Семь

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La inquietud se notaba en el cuerpo de la menor, estaba hecha una pequeña bola mientras sus piernas se frotaba entre sí. El azabache caminaba a paso lento por la habitación alrededor de ella mientras la observaba, entre caminatas y miradas a su cuerpo abrió la bolsa neón sacando unas esposas aterciopeladas, se acercó a ella y con suavidad le levantó el mentón.

— Dame tus manos – la menor obedeció y le dio sus manos juntando las muñecas, este las puso en el centro de las esposas, las apretó un poco pero el tacto seguía siendo suave y mullido.

— ¿qué es esto? – murmuró mientras seguía frotando sus piernas entre si.

— Para que no escapes – susurró con aquella voz que tanto le hacía enrojecer a la menor.

El mayor se levantó y volvió a sacar un artilugio de la bolsa, se acercó a ella y le agarró de la mejilla mientras pasaba su pulgar por los labios de la menor.

— Tus labios son tan suaves. . . – su dedo se coló entre sus dientes apretando su lengua. — Chupa – ordenó, la joven obedeció encontrándose abrumada. Poco a poco introdució dos dedos en su cavidad bucal y al sacarlos se encontró un hilo de saliva. La echó hacia atrás suavemente poniéndose él a horcajadas.

Le levantó las manos y le quitó con lentitud la camisa, la menor al sentir sus dedos no pudo evitar arquear su espalda, al separarse la meno del mayor pasó su mano por su muslo hasta colarse por debajo de su falda y abrirle las piernas de golpe haciendo que la chica soltara un pequeño grito. En la otra mano tenía unas bolas de metal.

Al terminar se sentó en la cama.

— siéntate en mi regazo. – le dijo viendo mientras se enderezaba.

— ¿Q-qué me has metido? – preguntó con un tartamudeo mientras giraba la cabeza al lugar proveniente de la voz.

— Sientate – dijo de una forma más ruda, la menor obedeció y se sentó con las rodillas alrededor de la cadera.

El mayor empezó a besar su cuello mientras que la menor se arqueada ante la calidez de su lengua.

— ¿Quieres probar el nuevo invento? – preguntó sobre su oído mientras asentía con cuidado. Después de un "click" la menor empezó a sentir una vibración en su zona íntima que la hizo empezar a temblar aferrándose a los hombros de él.

— ¿Qué te parece? – murmuró agarrando con fuerza sus muslos mientras mordía una de las correas del sostén.

— J-jack ¿qué es e-esto? – murmuraba entre tambaleos.

— Shhh. . . – la mandó callar mientras besaba su boca.

Y la noche pasó en tres juegos, toqueteos, suspiros y algún gruñido de parte del azabache.

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Me gustaría haberlo seguido más pero no sabía cómo hacerlo ;-;

❍領袖┆ 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐁𝐮𝐲 𝐌𝐞 𝐀 𝐍𝐨𝐫𝐭𝐡 𝐊𝐨𝐫𝐞𝐚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora