Primula

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Ray había llegado casi al final de la presentación. Al parecer no había podido salir antes porque tenía trabajo que hacer y estaba preparando lo que sea que me iba a mostrar.
Cuando subí al escenario con gonza, mi corazón estaba a punto de estallar y mi mente estaba casi en blanco, pero como un faro en el mar ver a Ray me dio la confianza necesaria para tocar la pieza sin olvidar nada. Las notas se materializaban a nuestro alrededor relatando la historia de la princesa y el jardinero. Cada sonido mostraba una nueva escena y una nueva emoción hasta que la melodía terminó dando lugar a los fervientes aplausos de los presentes.
Ambos hicimos una pequeña reverencia y bajamos del escenario. Inmediatamente guardé mi violín y fui a encontrarme con Ray quien estaba de pie cerca de la salida ya que el lugar estaba lleno.
-Camelia~

-Fantasma sepia- lo abracé fuerte- ¿qué te pareció?

-Estuvo precioso ¿cómo se llama?

-Melodía de las rosas azules ¿conoces la leyenda de esas rosas?

-Claro, es una historia hermosa - nos separamos.

-Lo es, nos inspiramos en esa historia para la melodía- sonreí- ¿qué te parece si me despido de los demás y vamos a tomar algo?

-Está bien, que sea algo caliente, está muy frío.
Ambos nos dirigimos a la sección del teatro donde los demás músicos estaban reunidos. Gonza estaba hablando con Luci y otra chica más quien al ver que me acercaba con alguien más se despidió y se fue. No tenía mala relación con la chica, pero parece que ella tiene algún problema conmigo, siempre se aleja cuando yo me acerco. Lo que es raro teniendo en cuenta que nunca hablamos.
-Emi ahí estas- dijo Gonza primero- y él es...

-Soy Ray, un placer- extendió la mano para saludar.

-Un gusto- lo saludó sonriendo y me miró- ¿dónde encontraste al principito? Tipo para saber, yo también quiero uno.

-Suena un poco despectivo si lo decís con ese tono... - lo miré con cara de "guardate cualquier comentario que arruine una primera impresión"

-Gracias a mi lo conoció- mi pequeña conversación de miradas se vio interrumpida por Luci- si no lo hubiera ido a buscar en el vivero...

-Es verdad, gracias- sonrío tímidamente Ray.

-Bueno si, gracias por eso-
Luego de una pequeña pausa continuamos hablando de otras hasta que Gonza y Luci se fueron a la casa de la tía de nuestro amigo dejándonos a Ray y a mí solos. Decidimos comprar algo caliente para tomar y caminar juntos a mi casa.
Las nubes eran tan densas que oscurecían el cielo haciendo que pareciera de noche. Lo único que sobresalía en la escena gris que creaba la ciudad con el cielo a punto de llover era la chaqueta magenta de mi amigo. De a ratos miraba en su dirección para encontrarme con sus ojos cansados y una tímida sonrisa en su rostro sonrojado por el frío.
Las luminarias de la avenida nos guiaron a un pequeño café donde pedimos dos lattes para llevar. Luego de prepararlos retomamos nuestro camino sonriendo y conversando de cosas sin importancia, como que en cualquier momento iba a largarse a llover. Como si hubiéramos predicho el futuro, empezó a llover. Las gotas empezaron pequeñas y en cuestión de no más de tres minutos el pequeño aguacero se convirtió en un diluvio. Lo tomé de la muñeca y corrimos hasta encontrar un lugar donde guarecernos de la tormenta.
El lugar donde terminamos era una pequeña glorieta en una plaza. Esta no tenía asientos, pero por suerte el techo no goteaba.
-¿Tu café sobrevivió? - pregunté mirando mi propio café al que le faltaba casi la mitad.

-Más o menos - suspiró antes de tomar del vaso

-Con permiso - mi voz fue enmascarada por el sonido de la lluvia golpeando contra el techo de la glorieta. Al no haber escuchado mi voz se sorprendió al sentir que lo abraza de lado- Es para darte un poco de calor, parecía que tenías frío.

Four Seasons/ Mystic Messenger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora