Capitulo 5

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Todas las personas son diferentes, Brett lo sabe mejor que nadie, su vida monótona, era un simple chiste, pero tenía la desgracia de darse cuenta de la personalidad de las personas con solo verlos a los ojos, conoció a muchas personas a lo largo de sus 26 años de vida, desde personas normales con vidas simples y aburridas, como la de él, hasta personas interesantes con vidas extravagantes; ser bibliotecario era el trabajo más aburrido que había tenido.

Desde los 13 años empezó a trabajar, algunos trabajos pequeños, desde ayudar en construcciones a cuidar animales, no tenía familia su madre murió cuando tenía 6 años, así que se las tuvo que arreglar como pudo. Al menos ser bibliotecario tiene un beneficio, el completo acceso al conocimiento, la biblioteca tiene alrededor de 1597 libros, los cuales ha leído más de 3 veces, en sus 2 años de trabajo.

Lo conoció un día tan normal como todos los otros tantos que había tenido, lo vio entrar a la biblioteca con ese semblante tan serio y atrapante, eran tarde, justamente eran las 5 de la tarde cuando él cruzó esa puerta, eran las 5 de la tarde cuando su vida no volvió a ser la misma, todo gracias a ese hombre, que ahora ocupaba todo sus pensamientos.

Cómo podía olvidar aquella tarde cuando pudo conocer la hermosa retorcida mente, de aquel psicólogo, llegó por un libro de la sección de medicina, específicamente “comportamientos psicóticos”, miro esos ojos cafés a través del cristal de aquellos lentes y por un pequeño instante su cara se transformó en una completa obra de arte según el psicólogo, expresaba tantas emociones juntas que no podía explicarlas en un solo párrafo, ni siquiera en un libro entero.

Después de venderle el libro cerró la biblioteca y tembló en el piso, con una sonrisa malditamente enfermiza, no sabía porque aquella personalidad le había encantado, fascinado, atrapado, sí, él estaba atrapado, en un viaje de donde no quería regresar, se quería quedar en ese cúmulo de sensaciones distintas, hermosas, explosivas y jodidamente destructivas, lo cautivaba de un forma que ni él se esperaba, era la primera vez que una personalidad le parecía tan llamativa, joder incluso se sentía excitado. Se lavó la cara durante unos minutos para quitarse aquel sentimiento.

Recuerda como ese día se volvió más extraño conforme pasaron las horas.

Camino tranquilo para su casa dispuesto a olvidar lo que sus ojos presenciaron, claramente eso no paso, cuando iba de camino encontró al psicólogo esperándolo afuera de su trabajo, no sabe ni cómo lo convenció de ir a comer con él, solo recuerda que fue la cena más entretenida e importante que tuvo, decidió quedarse con él en su casa y dejar su estúpida aburrida y monótona vida atrás. 

Conoció a muchas personas y siguió aprendiendo tanto como su cerebro puede almacenar y ahí en esa casa conoció a la mujer más hermosa y más importante de su vida, por la cual está muerto de preocupación en estos momentos a la cual ama con todas sus fuerzas y odiaría que le pasara algo malo.

Así que ahí se encontraba él, tratando de ingresar a las cámaras de seguridad de la hermandad oscura, como su principal prioridad, sólo para asegurarse que la persona que le cambió la vida siguiera vivo, sus manos se movía a una velocidad impresionante, el sistema al que trataba de infiltrarse, era complicado y extremadamente protegido, incluso más que el programa del casino, sabía que hubiera sido mejor llamar a los señores, pero Auron es terco y orgulloso después de aquella pelea, dejó de contactarlos, ahora es muy posible que su vida corriera peligro y él sería incapaz de saberlo o hacer algo a tiempo.

Llegó un punto en el que sus manos se entumecieron sus dedos se agarrotaron y empezó a escribir más lento, uno de los esclavos se acercó y le paso una escama de sirena en polvo, un droga potente, que ayuda a relajar músculos y a tener la mente más abierta, no era algo que consumía por diversión, solo en casos extremos como este.

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