Aquella mañana Hermione tenía concertada una entrevista con la corredora de propiedades que Theo le había recomendado para ver algunas casas o departamentos de alquiler. Así que temprano se había levantado y arreglado para salir. Los niños jugaban en la alfombra con algunos legos armando un castillo. Les prometió que luego que regresaran de ver las viviendas irían a la playa. Los niños estaban felices por tener la hermosa postal que disfrutaban en el hotel, solo esperaba que la casa o el departamento que consiguiera no fuera tan oneroso, pero en la medida de lo posible, que tuviese vista al mar.
—¿Cuándo vendrá papá? —preguntó Scorpius, mientras ensamblaba algunas piezas intentando crear un puente. Rose había puesto su Barbie en la torre, cosa que al niño no había gustado, pero no le dijo nada. Estaba dispuesto a meter un cocodrilo que tenía en el bolsillo para que se comiera esa muñeca desgreñada de cara pintada con plumón rojo.
—No he hablado con él —respondió Hermione mirándose al espejo y tratando de acomodar un cintillo en su cabeza. El cabello liso le sentaba bien y se sentía cómoda.
—¿Y por qué no? Yo quiero verlo, mami. Lo extraño.
—Sí, Rose, lo sé. Pero es que he estado ocupada y no he podido hablar con él —intentó disculparse, pero sabía que no había sonado lo suficientemente convincente.
—Yo le echo de menos. Estoy aburrido. Este lugar es hermoso, pero extraño mi casa grande, a la abuela Cissy... a los elfos... ¡Me molesta tener que esconder lo que somos! —reprochó el niño ubicando al cocodrilo a la orilla del puente. Rose lo miró con desagrado.
—Saca esa cosa verde. Ese animal se puede comer a Betty —reprendió Rose y Scorpius entrecerró sus ojos enojado, guardando el juguete en su bolsillo nuevamente.
—Cuando te descuides, se comerá a tu muñeca horrible.
—¡Mira mamá!
—¡Ya basta! No peleen. Scorp, Rose... miren, yo necesito que ustedes no peleen, que traten de convivir sin agarrarse de los pelos o de gritarse. Sé que estamos un poco estrechos en este hotel, pero pronto encontraré una casa o un departamento más amplio. Ahí estaremos mejor, ¿sí?
—Regresemos a casa —propuso Scorpius y el rostro de Rose se iluminó. Esa idea sí que le gustaba.
—Eso es imposible, hijo. No ilusiones a tu hermana, por favor. Debes saber que con Draco tenemos problemas de gente grande y... —quiso explicar, pero Scorpius se puso de pie y se acercó a ella:
—¿Qué? ¿Se van a divorciar? O ya lo hicieron, ¿no? ¿Eso es lo que pasó? —Hermione abrió los ojos como platos, casi horrorizada por la deducción tan certera de su hijo. Debía reconocer que Scorpius a sus nueve años, era un niño muy maduro. A él no debía contarle cuentos, porque entendía qué había ocurrido entre sus padres—. ¡Ay, mamá! Ya no soy un bebé y entiendo bien lo que está ocurriendo. ¿Por qué mejor no nos hablas con la verdad?
—Scorp... por favor.
—Sí, mami di la verdad —agregó Rose.
Hermione se dio el valor, era momento ser sincera con sus hijos, pero en ese preciso instante una inusual lechuza de color blanco y bastante grande, revoloteaba en la ventana.
—¿Es una gaviota? —preguntó la pequeña acercándose.
—No, no es una gaviota, Rose, es una lechuza. Extraño. Quizá sea de Theo.
—El tío se fue ayer a Inglaterra —le recordó Scorpius.
Hermione se rascó la cabeza, a ratos su hijo era tan suspicaz y punzante como su padre. No creyó que escuchara sus conversaciones, pero ya veía que muchas cosas heredados de ella y de Draco a ratos salían a relucir en los momentos menos esperados.
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No Se Amaban
Fanfiction"El enamoramiento llega de repente arrasando con todo a su paso, sin importarle nada ni nadie. El amor, en cambio, tiene un caminar lento para instalarse en tu alma, haciendo a ese ser un complemento de ti... y, lo mejor de todo, te hace feliz. Si...