Sinceridad

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En la noche Draco apareció en el departamento, pero se sorprendió al ver que las luces estuviesen apagadas. Al encenderlas, reparó en la inusual soledad que allí reinaba. Un presentimiento hizo que todos sus sentidos se activaran, vislumbraba qué había sucedido. Fue al dormitorio y allí no había nada de Ginny. Se había llevado todas sus cosas. Revisó los cajones, el closet. Nada, sus pertenencias no se hallaban. Fue hasta la sala en busca de algún indicio o algo que le dijera qué había ocurrido. Fue ahí que advirtió que en la mesa estaba la nota que ella le había dejado en la mañana. Al abrirla reconoció de inmediato su letra poco armoniosa, cual médico que escribe alígero, había que mirarla y decodificar un par de veces para entender qué decía, pero esta vez el mensaje era claro:

No me busques. Esto se acabó.

Discúlpame por todo el daño y que Hermione nos perdone a ambos.

Te ama, Ginny.

Dobló el papel, inspiró fuerte y entendió qué tenía que hacer ahora. Debía regresar a su casa... a la matrimonial. Hermione no estaba allí, lo que no significaba que él no pudiera vivir en ese lugar. Aquel era su sitio, hasta que el Tribunal definiera la repartición de bienes, cosa en la que él había sido tajante. Ella y sus hijos debían tener lo que legalmente les correspondía.

Movió negativamente la cabeza para centrarse unos segundos en Ginny, en su dolor y en lo que debería estar sintiendo en esos precisos instantes. Entendía que había sido difícil tomar la decisión porque de verdad que ella tenía razón, él solo seguía pensando en su familia. A cada paso que daba, cada cosa que emprendía, lo hacía sentir peor. ¿A dónde quería llegar con todo eso? ¿Se quería convertir en un pobre diablo de treinta y tantos, dándoselas por el mundo de playboy? Definitivamente, no. Era hora de dedicarse a trabajar. Ya tendría tiempo para pensar en lo sentimental. Por el momento su norte era obtener algún tipo de comunicación con Hermione y llegar a un acuerdo. A esa altura ella ya debería haber sido notificada. Le daría un tiempo prudente para que se contactara ella o su representante con él... luego... luego vería qué hacer.

En fin, en ese lugar no tenía más que hacer. Luego llamaría a su abogado para ver en qué iba todo. No buscaría a Hermione a menos que ella quisiera que la encontrara. Él era como el insecto que contaminaba todo... había destruido la vida de Hermione, ahora Ginny estaba pasando por malos momentos y definitivamente, no les causaría daño a sus hijos. En los pasos que seguirían, debería primar la sensatez.

Al otro día temprano en su oficina, había agendado una reunión a las diez con la plana ejecutiva para iniciar el proceso de capacitación para los empleados, relativo a nuevas tecnologías, así que todavía tenía tiempo disponible para supervisar los arreglos a su despacho, que incluían cambio de escritorio y tapete, el cual parecía haber estado allí desde el siglo primero.

—¡Guau! Esto es todo un cambio, ¿qué bicho te picó? A ratos creo que sí existen los nargles —opinó Theo en el dintel de la puerta, que a esa hora de la mañana se hallaba abierta producto del ir y venir de trabajadores que realizaban la remodelación a la oficina de Draco, así como también al resto de los empleados de la empresa.

—¡Nott! —su amigo había llegado hasta la oficina, Draco se sorprendió gratamente y lo saludó con un gran apretón de manos y un abrazo—. Pensé que no estabas en el país, que pasarías largo tiempo en Estados Unidos.

—Sí, bueno... estuve un par de meses por esos lados, pero necesariamente me vi en la obligación de regresar por temas de negocios familiares. Estaré aquí algunas semanas. Además, era imperioso verte.

—¿Cómo está tu familia?

—Todos están bien.

—¿Y tienes novia finalmente?

No Se AmabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora