Capítulo 12

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Poco a poco me iba sintiendo mejor, y la culpa se iba desvaneciendo. Tal vez no había sido mi culpa que Volkov no quisiera verme.

Pero entonces, algo no cuadraba. Hace un día el superintendente estaba destrozado, ¿cómo lo hacía para estar tan bien?

-Superintendente, usted estaba muy mal ayer por lo de... ya sabe- no quería recordárselo.

Conway suspiró- si me paso una semana destrozado más gente inocente morirá, he aplastado mis sentimientos, ahora busco venganza- dijo con un tono inexpresivo.

-Pero no puede hacer eso. Es justamente lo contrario a lo que nos inculca a los demás.

El superintendente paró el coche de nuevo y pasó sus manos por su cara.

-Mírame, ¿ves algo de humanidad en mis ojos? - dijo quitándose las gafas de sol.

No sabía exactamente lo que responder, así que dije lo primero que se me vino a la cabeza.

-Tiene un gran corazón, Conway.Por algo arriesga su vida por los demás, y que se rinda de esa manera me duele.

Puse mi mano en su hombro- no pierda la esperanza, le ayudaré en lo que pueda.

El superintendente se puso de nuevo sus gafas de sol. Acto seguido agarró mi mano.

-Mira, le importas mucho a Volkov y no dejaré que te metas en esto para que te maten- soltó mi mano.

Me alagaba saber que le importaba a Volkov, pero no sabía si eso quería decir que no le importaba a él, aunque me había salvado hacía unos 15 minutos.

El superintendente volvió a poner el coche en marcha y nos dirigimos a comisaría.

Conway conocía bastante bien las calles, era como el jefe de la ciudad, así que esto nos permitió evitar bastante parte del tráfico. En unos 10 minutos ya habíamos llegado a nuestro destino.

El superintendente aparcó el coche en el parking para policías y bajamos del coche. Yo seguí de cerca a Conway hasta entrar a comisaría.

En la entrada había bastante gente, como siempre. En la ciudad había mucha delincuencia. Dos hombres salieron de la multitud.

-¡Papu! Nos hemos enterado de lo que pasó ayer- dijo un hombre que me resultaba conocido.

-Joder, que queréis- eran Gustabo y Horacio.

El mote que le habían puesto me resultó bastante gracioso y no pude evitar reírme.

-¿Cómo le han llamado? - dije riendo y mirando al superintendente.

Pareció incomodarle un poco que hubiera escuchado ese apodo.

-Hmm... cállate- dijo Conway- venid conmigo.

Los dos hombres y yo seguimos al superintendente.

-Así que eres amiga del superindigente- dijo Horacio en un tono bastante bajo para que no nos escuchara el nombrado.

-¿Superindigente?Joder, eres un puto genio - solté una carcajada.

Al principio les tenía un poco de asco, ya que me habían usado de rehén, pero poco a poco me iban cayendo bien.

El superintendente se paró frente a su despacho y abrió la puerta.

-Venga- hizo un gesto para que entráramos.

Entré detrás de Gustabo y Horacio, y después de mí entró el superintendente.

De repente, paré en seco, ahí estaba Volkov.

Comisario Volkov X Lectora (CNP's Babygirl) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora