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—¡Estoy bien!— dio a saber el príncipe en cuanto Taehyung llegó a su lado para ayudar a levantarlo.

Ya parado intentó, se pasó sus manos por la tela de su ropa para limpiarla de la tierra y el polvo con el que quedó, y, en un intento de caminar para seguir con su camino al palacio, su pie se le dobló.

— ¡Auch!— se quejó Yoongi, logrando que el moreno notará su pie doblado y su incapacidad para caminar cómodamente.

— venga, lo llevaré...— se ofreció Taehyung agachandose para que el príncipe se suba a su espalda, mas este se negó, y siguió caminando.

— puedo solo, no te preocupes...— Yoongi intento en vano continuar su camino, pues los brazos del soldado lo sostuvieron y cargaron al estilo princesa.

[...]

YoungMi iba llegando a su humilde casa, cuando se dio cuenta de que habían dos hombres misteriosos fuera de ella, con brillantes armaduras que brillaban por el color del atardecer.

Cuando se acercó a la puerta, ambos interpusieron sus espadas en la puerta, dejando perpleja a la chiquilla.— Identifíquese — habló uno de los dos hombres musculosos con voz ronca y fría.

—¿Identifíquese? ¡Esta es mi casa! Yo debería pedirles a ustedes que se "identifiquen"— inquirió confusa la chica, intentando hacer comillas con los dedos en la última palabra, a pesar de tener una canasta con mercadería en una de sus manos.

— oh, ¡Lo lamentamos! — se disculpó uno de los soldados, dejándola pasar.

YoungMi estaba confundida, y lo único que sabía era que estaba pasando algo importante. Entró con cautela a la casa, pero a pesar del silencio que hizo al llegar adentro, todas las miradas se posaron en ella. La de su padre, la de su hermano y la del rey...

«¡¿El rey?!» gritó mentalmente la pelinegra mientras abría sus ojos en grande. Dejó su canasta a un lado y arregló su vestido rápidamente, para luego hacer una reverencia.

— ¿Es usted YoungMi?— el rey, que estaba sentado en la humilde  mesa en la que siempre comía la familia Kim, dejó el té que le habían servido de lado, para ponerse de pie y hacer también una reverencia levemente más arriba.

La chica asintió.— Si, su majestad.— fue lo único que supo decir, estaba sorprendida ante tal visita en su pequeña fachada.

El rey sonrió intentando ocultar una risa por el rostro extrañado de la chica frente a él.— seguro te preguntarás que hago aquí...— habló, solemne frente a sus súbditos. YoungMi asintió, cohibida.— Bueno, como sabrás mi hijo, el príncipe, está buscando una esposa— el anciano rey hizo una pausa para ve la mirada intrigada de la pelinegra, soltó una risilla y continuó.— vine hasta aquí para pedirle a tu padre, y a ti, por supuesto, si quieres ir a una cita con mi hijo...— finalizó, dejando a la chica con la boca abierta de sorpresa.

— ¡Claro que irá!— exclamó el hermano mayor con una sonrisa de orgullo. Su padre y el rey lo observaron de inmediato, asombrados por su grito, el bajo la cabeza avergonzado.— digo... Si ella quiere.— se corrigió.

— ¿Que dices, hija?— el anciano padre se dirigió a YoungMi, dándole una mirada cariñosa, como diciéndole que no la obligaba a nada.

YoungMi no tuvo nada que pensar. Era su plan de vida desde que entendió que jamás podría tener un amor correspondido, así que se disponía a disfrutar su vida y a casarse con un buen hombre, y que mejor que el príncipe.

— Sí, acepto la propuesta.— sonrió la pelinegra alegrando a todo el salón.

— Me alegra oír eso.— una sonrisa gigante se dibujo en el rostro del rey.

The Scar «Taegi/Yoontae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora