Llevaba más de un mes buscando el escondite de los rebeldes. Debido a la plática que había tenido con el príncipe anteriormente, no era difícil concluir que él formaba parte de la agrupación. Y, aunque el rey no lo haya mencionado, sabía que él había intuido lo mismo. Sinceramente, Park deseaba no localizarlos porque no sería capaz de dañar al esposo de su hijo. Lamentablemente, si no los encontraba él, lo haría el Jefe de la Secretaría Real y, siendo consciente del mal que apresaba al monarca, no podía arriesgarse a que eso pasara.
Había registrado la capital prácticamente en su totalidad pero no lograba hallar el escondite. Continuó su caminata a través de los senderos que conducían a las casas más alejadas de la plaza central, dio un vistazo rápido al pequeño conjunto de viviendas que se encontraban frente a él. A simple vista, parecían deshabitadas por lo que decidió dar media vuelta y regresar al palacio; sin embargo, antes de hacerlo, divisó una figura conocida. Era uno de los amigos de la infancia del príncipe, JungKook.
Rápidamente, se escondió detrás de la pared más cercana a su posición y observó atentamente los movimientos del joven. Tenía la intuición de que, si JungKook estaba ahí, también lo estaría el príncipe y el grupo de rebeldes.
Sigilosamente, imitó los pasos del contrario hasta llegar a una vivienda con pequeñas ventanas y un escalón que guiaba a la entrada principal. Sería difícil de encontrar al primer intento dado que estaba escondida por otras casas de mayor altura. JungKook ingresó tranquilamente y dejó la puerta entreabierta. No pudo determinar si fue porque estaba distraído o porque había notado su presencia. Para evitar problemas, decidió esperar unos minutos antes de empujar suavemente la puerta y adentrarse al establecimiento. Escaneó todo el perímetro encontrándose con YoonGi sentado en el suelo y una extensa cantidad de libros y papeles acomodados en una mesa de tamaño mediano frente a él. Este alzó la vista y lo observó anonadado. No esperaba que encontrara su escondite.
—Primer Ministro—dejando de lado su sorpresa ante la inesperada visita, abandonó su posición en el suelo para recibir a su suegro— ¿Qué hace aquí? ¿Cómo nos encontró?
—Eso no importa ahora, Príncipe. He estado buscándolo. Debe irse lo más pronto posible. El rey se ha enterado de sus intenciones y no parará hasta encontrarlo.
—Pero, Primer Ministro... llevamos planeando esto desde hace meses, no podemos irnos así com- — la respuesta de YoonGi se vio interrumpida por el sonido de una gran cantidad de pasos acercándose—¿No vino solo?
Park claramente había ido a investigar por su cuenta. La única alternativa factible era que el Jefe de la Secretaría Real había estado siguiéndolo todo este tiempo. No pudo evitar preocuparse mucho más ya que si eso era cierto, las tropas de la fuerza real de investigación no tardarían en aparecer y YoonGi sería acusado por alta traición al rey.
—Al parecer me han seguido sin que yo pueda notarlo. ¡Por favor, príncipe! ¡Debe irse ya! — el semblante de Park demostraba verdadera inquietud—¡Ellos no tardarán en llegar y usted puede ser encarcelado! Se lo pido ¡Vaya por su esposo y huyan! Hay una villa a la que pueden ir. Pregúntele a JiMin, él sabe dónde está —había hablado tan rápido que hizo una pausa antes de continuar — Esto es lo único que puedo hacer como suegro del gran príncipe y padre de JiMin—El mayor volteó a observar por las pequeñas ventanas apenas pudiendo divisar las sombras de los soldados reales. Se estaban quedando sin tiempo— ¡Rápido! —expresó, batiendo sus manos hacia adelante.
Ante la acción desesperada de su suegro, YoonGi comprendió que lo mejor en ese momento era huir. Había dedicado, junto a JungKook y Hoseok, bastante tiempo y esfuerzo en establecer una estrategia. Además, se rehusaba a poner en peligro a sus seres queridos si tenía la opción de evitarlo.

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Dinastía Kim |Yoonmin|
Historical FictionKim NamJoon, rey de Joseon, siempre ha sentido admiración y mucho cariño por su hermano menor YoonGi pero cuando se trata del trono y el poder que este le confiere, no está dispuesto a cederlo. Ante la incertidumbre de perderlo a manos de este, dec...