Capítulo Cuatro.

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No pude aguantarme las ganas y le respondí al WhatsApp.

«¿Qué? Eduardo, ¿qué estás diciendo?» inquirí. Me estaba preocupando, se supone que él ahorita está en la prepa, no quiero imaginarme lo que está haciendo...

«Eso, Annie, gracias por contestar, te amo, princesa, no quieras hacer esto, en serio me siento muy mal, no me dejes, tú me lo prometiste, Annie, por favor...» okey,ahora estoy empezando a enojarme. ¿Es que a caso quiere chantajearme?

«No, Eduardo. Dime porqué dijiste eso de morir. En serio, estás mal, cómo puedes pensar eso, aclárame las cosas, me estás asustando...» y es verdad. Me está asustando, ¿cómo puede si quiera pensar eso?

«Annie, te lo digo, pero primero dime que quieres estar conmigo y que no importa lo que te diga, que vas a olvidar esto de terminar, dime que me quieres a mí y que vas a estar conmigo porque quieres y no por lo que estoy a punto de decirte» me está empezando a enfadar, y sí, en efecto; no le han quedado más armas que el chantaje. Mi corazón terminó de romperse, me arrepentí de haberle dicho eso y cedí.

«Mi vida, está bien, me quedo contigo porque quiero, pero dime, ¿qué pensaste?» la respuesta era muy obvia, pero quería que él me lo dijera para hacerlo entrar en razón.

«Annie, yo, pensé en morir. En suicidarme al darme cuenta de que ya no estarías ahí. Al pensar que todo lo que me habías dicho era mentira, me torturaría el pensamiento de que yo no pude hacerte feliz, hasta morir.» estallé en llanto. ¿Cómo puede si quiera pensar en eso? Estoy muy decepcionada. Y ahora me siento atada a él.

«¿Cómo diablos puedes decirme eso? Eduardo, me chantajeaste, yo estaba decidida, y sabías que iba a dejarte, ¿por qué me haces esto? Esto sólo me trae problemas, hey, te amo, pero hay que esperar, ahora dime, ¿cómo puedo alejarme de ti ahora, sin pensar en que puedes cometer una estupidez?» Estoy enojada, triste, y sin ganas de nada. Al rato me me iré de niñera, y me siento pésimo.

«Sí, perdóname, fui un tonto, pero me aterra la idea de que ya no estés conmigo, mi vida, sabes que te amo, y tú, al decirme todas esas cosas me hiciste sentir terriblemente mal, no sabía que hacer, me sentí muy desesperado, Annie, lo de morir era mentira...» me enojé al leere ese WhatsApp, aventé el teléfono contra la pared y me salí de la habitación, azotando la puerta. ¿Quién demonios juega con algo como su propia muerte? Y ahora resulta que era mentira, joder, lo odio. Bueno, no lo odio, sólo en momentos así es cuando no quiero saber nada de él. Está loco.

Esa tarde fue muy larga, me quedé todo el tiempo haciendo anotaciones en una libreta, que es algo así como un diario. Me gusta desahogarme así, escribiendo. Y escuchando música. Justo ahora en la computadora puse la canción de The Memory, de Mayday Parade. Es mi banda favorita.

Estaba en el comedor cuando de pronto escuché el teléfono fijo sonar. Me paré, atravesé lo que quedaba del comedor para llegar a la sala, y contesté.

"-¿Annie?" no reconocí la voz.

-Buenas tardes, ¿quién la busca?

-Buenas tardes, soy el papá de Eduardo.

-Ah, buenas tardes señor. ¿Qué sucede con él?

-¿No está contigo?

-¿Eduardo? Qué va, no, no lo he visto. ¿Pasa algo?

-Es que no lo encuentro. Dicen que lo vieron salir corriendo de la preparatoria, no contesta el móvil y no sabemos nada de él, creí que estaría contigo. En fin, Annie, disculpa la molestia, si lo ves, me avisas, son las 6:00 pm y estoy muy preocupado, gracias.

-Señor, aguarde. ¿Cómo que no saben dónde está?

Pero me colgó. Tomé mi teléfono, intenté llamarle pero no contestó.

Insomnios sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora