo que admitir, me siento me arrepentida por las acciones que tomé en el momento de nuestra separación, mis impulsos al enterarme de esta bendición hicieron que huyera de mis problemas, pero Eros me ayudó y sabía de mi condición, el me llama cada rato para contarme todo lo que pasaba.

Bajo del avión, suspiro al estar afuera del aeropuerto, camino hasta un taxista e indico la dirección de la casa de mis padres.

¿Qué pensaran de mi condición, aceptaran mi embarazo?

Llamo a Eros quien enseguida me contesta.

– Hola princesa – dice con tono dulce.

– Eros – digo

– ¿Qué pasa, estas bien? – pregunta desesperado y suelto una risa nerviosa.

Él no sabe que estoy en la ciudad.

– Estoy yendo para la casa, no quiero estar sola – confieso.

No quiero que mi hermano me deje sola en este momento.

– Porque no me llamaste para que te busque, Trisha. estas embarazada no deberías cargar nada pesado – me regaña como una niña pequeña, ruedo los ojos.

– Un guardia del aeropuerto y un taxista me ayudaron a cargar mis maletas, Eros. No cargué nada pesado – me excuso. El taxista me observa entrecerrando los ojos luego niega con la cabeza por mi mentira.

– Iré para la casa – dice y cuelga. suspiro aliviada, porque sé que no estaré sola. Observo la cuadra de mi casa, me siento nerviosa, mis manos me sudan, me pierdo en mis pensamientos hasta que el conductor aclara su garganta.

– Llegamos señorita – avisa el conductor y asiento varias veces, pago al conductor y me ayuda con mi maleta, lo lleva hasta la entrada de mi casa.

– Muchas gracias – agradezco con una sonrisa y asiente con la cabeza. Suspiro varias veces, cierro los ojos para pensar con claridad, toco el timbre de casa y escucho pasos que se acercan para abrir la puerta cuando abren me encuentro con mi padre tiene los ojos con asombro, me mira de arriba hasta abajo.

– Viniste – es lo único que dice papá antes de caer desmayado. Mi mamá viene con un trapo en la mano y se queda en shock al verme, noto que se hacen presentes algunas lágrimas luego mira a mi papá.

– Pasa cariño – dice con un tono suave y obedezco al instante.

Minutos después...

Lloro como magdalena, mi padre se desmayó por mi culpa.

Soy una asesina de padres.

– Tranquila hija, él se desmaya por todo – dice sin importancia mi madre y lloro, me acerco para abrazarla.

– Mamá, tengo que decirles algo, papa tiene que despertar – hablo con un tono entrecortado.

– Hija, estas embarazada. Lo sé desde un principio igual que tu padre – confiesa y abro mis ojos sorprendida por lo que acaba de decirme, trato de hablar, pero mi madre se adelanta de nuevo.

Hiciste mal en irte, en huir porque Miles tenía que saber del embarazo. Tenemos que hablar – me regaña con dulzura, pero bajo la mirada. Recuerdo las palabras de Miles antes de que nos separemos, recuerdo que estábamos definiendo nuestra vida.

Tengo que hablar con Miles mañana.

¿querrá a nuestro hijo?

Miles

Seis meses sin ella, seis meses que no le veo, seis meses que trato de olvidarla, pero es imposible. Trisha Pregonas siempre será mi vieja dama, mi mujer, ella es mía. Trato de asimilar que ella no está.

– Miles – gritan del otro lado de la puerta. Gruño por la resaca y dolor de cabeza.

– Miles tengo que decirte algo, hombre. Es sobre Trisha, me han comentado que se le vio en el aeropuerto – dice mi hermano Sasha y enseguida me pongo en alerta, me levanto de una vez, me pongo mi pantalón, mi chaleco y salgo de la habitación, me dirijo hasta la salida, pero mi madre me detiene esta con los brazos cruzados.

– ¿Dónde vas? – pregunta con el ceño fruncido

– Iré a recuperar a mi mujer, mamá – digo. Salgo de la casa con rapidez antes de que mi madre me diga algo, me monto en mi motocicleta y arranco para la casa de los Pregonas. Estoy frente a la puerta, tengo ganas de verla, de besarla. Toco el timbre de la casa y me abre la madre de ella quien me mira con asombro.

– Miles ¿Qué tal querido? – me saluda con una sonrisa, me hace pasar.

– Bien señora, me comentaron que Trisha ha vuelto ¿puedo hablar con ella? – explico

– Te comentaron bien, Miles. Estamos todos en la sala, Miles – habla, nos encaminamos hasta la sala y nos detenemos antes de entrar.

– Te hago pasar porque tú también eres parte de esto. Quiero que seas paciente con mi hija ¿De acuerdo? – dice seria y no comprendo porque motivo lo dice.

Entro al lugar que me indica y observo a Trisha, abro los ojos asombrados al notar que ella toca su vientre que está un poco hinchado. Abro los ojos como platos y frunzo mi ceño al notar que Trisha se puso nerviosa, baja su cabeza como arrepentimiento, ahora todo tiene sentido, ella está embarazada por eso huyó de mí.

¿Por qué ella haría eso? ¿Qué piensa ella de todo esto? ¿Qué rayos hiciste Trisha?

Adicta Tentación (#7 Mc Demons Kings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora