Dinastía Kim, 1506
Desde que YoonGi asumió el trono, lo primero que hizo fue cambiar totalmente las leyes impartidas por su hermano que claramente no traían ningún beneficio para el pueblo. La alta tasa de impuestos por arrendamiento fue reducida. Antes, a los comerciantes se le cobraba semanalmente un porcentaje equivalente al cincuenta por ciento de las ventas. Ahora, el pago de la tasa se realizaba mensualmente y bordeaba el veinte por ciento. Asimismo, la privatización del agua fue anulada, aunque sí se establecieron ciertos límites para asegurar que todo el reino contara con este recurso básico. Sumándose a esto, la zona de descanso fue destruida y se reconstruyeron las casas que anteriormente ocupaban el lugar. Llegó a las manos del nuevo rey la lista de las personas afectadas por el terrible suceso y estas, junto a sus familias, pudieron volver a contar con un hogar.
Apenas comenzó su gobierno, YoonGi le expresó a JiMin su deseo de tenerlo a su lado portando el título de Rey Consorte mas este se negó. El pelinegro recién se estaba acostumbrando a sus nuevas labores y debía formar vínculos con sus funcionarios, además de que el consejo de estado no estaba del todo de acuerdo con la idea. Supuestamente, debían esperar a que la situación en el reino mejorara para contemplar tal opción. Ahora, dos años después, YoonGi había logrado finalmente conseguir la ansiada paz en el reino. Todos contaban con un techo, un trabajo, educación, vestimenta y demás cosas necesarias para vivir una vida digna y tranquila. Sin duda, el pelinegro era el rey más amado en la historia de Joseon. Lo único que faltaba para que YoonGi sea completamente feliz era que su esposo sea su Rey Consorte formalmente y, de esa manera, continuar compartiendo sus vidas como lo habían hecho hasta ese momento.
Después de un largo día en el que JiMin se dedicó a responder las cartas que tenía pendientes, visitar al Rey Padre como todos los días y cuidar las flores de su invernadero personal, se dirigió a la habitación real. Estaba cansado y era muy tarde pero esperaría a su esposo. No había logrado verlo en todo el día, lo extrañaba y deseaba perderse en sus brazos para dormir plácidamente. Envuelto en un hanbok blanco, hecho con telas mucho más delgadas a comparación de los que usa durante el día, se acomodó en la cama matrimonial sentándose con las piernas cruzadas y la espalda recta. A los pocos minutos, escuchó como la puerta de la habitación se abría dejando ver al amor de su vida, a su rey, el cual vestía el habitual gollyongpo* acompañado de un cinturón de jade y el ikseongwan* que portaba en su cabeza.
—Cariño, ¿Sigues despierto? Es muy tarde—expresó YoonGi con preocupación cerrando la puerta y acercándose a JiMin.
—Mi rey—saludó JiMin mientras se ponía de pie y realizaba una leve reverencia—lo extrañé mucho el día de hoy. Deseaba poder verlo antes de dormir, así que decidí esperar.
—Yo también te extrañé mucho, no sabes cuánto. Todos los días pienso en ti a cada minuto—manifestó YoonGi dirigiendo su mano derecha a la mejilla de JiMin y la izquierda a su cintura para acercarlo más a su cuerpo—¿Cómo estuvo tu día, mi vida? ¿Algo que quieras contarme?— preguntó tranquilamente realizando suaves caricias donde se encontraban posicionadas sus manos.
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Dinastía Kim |Yoonmin|
Ficción históricaKim NamJoon, rey de Joseon, siempre ha sentido admiración y mucho cariño por su hermano menor YoonGi pero cuando se trata del trono y el poder que este le confiere, no está dispuesto a cederlo. Ante la incertidumbre de perderlo a manos de este, dec...