Extra; cuarentena.

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Calum

Las manos me temblaban mientras que el agua seguía corriendo en el lavamanos y todo mi cuerpo se sentía como gelatina.

Había llegado el día, el maldito día.

Tendría que grabarme mientras que terminaba cruelmente con Macaria y el hecho de solo imaginarlo hacía que mi corazón se sienta pesado, ella no merecía ser parte de este plan macabro.

Cerré los ojos con fuerza y respire hondo, intentando encontrar las fuerzas necesarias para salir del baño. Era la quinta vez en la mañana que vomitaba, ella preocupada había ido a la farmacia y no faltaba mucho para que vuelva.

Di un paso hacia la puerta del baño una vez que cerré la canilla y el estómago volvió a darme un vuelco en el momento que la escuché decir mi nombre y dejar las llaves en la mesada.

—Amor, te traje algunos medicamentos pero creo que es mejor ir al hospital así te recetan algo ellos —su voz sonaba tan tranquila.

Si esto es amor, lo sacrificaré por mi madre. Necesitamos la plata y Chad me la daría si lograba el objetivo. Ninguno de los demás logró hacerlo, todos de a poco fueron dándose por vencidos una vez que conocían a las chicas que habían elegido y la plata se fue sumando a mi favor... o en mi contra.

Me acerqué a la cama luego de poner la cámara en su lugar y comencé a juntar sus cosas en modo automático, era hora de empezar con el show. La cámara ya estaba encendida.

Lo siento Mac, de verdad.

—Macaria —la llame y en cuanto la vi aparecer en el umbral de la puerta mi mundo se vino abajo. Este sería mi fin, mi alma se marcharía con ella. —Dime, que tan ilusa puedes llegar a ser? —se recargó contra el umbral y sonrió en mi dirección sin entender mi seriedad y la pregunta.

Perdón amor, espero que seas feliz.

—Cal, estas bien? —se acercó a mi y puso su mano sobre mi frente —Vomitaste otra vez? Estas pálido —acunó mi rostro entre sus manos por unos segundos y me deje disfrutar de su toque por una última vez.

—No me toques —siseé y aleje sus manos con todo el dolor del mundo —¿Sabes que día es hoy? 20 de junio, oficialmente termina mi pesadilla porque se termina la maldita apuesta —la bilis subió por mi garganta y ella dio un paso hacia atrás confundida.

No hay vuelta atrás.


++ Aparezco de la nada, culpen a la cuarentena. Si es que alguien sigue teniendo esto en su biblioteca; espero que estén bien. Gracias por leer.

Macaria [cth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora