Capítulo Catorce.

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Mi cabeza me dolía, sentía el cuerpo entumecido y unas ganas infinitas de estirarme, correr, pero sobre todo, de comer. Todo alrededor de mí es blanco, mi mirada tarda cerca de dos minutos en dejar de ver todo borroso y adaptarse a aquél lugar tan blanco y resplandeciente. Bastó bajar la mirada hacia mis muñecas, para por fin deducir en donde me encontraba.

En la muñeca tenía una pulsera con mi nombre, y unos números, casi ilegibles. La habitación en que me encontraba tenía la puerta cerrada. Intenté decir algo, pero mi garganta no me lo permitió. Traté de esforzarme un poco y me empeñé en recordar lo último que había hecho, pero no pude. Comencé a llorar. Sentía un dolor terrible, no sentía la mayoría de mi cuerpo y sobre todo, no recordaba nada de mí. O bueno, casi nada.

Mis pensamientos se interrumpen por un señor revisando el pulso de mi muñeca.

-¿Qué...? - logro decir - Disculpe, ¿podría decirme qué estoy haciendo aquí?

El señor parece no escucharme. Sigue revisándome y anotando cosas en un artefacto que tiene entre sus manos.

-¡Oiga!- intento gritar- Me niego a que siga revisándome si no me dice quién es, dónde estoy y qué hago aquí.

Le dije, enfadada. ¿Es que a caso no me oye? El señor se acomoda sus anteojos, coloca una silla alado de mi camilla y suspira.

-Yo soy el doctor Bennett, estás en un hospital y estás aquí porque llevas varios meses inconsciente.

¿Qué? Abro y cierro los ojos, esto sólo es un sueño. No, es una pesadilla. Tras cerrar los ojos con todas mis fuerzas y notar que mis intentos son inútiles, comienzo a llorar. Esto no puede estar pasándome, ¿por qué a mí?

-Annie, ¿te duele la cabeza?

-No. -mentí.

-Necesito que seas sincera para poder proceder. Son las once de la noche, tu madre se ha ido hace unas horas después de días sin dormir. Lo haré una vez más, Annie. ¿Te duele la cabeza?

-Poquito.

-¿Qué es lo último que recuerdas?

Intenté esforzarme y concentrarme, buscando entre mis recuerdos.

-Lo último que recuerdo, es estar en casa de mis abuelos, platicando mientras comíamos. Al terminar, me fui a dormir, y desperté aquí.

El doctor seguía haciendo anotaciones, mientras yo forzaba mi mente. Me pidió que descansara, y se despidió. No quiero estar aquí sola. No sé qué me pasó. No sé cómo logré quedar inconsciente por meses. No sé cómo terminé aquí.

Después de un rato de pensar, examiné la habitación en la que estaba. De tan blanca, hasta deduciría que tengo que caminar a la luz. Pero estoy atada a esta camilla.

Volteé al frente y se encontraba una pantalla. Busqué el control remoto, y lo encontré, pero mi mano no logró alcanzarlo sin lastimarme. Alrededor, había globos de helio desinflados, tirados en el suelo. Había muchos obsequios y chocolates.

Chocolates. Comida. Hambre.

Hago el mayor de mis esfuerzos para poder levantarme e ir por aquellas cajas de chocolates, intento mover mis piernas, pero siento un dolor abrumador. Suelto un quejido, y vuelvo a la posición en que me encontraba.

No tenía más remedio. Junté todas mis fuerzas para lograr dormirme.


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-Buenos días. ¿Te sientes ya mejor?- me preguntó de nuevo aquel doctor, despertándome.

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⏰ Última actualización: May 15, 2015 ⏰

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