Tres

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YoonGi, como todos los días, se encontraba con sus amigos más cercanos JungKook y Hoseok. Los conocía desde que tenía uso de razón pero fueron perdiendo contacto con el pasar de los años. Después de dejar el palacio, YoonGi se concentró totalmente en JiMin y trataba de vivir una vida tranquila como lo deseaba su esposo, y bueno, de qué podía quejarse. Era feliz. No obstante, nunca faltaba esa misteriosa opresión en el pecho. Extrañamente sentía que no todo estaría bien.

Fue así como un mes después, buscando un obsequio para JiMin en la plaza principal, los volvió a ver.

Todos se alegraron por el reencuentro pero dos de ellos estaban muy preocupados por el futuro del reino debido a lo que habían escuchado sobre el rey. Aunque claro, por el momento solo eran rumores. Desde ese día, los tres se empeñaron por obtener mayor información sobre los movimientos del monarca además de tratar de localizar funcionarios y personas con cargos importantes decididos a brindarles su apoyo en la creación de un plan para derrocar al rey de ser necesario.

—YoonGi, en serio esto es grave. NamJoon ha incrementado los impuestos de arrendamiento a los puestos de venta. Si las personas no tienen cómo pagar, son despojados de toda su mercadería y los soldados se encargan de destrozar el puesto— contó JungKook totalmente indignado.

—Además—continuó Hoseok—se ha apropiado del principal pozo proveedor de agua en el reino y ¡Está cobrando por cada balde que se desea obtener! Y ahí no acaba la cosa, escuché que mandó a quemar un gran número de casas ubicadas cerca de un lago para construir una zona de descanso privada. Si los habitantes de estas se rehusaban a abandonar el lugar, eran encerrados y quemados vivos.

YoonGi no podía creer lo todo lo que JungKook y Hoseok le relataban. ¿Acaso su hermano siempre había buscado únicamente su propio beneficio a costas de su pueblo? ¿Por eso lo obligó a dejar el palacio? ¿Para poder hacer lo que se le plazca sin que él pueda recriminárselo? Claramente no podía quedarse de brazos cruzados. Solía pensar que su hermano era el indicado para gobernar el reino pero ahora, con todo lo que había descubierto, no se veía capaz de dejarlo pasar.

Había tomado una decisión.

—Rey Padre, el príncipe YoonGi está aquí

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—Rey Padre, el príncipe YoonGi está aquí.

SeokJin, quien se encontraba revisando unas cartas, levantó la vista hacia el sirviente y con una seña le indicó que lo dejara pasar. Acomodó las cartas en el escritorio frente a él y reposo sus manos entrelazadas sobre este mientras le sonreía al recién llegado.

—¡Hijo mío! ¡Qué placer el tenerte por aquí! Ven, acércate.

—Padre—YoonGi realizó una reverencia para después acatar lo pedido por el Rey Padre—lamento venir tan de repente pero quería hablar contigo.

—Sabes que eres bienvenido siempre. No te preocupes por eso. Tengo la ligera de sospecha del por qué de tu preocupación, pero cuéntame.

—Padre, me he enterado de las modificaciones que ha realizado mi hermano a las leyes. Realmente nunca pensé que pondría el beneficio propio en primer lugar. Ha aumentado los impuestos, se ha adueñado del pozo proveedor de agua y ha destruido casas sin ninguna justificación.

Dinastía Kim |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora