H A N S [SAYM#1] ✔️

Capítulo 8

Desconocido.

De noche, siempre que cae la oscuridad, yo la observo, la observo ponerse su pijama, lavarse los dientes y como le cuesta dormir, exactamente media hora después de acostarse, se duerme, se levanta muy de temprano para ir al instituto. La veo salir todos los días ala misma hora. 7:00 am.

Siempre observo alas personas nuevas de este pueblo, pero ella me ha llamado la atención más de lo que debería.

Iba a dejar que estuviera en este pueblo tranquila con su madre, pero la muy estúpida se quiere creer una investigadora. ¿Por qué meterse en lo que no le llaman? He notado que quiere buscar al "asesino".

Jamás se dará cuenta de quien soy, jamás sabrá quien es el que verdaderamente mató a Lilith, jamás. Bueno..., ese tema es especial y aparte, por razones que no mencionaré.

Todavía me faltan cuerpos ala cuenta. Son siete en total. ¿Querrá ella ser una de ellas? Huy, huy, no lo sé.

Ella no sabe de mí, no sabe de mi existencia, a veces la veo en el instituto sola, o investigando cualquier cosa; no tiene amigos, solo esa tal Francisca. ¿Y si la uno a la lista de mis cadáveres? Quizás así deja de meter las narices donde no la llaman. Es una muy muy buena idea, punto para mí.

He dejado al descubierto a Jared, y no porque yo quise, sino porque que le pedí de favor que fuera a traer unos papeles que había dejado en esa casa y pum, todo se dio de un solo tiro. La misteriosa Adeline lo encontró ahí, desconfía de él, y él está temeroso de que lo culpen, mi plan no puede ir mejor. Vamos a ver que sucede mas adelante, quien dice y tenga más puntos a mi favor.

Camino por las calles oscuras del pueblo Goreme, y observo todas las casas apagadas, claro deben estar durmiendo, pero hay una que no está apagada del todo.

La casa de Francisca.

Genial.

Hay que ir a darle una pequeña visita.

Me subo a un árbol que da directo con su ventana, cuando la visualizo me encuentro con que esta haciendo su mierdera tarea, y en realidad; no es que me importe, pero... ¿acaso no duerme? Bueno al punto, es hora de darle al pueblo mas sazón como hace unos años.

Toco la ventana y ella si gira bruscamente hacia mí, me mira asustada y temerosa.

Exactamente como deseaba que me observara.

—Tú... ¿Qué haces aquí?—pregunta con un poco de miedo.

Le hago un mohín de que me espere con la mano y me adentro en su habitación, es la de la típica chica estudiante.

Aburrido, aburrido.

—Venir a visitarte. ¿No puedo?—le respondo finalmente y ella se tensa.

—Vete, o le diré a mamá que suba o que le hable ala policía. —dice con voz temblorosa.

Oh, la niña tiene miedo.
Pues que bien que tengas, cariño.

—Muy tarde, ya que me gusta tu casa, pero más me gusta otra cosa ¿sabias?—le digo chasqueando la lengua y sonriendo—. Me gusta más la sangre y el dolor de la gente.

Dicho eso sus ojos se abren como platos.

Una lagrima rueda por su mejilla mientras dice mi nombre temerosamente.

—No llores, chiquita, estoy para ti. —le digo alargando mi mano para quitarle la lagrima que cae por su mejilla—. Voy a ser lo último que veas, y seguro lo mejor que veraz.