— Ya lo tengo to- ¿Conway? – la sorpresa que se llevó la joven al salir de la tienda y no encontrar al mayor por ningún lado, empezó a dar vueltas alarmada por encontrarle hasta que lo vio salir de una tienda oscura y con luces neón.
— ¿Qué coño estás haciendo? – la rueda voz del azabache llegó a los oídos de la menor dándose la vuelta con rapidez.
— ¿¡Donde cojones estabas?! – se acercó con el ceño fruncido.
— A ti te lo voy a decir – chasqueó la lengua viendo a la menor hacer un círculo en sus sienes.
— Mira, me da igual. . . Vamonos ya anda – dijo antes de darse la vuelta y caminar hacia la puerta de una forma recta.
— ¿Te llevo a tu casa? – preguntó metiendo su bolsa negra y lila y la transparente de la chica.
— No, tengo que ir a comprar comida. – le dijo mientas se movía el pelo de un lado a otro.
Un silencio frío les invadió a ambos mientras que cada uno estaba perdido tanto en la carretera como en el paisaje.
— ¿Qué has comprado? – rompió ese silencio la misma de siempre.
— Unas cosas que tenía que comprar para hacer algo – le contestó pasando sus largos dedos por el volante.
— ¿Qué tienes que hacer? – no tenía nada mejor que hacer que preguntar e incordiar al azabache.
— ¿A ti qué te importa?
— ¿en un regalo para mí? – dijo con falsa ilusión mirándole con una sonrisa.
— Si lo quieres considerar así – la joven se quedó mirándole seriamente y en un rápido movimiento tenía medio cuerpo colándose por el hueco de los dos asientos para coger la bolsa.
— ¿¡Qué coño estás haciendo?! – exclamó agarrandola de la camiseta mientras que con la otra mano intentaba estabilizar el vehículo.
Después de muchos forcejeos la jóven volvió a su asiento con la bolsa sobre su regazo.
— Ni de coña – dijo antes de arrebatarselo y ponerlo entre sus piernas las cuales estaban ocupadas pisando los pedales.
— ¿¡Por qué no puedo verlo?! – exclamó con rabia.
— Pues porque no – le respondió, pero antes de que la joven pusiera otra pega esta le miró con una pequeña sonrisa y se acercó un poco a él. Pasó su mano por su muslo derecho que era el que tenía más cerca mientras se apoyaba en su hombro.
— Venga Conway. . . No sea así. . .– murmuró mientras que su mano jugaba cada vez más y más cerca de su entre pierna.
— Haz el favor de comportarte que estoy conduciendo – le apartó la mano antes de que hiciera nada. La menor enfadada se cruzó de brazos enfadada en su asiento.
— Viejo – susurró antes de que ese silencio volviera a invadir les.
Tras unos minutos la joven volvió a hablar.
— Te acabas de pasar mi casa – dijo señalando el camino a su hogar.
— Anda, no me jodas – dijo con ironía.
— ¿A dónde coño me llevas, burro? – le devolvió las malas palabras.
— Vi la nevera. . . – musitó más calmado.
— ¿Y? – respondió sin querer hablar, hacía que no compraba unas semanas por que el trabajo le comía el tiempo.
— Son las 10 ¿dónde piensas comprar? ¿En el striptease de la esquina? – elevó el tono en la última pregunta.
— ¡Y yo que coño se! ¡Mañana tengo que trabajar dos turnos, coño! – terminó con un gruñido antes de cruzarse de brazos y resbalarse un poco sobre el asiento.
— ¡Pues coño! ¡Por eso vamos a mi casa a cenar! – Terminó de gritar él, no quería decirlo pero con los gritos y los cabreos se le escapó. Ambos se quedaron en silencio y la jóven se avergüenzo por los gritos y malas palabras.
El caminó terminó en silencio y al llegar a la casa del azabache ambos se bajaron del coche. El mayor con la cabeza alta y sin remordimientos y la jóven cabiz baja. Ambos cogieron las bolsas y caminaron hacia la puerta, mientras que el oji-negro metía la llave en la puerta la menor le agarró de la camisa haciendo que dejara de hacer su movimiento.
— Oye – susurró mirando su gran espalda desde atrás. — Disculpa por los gritos. . . – apoyó su frente en la espalda.
No se habló más y el azabache dejó que la menor entrara primero mientras le tocaba la cabeza, no había dicho nada pero con ese acto ya sabía que la había disculpado y ella a él.
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¿Nunca se han fijado en que no digo el nombre de la protagonista?
~ J
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❍領袖┆ 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐁𝐮𝐲 𝐌𝐞 𝐀 𝐍𝐨𝐫𝐭𝐡 𝐊𝐨𝐫𝐞𝐚.
FanfictionLa única fémina en el cuerpo de policía era la segunda mano del súper intendente Jack Conway el cual por muy fuerte que la gente cree que era no podía resistirse a las curvas de su compañera de trabajo la cual calló en el mismo agujero. ©Mika. P/eph...
