✴ 1 ✴

135 16 4
                                    

Dos seres se encontraban ahí bajo una lluvia de flores de cerezo bailando, amándose con anheló, amor y pasión y el sonido sutil de una melodía acompañaba el encuentro. Pero luego todo se volvía blanco y negro, mezclándose entre sí para devorar sus gritos, quedando al final de todo, una lluvia de ligeras plumas de color blanco y negro. Ambos lo habían decidido por bien de él.

Aquello era tan sofocante para sus oídos y ojos que lograron estremecer su cuerpo hasta el punto de querer salir de ahí. Logrando finalmente despertar y no sentir aquel amor y dolor al mismo tiempo. Se acomodó cerca de la ventana y se quedó contemplando el paisaje, al final el sueño se le había ido. Luego de una hora o más tal vez, su cuerpo cayó dormido nuevamente.

La alarma sonó después de dos horas marcando las ocho de la mañana. Abrió los ojos y con sueño se levantó para entrar al baño y tomar una ducha fría para alejar el sueño. Unos minutos después salió con la toalla enredada en la cadera y siguió a su guardarropa para buscar su ropa que se pondría.

Una vez acomodado su cabello a la perfección y colocarse loción, bajo para tomar su desayuno. Sus Appas tal vez ya se habrían ido al trabajó como cada mañana y él iría a la universidad, luego regresaría y escribiría algunas letras para formar su siguiente canción.

Lo que nunca espero fue encontrarse con su ...

-¿Jung Min?- pronunció, ya que no creía que él estuviera ahí.

-¿Cómo está mi príncipe?- pregunto caminando hacia él.

Saeng bajo el último escalón y corrió a sus brazos, los cuales lo estaban recibiendo abiertamente.

Min lo cargo y luego depósito un beso en su mejilla. -Parece que Saengie está feliz de verme.- dijo bajando a Saeng.

-¿Que haces aquí?- pregunto.

-Eso podemos responderlo nosotros.- sus Appas dijeron apareciendo atrás de ellos. -Porque no vamos a tomar el desayuno y ahí contestaremos a tu pregunta.- habló el Señor Heo caminando de la mano de su esposa a la cocina.

Min tomó la mano de Saeng y con la cabeza le indicó a que fueran con ellos. Él solo asintió con la cabeza y con una sonrisa en sus labios, marcando aquellos hoyuelos que le hacían ver hermoso.

Una vez tomaron asiento los cuatro, dispusieron a servir el desayuno.

-Bien. Ahora me dirán ¿Porque Jung Min está aquí?- habló llevándose un poco de fruta a la boca.

-Porque mañana mismo viajan a Seúl. El lunes a primera hora estarán registrándose en la mejor Universidad de ahí.- hablo el Señor Heo.

-¿Qué?- fue lo único que pudo decir antes de que la silla cayera haciendo un gran estruendo.

-¡Lo siento amor! Pero después de lo sucedido hace una semana con él, lo mejor será que cambies de aire.- se lamento la Sra. Heo.

Jung Min solo se quedó mirándolo, esperando todo y nada a la vez.

-Supongo que a pesar de que me oponga, no cambiara nada ¿Cierto?- dijo soltando un suspiro y cerrando los ojos. Ya sabía que llevar la contra sería perder el tiempo, además aún era menor de edad como para decidir.

-Cierto. Pero lo mejor de todo es que Jung Min estará contigo en todo momento.- dijo el Señor  Heo a la vez que tomaba su desayuno.

Saeng levantó la silla y tomó asiento nuevamente. No podía entender que el motivo por el cual lo estaban mandando a Seúl, fuera él. Lo odiaba sí, porque casi le destruía la vida y de no haber sido por Jung Min, ahora él estaría... realmente prefería no decirlo. Pero se sentía mal por Min, ya que siempre era él quien estaba ahí, cuidándolo.

FOREVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora