Hermione llegó al bar del hotel buscando un lugar apartado para poder hablar tranquilamente con Narcisa. El joven empleado la condujo a un espacio reservado, separado del resto por un hermoso biombo con formas de corales, en uno de los balcones del hotel, con vista al mar y protegidos por una sombrilla en forma de flor gigante.
Apenas se sentó, otro joven puso en la mesa dos coloridos vasos altos, con el trago típico del hotel, Miami Sunshine.
—No, yo no...
—Pero yo sí —era Draco quien había llegado a su lado. Hermione se puso de pie de inmediato, en tanto el joven empleado se despidió. Él se acercó a ella y osada y atrevidamente la besó en mejilla, dejándola perpleja, luego soltó el botón de su chaqueta, tomando asiento frente a ella.
Hermione sintió que le hervía la sangre, ganas le daban de agarrar el vasito que la invitaba a tomarlo y dárselo por su pulcro traje oscuro. Luego se calmó y controló su respiración.
—Vamos, Hermione, ¿qué? ¿Ahora no quieres ni siquiera compartir una copa conmigo? —preguntó.
Ella aún seguía intentando calmar las ganas de empujarlo y arrojarle licor en la cara... Sí, esa era una buena idea, mejor que la primera. Dio otro respiro profundo mientras sentía que su corazón latía a prisa, similar a la sensación que experimentaba cuando quería aplastar una cucaracha.
—... Ya. Sé que estás furiosa por todo lo que pasó y que, si no fuera porque estamos en medio de muggles, hace rato me habrías convertido en algún animal —continuó diciendo Draco.
—¡En una cucaracha aplastada! ¡En eso te habría convertido!, pero no, no estaba pensando precisamente en un hechizo, pero ahora que lo mencionas... —agregó cruzándose de brazos.
—Tan hermosa que eres Hermione, hasta para desearme la muerte, lo eres. Anda, hablemos como personas civilizadas —invitó haciendo un movimiento con la mano y acercándose a la mesa para correrle la silla, ella se apartó y no dejó que llevara a cabo ese gesto caballeroso que acostumbraba a realizar delante de sus conocidos, demostrando lo buen y preocupado marido que era: «cínico de mierda», era lo menos que se merecía. Ya había dicho que usaría solo adjetivos descalificativos y esa promesa la cumpliría. Se sentó de golpe para luego tomar la copa, le arrancó la pajita y le dio un gran sorbo.
—¿No está fuerte el vodka? —preguntó Draco enarcando una ceja sentándose frente a ella.
—No te importa.
Draco soltó una risa. Sí, Hermione lo odiaba, pero por lo menos estaba sentada con él, aunque la cara de limón amargo no se la quitaba con nada, pero algo es algo...
—Oh, veo que estás muy feliz, ¿no? Feliz de haberme puesto en jaque... ¡Dos veces, Malfoy!
—Una —corrigió.
—Cuento tu «aventurita» también —aclaró y Draco se encogió de hombros. No le llevaría la contraria, lo que menos quería era generar una confrontación—. Bien, hablemos, antes que termines bañado en licor... —Draco frunció el ceño—. Sí, me vine a Miami con mis hijos, y qué. ¿Qué pretendes ahora? ¿Quieres llevártelos? No empiezas bien la estrategia Malfoy, usando a tu madre para poder verme. Eres un crío, ¿lo sabes?
—Mi madre solo me ayuda porque quiere a sus nietos. Y, a decir verdad, ella era quien iba a hablar contigo, pero no le corresponde. Debo ser yo...
—¿Qué intentas? ¿Recuperar a tus hijos? Nunca los has perdido si eso es lo que pensaste.
—Sé que no los he perdido, aun así te los has traído lejos sin mi consentimiento... pero, en fin, te entiendo. Mi deseo de comunicarme contigo obedece a la necesidad de dividir los tiempos de crianza y de cuidados. Yo no he venido aquí por un perdón ni con las intenciones de pedirte que lo intentemos nuevamente, porque... porque ya estamos divorciados. Solo quiero tener la fiesta en paz contigo. Me equivoqué, te engañé, fui lo peor... soy un maldito, un canalla... todo eso que tú me digas, es cierto. Y lo asumo, pero de verdad que necesito recobrar mi vida... no como antes, por supuesto, pero quiero ver a mis hijos y ellos quieren estar conmigo. Es mi derecho.
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No Se Amaban
Fanfiction"El enamoramiento llega de repente arrasando con todo a su paso, sin importarle nada ni nadie. El amor, en cambio, tiene un caminar lento para instalarse en tu alma, haciendo a ese ser un complemento de ti... y, lo mejor de todo, te hace feliz. Si...