Capítulo 3

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Rosario Acevedo

14 Noviembre 2023 - Presente

4:18 am

Me despierto agitada con pesadez en el pecho y algunas gotas de sudor corriendo a lo largo de mi rostro. Se que estaba teniendo una pesadilla, solo que no recuerdo que pasaba. Mi respiración tanto agitada como entrecortada resuena en toda la habitación.

Me siento, apoyada en mis brazos para intentar recuperar el aliento. Miro a mi alrededor. El brazo de Luna reposa sobre mi regazo, al dormir ella se ve tan tranquila que se vuelve algo verdaderamente hermoso a la vista. Eso logró aligerar un poco mi respiración.

—¿Pesadillas? —Joel susurro para no despertar a nadie. Me sorprendió un poco que estuviera despierto.

—Si. —Dije sincera. Confío mucho en él. —¿Y tu?

—No, insomnio. —Me mostró una sonrisa débil.

Me quedo mirándolo por un momento, lucia realmente cansado.

—Perdón por preguntar, pero ¿Porque no puedes dormir? —Lo miré, interrogante.

—Yo... —Se quedó pensando un momento. —Yo no lo se. —Una destello nostálgico y confundido salió de su mirada.

Me levanto cuidadosamente, dejando el brazo de Luna sobre mi almohada, para acercarme al colchón de Joel y luego sentarme en el.

—¿Puedo? —Señalé la almohada que estaba junto a la suya.

—Por supuesto.

Recosté mi cabeza en la almohada y lo mire a los ojos, sus ojos color café oscuro que hacian un juego perfecto con su cabello negro. Él me proporciona tranquilidad, siempre lo ha hecho. Es uno de mis mejores amigos, lo conozco hace seis años.

—Lo extraño. —Confesé en un murmuró sin dejar de ver sus ojos.

—¿Que específicamente? —Me miró confundido.

—Todo. Todo... —Vinieron a mi cabeza un sin fin de recuerdos y mis ojos se inundaron en un segundo. Joel me estrecho contra su pecho con fuerza. Sentí su olor invadirme y su respiración en mi oreja, eso relajó vagamente mi llanto. De alguna manera él me calmaba.

—Shh... Tranquila. —Susurró y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Acaricia mi cabeza suavemente para reconfortarme.

Cerré mis ojos y en un segundo mis lágrimas cesaron, sentí los fríos dedos de Joel pasar por mis mejillas para secar mis lágrimas.

—Esta bien... Llorar esta bien. —Apartó mi rostro de su pecho y me obligó a mirarlo, sus ojos están cristalizados. Tiene una sonrisa triste, pero reconfortante al mismo tiempo. Siempre me pregunté cómo hacía para mezclar sus expresiónes de esta manera.

—¿Será mala idea desayunar tan temprano? —Seque las pocas lágrimas que aún corrían por mi rostro.

Él amplio su sonrisa. —No lo creo.—Solté una risita ante su respuesta.

Me aferré con fuerza a su torso, refugiándo mi cabeza en él. —Gracias.

—¿Porqué? —Preguntó mientras ponía suavemente su mano en mi cabeza.

Aflicción y ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora