Obviamente a Yoongi no le parecía la idea. Se oponía por completo a tener un niñero las veinticuatro horas del día cuidando de él. Él ya iba a cumplir su mayoría de edad, ya iba a ser rey, ya sabía defenderse... No se hizo esa maldita cicatriz practicando defensa personal por nada.
Sin embargo, ahí estaba ahora, recostado en sus aposentos, mirando como una figura masculina ajena a él le hacía guardia parado junto a su cama. Aún estaba con el sueño encima, pero podía distinguir que aquel muchacho a su lado era alto, de piel morena y tenía un aura angelical. Por un minuto pensó en no fiarse de su apariencia a niño bueno. «puede ser un traidor» le dijo su subconsciente, pero Yoongi calló esa vocecita rápido para poder descansar unos minutos más antes de que lo despertarán los sirvientes a mandato de su padre para comenzar con las labores reales. De todas formas, si ese tal "Kim Taehyung" era un traidor ya lo hubiera intentado matar hace más de media hora.
- Su Alteza, es hora de comenzar el día.- esas palabras eran simplemente música para los oídos del príncipe.-notese el sarcasmo- y como siempre, las pronunció aquel hombre que era el encargado predilecto por el soberano, padre de Yoongi.
El príncipe se sentó en su cama con los ojos entrecerrados, se revolvió el cabello rascándose la cabeza, como todos los días al despertar, un poco confundido observó a aquel sirviente que le daba los "buenos días". Intento con sus más grandes fuerzas ignorar la curiosidad que sentía sobre su guardaespaldas a base de mentiras como "no me interesa" "lo perderé de vista" y cosas así con las que se engañaba a si mismo, pero no sabía que aquel guerrero tenía una perseverancia e insistencia increíble. Eso sería una sorpresa, Yoongi se daría cuenta con el pasar de las horas que no sería fácil quitarse a Kim Taehyung de encima.
Vaya, ni siquiera le había visto el rostro, pero ya lo odiaba por el simple hecho de que sería su "niñero" sin descansos.
El heredero al levantarse de su cama camino somnoliento hasta un lugar de su habitación donde había un gran espejo, y abajo en el tocador sus sirvientes le trajeron, como todos los días, agua en una fuente para que pudiera lavar su rostro por las mañanas. Todo bajo la atenta mirada de su única compañía, ese soldado.
— ¿Podrías dejar de mirarme? Por favor.— pidió el chico pálido. La verdad, aquella pregunta tomó por sorpresa a Kim, que se esperaba algo más autoritario del príncipe. De todas maneras, a pesar de ser una petición y no una orden, desvío la mirada a un punto fijo frente a él, y perdió su vista ahí.— gracias...
Al soldado le pareció bastante raro que alguien de un cargo más alto que él lo tratara con tanta... ¿cortesia? No, más bien, le llamaba la atención que el heredero fuera un hombre que tuviera el mínimo de respeto por las demás personas, y no un déspota a causa de su título de realeza. Bueno, al menos eso aparentaba hasta ahora para Taehyung.
Estaban esos pensamientos rondando su mente para distraerse de girar su vista, pero se dio cuenta de que estaba juzgando a quien no debía, terminó recordándose a si mismo sus ideales.
«Tu deber aquí es proteger al príncipe, darle tu lealtad, y si es necesario entregar tu vida por la suya... Tu padre y el rey confían en ti, no los puedes decepcionar»
Suspiró luego de lanzarse a si mismo un sermón mental, para no olvidar las razones por las que estaba ahí.
— así que, Kim Taehyung...— escuchó la voz ronca del de piel pálida, y no pudo evitar sentir nervios. Era el príncipe, el heredero del reino... No podía no sentir nervios al ser llamado por aquel hombre tan importante.
— ¿S-si, Alteza?— demonios, hubiera deseado sonar más confiado, tal vez esa voz temblorosa que salió de él le daría mala espina al príncipe, quizás piense que no sonó lo suficientemente protector o fuerte como para cuidar de él. Simplemente ¡rayos!
Yoongi seguía haciendo cosas, al parecer buscaba sus ropas de seda y otros materiales caros que Taehyung ni se podía imaginar el precio.— te tengo una propuesta...— soltó de inmediato lo que tenía en su mente el príncipe, no se iba con rodeos.
—¿propuesta?— el soldado estaba desconcertado, más no dejo de mirar su punto fijo.
— mira, ambos sabemos que estar contigo e ir contigo a todas partes y a todas horas será incómodo, y yo no te necesito, se muy bien defenderme sólo...— Yoongi hizo una pausa para observar la reacción de su compañía, mas no hubo reacción alguna.— pero también se que tú no puedes renunciar a este puesto, así que te propongo que me dejes mi espacio y yo te recompensare...— en ese momento, el príncipe se acercó a aquel chico de piel morena y tomó una de sus manos para dejar en ella una bolsita con monedas de oro.— piensalo, ganas dinero sin hacer nada... ¡Que buena vida tendrías!
Así es, el príncipe estaba sobornando a su guardaespaldas. En ese momento Taehyung dejo de ver a Yoongi como lo vio al principio, y todas sus buenas expectativas de él se fueron por el caño.
« No, Taehyung, es el heredero, lo debes respetar, no puedes pensar cosas malas de él... La traición empieza por la mente.» Pensó. No quería ceder ante sus ganas de empujar al príncipe y gritarle cosas como "¡¿por quien me tomas?! ¡no puedes comprar mi lealtad!" Sonaba exagerado, pero por unos segundos su lado más descontrolado quiso salir por tan poco.
— Lamento tener que declinar su propuesta, Alteza... Pero mi lealtad hacia el rey y hacia usted no se venden, debe entender que yo estoy aquí por su bien.— en parte sí era que le tenía una gran lealtad al rey, inculcada por su padre, fiel consejero del soberano, pero en el fondo, la real razón por la cual no acepto la oferta fue porque no quería decepcionar a su padre. Aquel hombre que le había dado todo, ahora le había conseguido un buen trabajo, y lo único que necesitaba Kim Taehyung era demostrarle que era digno de llevar ese apellido.
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Espero que les guste y dejen su apoyo uwu
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The Scar «Taegi/Yoontae»
FanficHace mucho tiempo atrás, vivía Min Yoongi, un rey con una cicatriz, a pesar de que las personas con cicatrices en el rostro no pudieran ser reyes, además, esa no era su única cicatriz...y gracias a esas cicatrices los enemigos lo rodeaban. Oh... per...