Ventisca

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Diálogo:

— Mira soldado Uzumaki, he bebido mucha más cerveza, he meado sangre, he tenido más polvos que tú y ¡tengo más huevos! Que todos en el pelotón. ¡NO ME IMPRESIONAS, Uzumaki! ¡Así qué!... ¡AL PISO Y DAME 20! — Habla normal.

— "Te quejas de mi mago, y pasas llevando tu caballero al frente, solo, a cada rato. Entonces haré que mi druida use enjaulamiento de la madre naturaleza para enterrar a tu caballero por 2 turnos. ¡Muajaja, tiembla ante mi poder Darkness!" — Pensando.

Kazuma, Kazuma. ¿Sorprendido de que un niño tenga abdominales y tú no? Pfffft ja ja ja ja ja, ¿pobre de ti? — Habla enojado.

— "¡Kimy Il-Sang es un cabrón, le voy a dar por culo al m*ric*n!" — Pensamiento enojado.

El ninja que quería ser un héroe.

Naruto miraba el techo de su cuarto, ayer recién estafaron a aquel chico, pero él no reclamó. Aunque lo volvieron a ver más tarde. Pasó, debajo del radar, algo menos de lo que preocuparse... no como lo que le contó Luna. Maldita sea, aún lo recordaba perfectamente. Un general del rey demonio se asentó cerca del pueblo. Esto generaría que los ingresos de misiones, o bienes de otros lugares, se mermaran. Era algo que afectará a cientos en el pueblo, por eso llegaron a él.

Naruto era el chico perfecto para sacar más información. Los 2 informantes que tenía el gremio de Axel, están desaparecidos; se presume su muerte a manos del general del rey demonio, aunque la gente piensa que solo fue una misión que salió mal. Con calma, Naruto miró su brazo derecho. Aún recuerda cómo lo perdió, su memoria aún era muy fresca. Maldijo mentalmente a ese tipo, y masculló algo ininteligible.

Dejando eso de lado, ya era hora y Naruto lo sabía. Dentro de poco debía levantarse y avisar que hoy, y probablemente los siguientes días, saldría del pueblo. Su misión era tan secreta, que ni Kurumi sabía.

— Hasta este mundo tiene sus problemas... soy un poco ingenuo. — Se dijo el Uzumaki para sí mismo, dándose la vuelta y mirando a la ventana. El sol estaba saliendo apenas y comenzaba a calentar, sus primeros rayos entraron por la ventana del rubio, golpeando así su cara con delicadeza. Él no gruñó, ni se molestó, solo le levantó.

Nuestro héroe se dirigió a su armario, en este preciso instante vestía solo una camisa blanca sin mangas y una pantaloneta negra. Abrió el armario de ropa y tomó la primera camisa que vio, lo mismo hizo con el pantalón y los zapatos y calcetines. Al final su conjunto era, una camisa negra de manga larga, un pantalón de tácticos color negro y unas zapatillas de color negro. Encima llevaba un suéter negro, ya que, por recomendación de Luna, la temporada fría iba a empezar dentro de poco.

Él podría ir de color naranja como le gustaría, pero no daría una buena imagen a sus jefes que confían plenamente en él. Como tal, debe mostrar que es de fiar y con normalidad salió del cuarto y se dirigió a la habitación de Megumin. Pudieron pasar unos 30 segundos que caminó hasta llegar a la puerta de la chica. Naruto tocó dos veces de manera suave.

— Weee... — Naruto escuchó como murmuró la chica, era obvio que seguía dormida, así que tocó otra vez más y él dice.

— Megumin. — Habló Naruto con calma.

— Pasa... — Solo pudo atinar a responder la chica con mucho cansancio, aún no era consciente de la situación. Naruto abrió la puerta y ahí estaba Megumin. Su pelo estaba desordenado y su pijama algo arrugado. La almohada de la chica tenía un poco de baba, de la cual aún colgaba sobre la barbilla de la chica.

— Megumin. — Dijo Naruto sin tomarle importancia a todos esos detalles. En ese momento, Megumin abrió los ojos un tanto más y lo vio... ahí estaba Naruto. Cerró los ojos una vez más, y luego los abrió, no era un sueño. La chica se dio cuenta que cometió un error y quería gritar... pero no lo hizo, mantuvo la calma.

El ninja que quería ser un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora