Drunken Nigth

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'+16 (probablemente), lenguaje vulgar (leve)'

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— ¡Lucas... bienvenido!

Exclamó con alegría la rubia, mientras cerraba la puerta de su departamento tras de ella. El nombrado, por el contrario, había entrado a la vivienda con el ceño fruncido y las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Se veía molesto. Estaba molesto. De muy mal humor.

Y todo por culpa de una llamada que recibió de una chica ebria pidiéndole que vaya hasta su casa porque lo "necesitaba".

"Estaba muy cómodo en mi cama... Estúpida Athanasia que se embriaga a las dos de la mañana"

— ¿Estuviste bebiendo? — preguntó, frotándose los ojos. Con el sueño que llevaba, ni siquiera había recordado que la rubia ya se encontraba en estado de ebriedad.

— Solo... Un par... De botellas — respondió soltando unas risas, Lucas suspiró.

— No deberías beber, Athanasia — regaño — Si tu padre se entera de esto, será el fin para ambos...

"Y más para mí"

Pensó, sentándose en el cómodo sofá de la rubia. Observó el frente, notando las pocas botellas vacías de vino dispersas por la mesita de estar y el piso. Negó con la cabeza.

— Es increíble que hayas bebido tres botellas de vino tu sola... — comentó, recordando las pocas veces que la rubia bebía. A la de ojos como gemas no le gustaba hacerlo.

— ¿Acaso quieres un poco? — preguntó, ofreciendo con una gran sonrisa una copa con el contenido de la cuarta botella.

Lucas río, aceptando lo que su amiga le ofrecía.

— ¿Y por qué estamos bebiendo?

Sin darse cuenta, Athy borro su sonrisa y luego frunció el ceño; — ¡Estamos bebiendo porque yo... yo... yo ya no soporto verte con esa zorra!

La cara del pelinegro se volvió un poema por completo. Ladeó la cabeza, sin comprender de quién hablaba Athanasia. Entrecerró sus ojos, tratando de encontrar a una persona que hubiera pasado tiempo con él.

De repente, como si de una iluminación se tratase, el rostro de una chica castaña y de ojos verdes apareció en su cabeza.

— ¿Acaso hablas de Helena Elaine? ¿La chica molesta de los lirios?

— ¡Sí! ¡Esa misma zorra! — asintió con una mueca — ¿Qué se cree? ¡Se acerca a ti como si nada! ¡Incluso te agarra del brazo! ¿Por qué mierda se lo permites, Lucas?

El nombrado se sorprendió. En su memoria, Athy nunca antes había insultado a alguien que decía que le agradaba. Pero ahora no paraba de maldecir e insultar a su compañera de trabajo, hasta había dejado de arrastrar las palabras solo por ella.

Nuestra Historia  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora