Entre cazadores y capitanes

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Giro en la esquina del pasillo y choco con Rose, quien llevaba una pila de libros en sus brazos.

-¡¿Que acaso no ves por dónde caminas?! -Espeto Rose fríamente, mientras acomodaba en su pila un libro que pendía de la cima.

-Oh, perdona Rose. Es solo que estoy muy apurada. ¿Quieres que te ayude con eso?

-No, puedo yo sola -gruño Rose. Trato de seguir caminando por la izquierda de Amelie, pero ella se lo evito.

-Espera, ¿Sabes por casualidad donde esta Scorpius? -Le pregunto Amelie algo contrariada por el carácter de Rose.

-No, es muy raro que no lo sepas tú. ¿No lo crees? Digo, como siempre estas con mis amigos. -esbozo una sonrisa falsa y empujo a Amelie para seguir caminando.

No sabía porque Rose la odiaba tanto. Claro que ella siempre se juntaba con Albus y Scorpius, pero muchos lo hacían y además, no es que Amelie se los quitara, siempre iba con ellos cuando ambos estaban solos. Nunca echaba a Rose, todo lo contrario, a Amelie le gustaba ser amiga de todos…

Razón por la cual le frustraba las actitudes de la Weasley.

Albus y Scorpius estaban sentados bajo la sombra de un haya, a orillas del Lago Negro. Albus estaba leyendo “el Quidditch a través de los tiempos”, con unos lentes redondos iguales a los de su padre y hermano. Scorpius comía una manzana y lanzaba guijarros al lago.

-Hola.

-Am –saludo Scorpius volteando a verla.

-Cuñada –saludo Albus con voz queda, sin apartar la vista de su libro.

-Bah, si tenías que ser Potter –gruño Amelie.

Pasaron la tarde en juegos y charlas, aunque Albus Severus participo muy poco. Separo sus ojos verdes esmeraldas muy pocas veces del libro y no regalo ni una de sus típicas sonrisas bondadosas, que hacían suspirar a las chicas de Hogwarts sin proponérselo. Mantuvo su semblante serio y el único movimiento que realizaba más que pasar de página, era revolver su pelo azabache. Cosa que molesto mucho a Amelie.

-¿Quieres decirme que tienen los Potter con sacudir su cabello? –Le pregunto a Scorpius, quien se encogió de hombros y miro a su amigo Albus con una sonrisa malévola. La que siempre esbozaba cuando quería burlarse.

-Pero yo puedo decirte porque esta así… Nos hemos cruzado a Alice.

-¿Longbottom? ¡Vaya, vaya Pottercito! ¿Por qué no le hablas?

Por fin, Albus tomo su marca páginas y cerro su libro para mirar a su amiga.

-Porque ya lo he hecho… Y sabes que ambos hemos descubierto que es mucho mejor cuando estamos separados. ¡He intentado hablarle todo el año pasado! Y cuando estoy junto a ella solo logro balbucear unas cinco palabras. Lo peor de todo, es que ella también se vuelve tímida y es… es imposible entablar una conversación si ninguno de los dos habla con sentido.

-Pero ambos se quieren Albus, no seas tonto. No puedo creer que seas tan tímido con las chicas. ¡Tu hermano es todo lo contrario a ti!

-Hablas con Amelie, hablas de James –insinuó Scorpius entrecerrando sus ojos y preparándose para un golpe en la cabeza, que no tardó en llegar.

-¡Cállate Malfoy, sabes que lo odio!

Albus Severus sonrió levemente.

-La diferencia es que James es igual a mi abuelo y yo soy igual a mi padre. Créeme que mi padre no era muy bueno hablando con chicas.

Amelie Moore y la maldición de los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora