Yo lo quiero. Él me quiere. Pero hay personas, que no lo entienden.
Esperé a perder la llamada, no contesté.
-¿Annie? ¿Quién era?- preguntó Eduardo. Cabe mencionar que es muy celoso, así que decirle que la llamada es de un tipo al que le gusto, no es muy buena idea.
-No sé, amor. Quizá un número equivocado.- respondí con facilidad. Eso de mentir se me da muy bien, y no, no es que esté orgullosa, pero de algo me sirve. Pronto le diré la verdad, ya que entre nosotros la regla de oro es «sin secretos».
-Está bien, preciosa.- no, eso no sonó muy convencido.
-Ahora, necesito que me escuches.- inquirí - No está bien que actúes de esa forma si quiero terminarte. Me asustaste, Alan.- es su otro nombre. No le gusta que le diga así, pero me gusta usarlo cuando me enojo.- Y además, ¿cómo diablos puedes pensar en morir?
-Morir, o no tenerte. Annie, es lo mismo.
Me quedé callada. ¿Cómo puede ser que me diga esas cosas? Estamos hablando de su vida, no de cualquier cosa. Pero no quiero seguir discutiendo.
-Ay Eduardo, ¿qué voy a hacer contigo?-respondí, entre suspiros.
-Cualquier cosa, menos dejarme. Por favor, Annie, no puedo vivir sin ti.
Me quedé pensando un rato acerca de eso. Antes quería a alguien que tuviera miedo de perderme. Y no sé si salir corriendo, o... ¿acaso hay otra opción? Pero salir corriendo sería una cobardía. Yo lo quiero, cueste lo que cueste.
Comenzó a vibrar un teléfono. Ahora sí que estaba dispuesta a contestar y mandarlo a... Bueno, mandarlo muy lejos. Saqué mi teléfono, y fue ahí cuando me di cuenta de que no era el mío.
-¿Hola?- contestó Eduardo, era el suyo.
No puse atención a lo que decía. Seguramente era alguno de sus padres y apuesto a que me odian. Pues claro, Eduardo era el niño bien portado hasta que llegué yo. Tenía buenas calificaciones en la escuela, casi no salía, siempre avisaba con sus padres cualquier cosa, en fin, un niño bueno. Pero, ¿qué pasó? Se enamoró de mí. Llegué yo a querer cambiar su forma de ser tan sumisa, verán, que puedo ser tierna, pero por fuera nada más. Y Eduardo lo sabe. He hablado ya muchas veces con él acerca de no dejarse de nadie, y vaya que ha cambiado. Ha bajado de calificaciones, se sale de su casa sin avisar, sólo por estar conmigo. Y sí, me ha contado que su madre y su abuela le dicen que soy una mala influencia para él; pero como también es muy terco, no les hizo caso. Y, además, mi intención...
-¿Annie?- era Eduardo, interrumpió mis pensamientos.
-¿Qué pasó? ¿Quién era?
-Mi padre. Estoy en problemas.- dijo, agachando la cabeza.
-Ay Eduardo, pues a ver si así te queda claro, me espantaste, no puedes hacerme esto, y perdón si crees que soy dura, pero es la verdad.
Eduardo sonrió.
-Ahhh Annie, siempre tan tú.
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Insomnios sin ti.
Mystery / ThrillerLa vida te da muchos golpes. Caes al suelo, y aunque estés exhausto, vuelves al ring, por más. Incluso aunque no quieras. Y quizá no regresas por ti. Quizá hay alguien que siempre que caes cura tus heridas y te dice que no te rindas, que seas fuerte...