Rosas

159 22 2
                                    

El techo era alto pero agradable, los dibujos de la madera y los nudos de la misma se semejaban a pequeños ojos espiando la vida dentro de la habitación. La luz proveniente de la ventana era cálida y particularmente anaranjada, el cielo estaba despejado y el ambiente estaba cambiando de caluroso templado. Se podían escuchar los golpes y derrapes de las patinetas al igual que una que otra moto que pasaba. Las risas y reproches de los adolescentes traspasaban las paredes a pesar de ser de ladrillo sólido. Desde el fresco porcelanato negro de la habitación el mundo parecía algo completamente ajeno a mí. Mi mente flotaba conversando y mimetizándose con los ojos del techo mientras que mi cuerpo se derretía en el frío de las baldosas. Vi un pensamiento con los ojos de mi mente, era la posibilidad de no volver a mi cuerpo derretido en el suelo. Un sentimiento de profundo impotencia y pánico se apoderó de mi al presenciar como las uniones de las baldosas absorbían la sopa en la que mi cuerpo de había convertido. De esas uniones crecían pequeños árboles que como fruto daban cucharas y cucharones de los cuales se encontraban gotas de esa sopa de humano. Los ojos me susurraron que si quería mi cuerpo de vuelta decía comer todas las cucharas y así lo hice, gracias a eso recuperé mi forma física la cual yacía en el mismo lugar donde se había derretido. Al abrir los ojos pide ver a mi amiga arrodillada a mi lado, su rostro gritaba angustia y estaba muy pálida. La saludé moviendo la mano y a cambio de eso me abrazó gritando palabras que no podía comprender. El abrazo fue cálido y placentero, que suerte que recuperé mi cuerpo a tiempo.1

----------

Pueden imaginar el terror que corría por mi cuerpo al entrar a la habitación de Gonza y ver la siguiente escena: las luces apagadas, su amado violín tirado en el suelo y un cuerpo aparentemente inconsciente que no respondía mis llamados.
Me arrodillé a su lado y lo revisé para asegurarme que estaba todavía en este mundo. Me quedé a su lado hablándole mientras contenía las lágrimas y hasta le pedía perdón por una que otra broma de mal gusto que hice en el pasado como si eso lo fuera a traer de vuelta más rápido.
Cuando se despertó y me saludo con la mano como si nada hubiera pasado, solo pude responderle- ¡¡¡Estúpido, no me vuelvas a asustar así, casi me matas de la angustia pedazo de salame caducado!!! - grité muchos más insultos mientras lo abrazaba, aunque no creo que me haya podido escuchar ninguno. No mucho pasó antes de que se librara de mi agarre.
-Me estoy ahogando... ¿Por qué lloras? - dijo tocando su hombro húmedo por mis lágrimas.

-Es por tu culpa idiota, no me vuelvas a asustar- me sequé con la manga y me levanté del suelo- ¿Qué hiciste para terminar así?

-Mezcle pepa con algo mas que no me acuerdo bien que era- mi rostro parece haberme delatado por la pregunta que hizo a continuación- ¿Por qué te sorprendes tanto? No es la primera vez que me encontras y vos ya probaste antes.

-En primer lugar, me sorprendí porque no te estabas moviendo y no te veía respirar- cruce los brazos- y yo nunca probé pepa, solo merca como máximo y fue una sola vez.

-Y qué vez- dijo mirándome deleitado por el recuerdo.

-Ni me lo recuerdes, lo que pasó pasó y no significa nada ahora- mire a otro lado tratando de olvidar lo que había pasado anteriormente entre los dos. No me arrepentía, pero tampoco me sentía orgullosa de lo que hicimos y más cuando solo somos amigos- Como sea ¿Por qué mezclaste? ¿Hay algún evento especial?

-Estaba buscando inspiración para componer, pero sólo encontré árboles raros- él se quedó en el suelo, al parecer todavía no se sentía del todo bien.

-Si no podés escribir tu propia canción podés usar una que ya existe y modificarla, no necesitas drogas para ser creativo.

-Hipocrita...- susurro por lo bajo- ¿Como que no? Este es mi método y hay muchos artistas que hacen lo mismo.

Four Seasons/ Mystic Messenger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora