Dalia

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La idea de Gonzalo visitando Mint Eye se alojó cómodamente en mi subconsciente ralentizando mi ritmo de trabajo. Normalmente hubiera terminado de contactar a los invitados en sólo unas horas, sin embargo, me encontraba frente al monitor luego de despertar de mi pequeña siesta post elixir. Había algo en la actitud despreocupada y desvergonzada del joven que sólo hacía que sospeche más de él. Reviviendo en mi mente nuestros escasos encuentros determine que debía mantenerlo lejos de Emilia y de mi o al menos encontrar una forma de mantenerlo bajo control. La cercanía de ambos era un arma de doble. Por un lado, era positivo que camelia tenga un confidente, pero al mismo tiempo se convertía en un problema. ¿Qué tan cercanos eran? ¿Hay algún motivo oculto? ¿Qué tanto saben del otro? ¿Cuánto pesa la opinión de Gonzalo en las elecciones de Emilia?

Era más que obvio que el pelinegro no me veía en la más brillante de las luces. Me atrevería a decir, debido a sus comentarios, que estaba buscando una manera de antagonizarme y eso suponía un gran inconveniente. Hipotéticamente, si el joven encuentra una razón para convertirme en un villano- teniendo en cuenta que viene a Mint Eye encontrará una sin siquiera buscar- y platea que no soy de las mejores personas que existen ¿Cuánto pesará de su opinión a los ojos de Emilia? Con esto en mente es casi natural llegar a la conclusión de mantenerlo bajo estrecha vigencia y para lograr esta meta debía hacer que forme parte de Mint Eye. Tenía que hacer que consuma el elixir por las buenas o por las malas y de esa forma no pueda interponerse de ninguna manera.

Mi deliberación fue interrumpida por un rítmico golpeteo a mi puerta seguido por la voz de uno de los seguidores, me estaban llamando. Suspirando me levanté de mi puesto y abrí la puerta para encontrarme con alguien a quien reconocía del equipo de producción de 'Sweet Heaven' o elixir.

La idea de ponerle un nombre amigable al elixir de la salvación fue de una de las seguidoras más cercanas a la salvadora en ese momento, una chica de cabello verde teñido que ahora se encontraba trabajando en reclutamiento luego de fallar la ceremonia para convertirse en un miembro especial.

-Señor Saeran, hay alguien en la puerta principal que lo busca. Es un tal Gonzalo ¿desea que lo deje pasar?

-Es un invitado de Emilia, lo recibiré en persona- Cerré la puerta detrás de mí y nos dirigimos a la entrada donde el problema esperaba.
Al abrir la puerta lo encontré apoyado en una de las columnas con las manos en los bolsillos observando la fachada- Buen Dia Gonzalo, Emilia esta adentro.

-Hola Saerancito ¿todo bien? - no recuerdo haberle permitido tratarme con tanta soltura.

-Apreciaría que no me hables de manera tan relajada- haciendo caso omiso a mi petición se acercó a mí y coloco ambas manos en mis hombros causando que un escalofrío corra por mí cuerpo.

- ¿Por qué tan serio todo? Yo solo quiero que nos conozcamos y nos llevemos muy muy bien- Lo empuje para que se quitara de encima. Parecía estar rogando por una reacción negativa de mi parte.

-Nos vamos a llevar bien siempre y cuando me trates con respeto- Me voltee, sin decir más y nos dirigimos a la cocina donde Emilia estaba ayudando a los demás a ordenar.

-Emii~- la molestia corrió hacia ella abrazándola por la espalda levantándola y girando en una innecesaria muestra de afecto.

-Gonza~ - la dejó en el suelo de nuevo manteniendo la cercanía- ¿Te costó mucho llegar?

-Nah, el GPS me trajo sin problemas ¿Qué es este lugar? Parece un castillo en el medio del bosque.

-Ejem- con la sangre hirviendo aclaré la garganta haciendo que se separen de nuevo.

-Perdón, perdón - se disculpó sonriente- Es la emoción, que les parece si vamos al invernadero.

-Vamos, quiero ver como es este lugar.
Me limite a guardar silencio y asentir. No me fascinaba la idea como se puede deducir, pero no todo estaba perdido, podría tomar esta oportunidad a mi favor.
Caminamos en dirección al invernadero, una amplia habitación con paredes y techo de vidrio, que contaba con una mesa redonda en el centro para cuatro personas, cinco si hacían espacio. Alrededor de la mesa había macetas y canteros con flores y arbustos demasiado sensibles para ser dejados en el exterior. La cálida habitación era un favorito de la salvadora ya que disfrutaba pasar su tiempo libre leyendo y si era de noche observando el cielo a través de los arbustos colgantes que delicadamente parecían decorar en firmamento.
Una vez llegamos al lugar nos sentamos alrededor de la mesa, a la misma distancia de Emilia para evitar conflictos innecesarios.

Four Seasons/ Mystic Messenger Donde viven las historias. Descúbrelo ahora