⇝R U Mine?

157 14 44
                                    

El primer día del primer tour de la banda. Patrick estaba aterrorizado. Era la primera vez que pasaría tanto tiempo lejos de su casa, lejos de su familia... y con cada minuto que pasaba, se arrepentía cada vez más de haber aceptado. Era una locura.

El frío en la van era casi insoportable, Patrick tuvo que cubrirse hasta las orejas con capas y capas de abrigos que había traído consigo para el resto de la semana, ya que la calefacción tenía problemas, por lo que además, todos estaban de mal humor. 

Joe intentaba aligerar el ambiente con bromas y eligiendo la música, pero Patrick no estaba con ganas de socializar esa vez, por lo que se había encerrado en el rincón donde estaba su cama y había cerrado las cortinas, esperando con eso dejar un claro mensaje, pero obviamente, Pete Wentz lo ignoró por completo. 

— ¿Pasa algo, Rick?

Patrick gruñó y se sacó un lado de los auriculares, Pete no captó el mal humor y tomó asiento junto a él.

— ¿Qué haces?

—Hace frío.

—Tienes tu propia cama.

—Mi cama no tiene un Patrick—hizo un puchero, él rió por lo bajo y rodó los ojos—. ¿Puedo?

—Cómo si necesitaras pedir permiso—se burló. En lo más profundo de su subconsciente, sabía que no podía decir que no a Pete, nunca fue bueno haciéndolo y más ahora cuando se dio cuenta que sentía cosas por él.

Se sentía estúpido, ya no era un niño de primaria como para andar teniendo crushes así, mucho menos con alguien que lo consideraba su mejor amigo. Dolía, porque no tenía idea si sus sentimientos alguna vez serían correspondidos, ya que Pete Wentz era un maldito misterio. 

Es decir, no totalmente, pero Patrick sabía que era imposible tener una relación más allá de la fraternal. Una mezcla de sus propias inseguridades y de que Pete nunca iba más allá de besos en su cuello mientras tocaban, abrazos que duraban eternidades y declaraciones de amor que eran sólo bromas que hacían que el corazón de Patrick perdiera el ritmo. Estupideces que no tenían significado.

Pete se acostó junto a él, mentón colocado sobre el hueco entre su cuello y su hombro. 

Su rostro se calentó, como de costumbre, su respiración se cortó y sabía que los latidos de su corazón estaban siendo un escándalo. Su primera reacción fue tensarse, lo que Pete notó al instante.

— ¿Patrick? ¿Te estoy molestando?—preguntó preocupado, él se mordió el interior de la mejilla, cruzándose mentalmente de dedos para no sonar tan poco convincente. 

— ¿Tú? ¿Por qué?—el sarcasmo rodó de su lengua antes de detenerlo, Pete entonces se alejó un poco para darle espacio—. No, en serio no me molestas, hace frío—balbuceó rápido, esperando que Pete entendiera la indirecta tácita y volviera a abrazarlo. 

Hoy al parecer estaba de suerte, porque no tuvo que esperar demasiado antes de sentir los cálidos brazos de Pete rodeándolo otra vez. El mal humor estaba dicipándose, al igual que el frío, tan sólo quedaban los nervios y la ansiedad de tener el mundo entero sobre sus hombros. 

— ¿Emocionado por lo de esta noche?—preguntó, Patrick tragó saliva.

—Tengo miedo—confesó—. Es la primera vez que tocamos fuera de Wilmette. 

—Todo saldrá bien—aseguró, voz suave y aterciopelada—. ¿Aún tienes tu gorra de la suerte?

Patrick sonrió con cariño. Esa estúpida gorra que Pete le había obsequiado antes del primer show de la banda, cuando casi se desmayaba del pánico y sentía que todo iba a salir mal. Por supuesto, varias cosas salieron mal, pero Pete se había mantenido siempre a su lado, incluso cuando su voz se quebraba por momentos y la parálisis lo había hecho olvidar los versos de un par de canciones, animándolo a continuar.

𝙿𝚎𝚝𝚎𝚛𝚒𝚌𝚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora