Nueve

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—¿Qué sucede, Yoonnie? ¿Por qué tan misterioso?—cuestionó curioso. El pelinegro apareció repentinamente en una de sus habitaciones de uso privado y le pidió que le siguiera sin darle mayor detalle.

Ese día, como todos los anteriores desde que fue nombrado Rey Consorte, vestía un hanbok un tanto diferente al que solía usar. Ahora, la longitud de la parte superior era mayor. Llegaba hasta la mitad del muslo y no solo hasta la cintura a diferencia del anterior. Esto, con el objetivo de poder esconder las manos debajo de la tela. Toda la prenda poseia diseños que reflejaban la naturaleza, tales como aves y flores, de color dorado. Adicionalmente, en los hombros, el pecho y la espalda se visualizaban los emblemas de dragón también presentes en la vestimenta habitual del rey, el gollyongpo. Las vistosas decoraciones se lucían igualmente en la falda, de color azul en la parte alta y rojo en la baja, en forma de gruesas franjas horizontales.

—Pronto lo sabrás, cielo—contestó simplemente. Prosiguieron caminando hasta que se detuvieron frente a las puertas del gran salón real. Apenas los sirvientes notaron su presencia, las abrieron después de saludar respetuosamente a los gobernantes.

Aún sin ingresar al salón, JiMin reparó en la bella decoración. Pudo contemplar un magnífico mural que retrataba la esplendorosa naturaleza que rodeaba al palacio. Frente a este, una gran mesa de madera colocada especialmente para los reyes. A los costados, posicionados uno al lado del otro, habían mesas individuales del mismo material que la principal. Por último, la parte central de la habitación estaba ocupada por una plataforma de no más de cinco centímetros de altura. JiMin no logró evitar sentirse expectante ante el uso que se le daría a esta última.

Conectó su mirada con la de su esposo una vez más, y le dedicó una sonrisa, antes de dar un paso dentro del lugar siendo imitado por YoonGi al instante.

—¡Saludamos a su majestad el rey y su alteza el Rey Consorte!—corearon, a la par que realizaban una venia, los ministros de estado presentes en la habitación apenas vislumbraron a los monarcas.

Los mencionados asintieron a modo de respuesta y se abrieron paso hasta el final de la estancia. Una vez posicionados detrás de la mesa, el pelinegro habló.

—Como bien saben, hoy es un día muy especial. Agradezco a todos ustedes por compartir con nosotros esta fecha tan importante.

Ese día se celebraba el cumpleaños número treinta del castaño.

Según la costumbre real, las festividades y eventos importantes como los cumpleaños y los banquetes destinados a establecer relaciones exteriores, debían incluir entre sus invitados a los funcionarios de estado así como otros miembros de la realeza. Lamentablemente, el Rey Padre había viajado fuera del palacio a visitar las tumbas reales por lo que no podría asistir.

En un principio, YoonGi había contemplado la idea de ignorar la tradición pero esta le permitiría no solo expresar el profundo amor y respeto hacia su apreciado esposo sino que demostraría ante los presentes la relevancia que poseía JiMin tanto como compañero de vida y Rey Consorte. Para él, resultaba vital que todos en el palacio conocieran la fuerte relación que mantenían, de esa forma, esperaba proteger más eficazmente a su esposo. Asimismo, sus anteriores acciones dejaban en claro que no dudaría en actuar si alguien se atrevía a dañar a una persona tan valiosa como lo era JiMin.

—¡Deseamos un feliz cumpleaños al Rey Consorte!—exclamaron en una sola voz los funcionarios de estado honrando al agasajado.

—Feliz cumpleaños, cariño—susurró en el oído ajeno al tiempo que ambos se situaban sobre las almohadillas colocadas en el suelo. Los demás efectuaron la misma acción poco tiempo después.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2020 ⏰

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Dinastía Kim |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora