07.

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Hundí mi cabeza en la almohada para contener mi grito, tenía toda mi cara roja al recordar la tarde que había pasado con Hitoshi, sonreí al pensar en él.

¿Podría ser que yo le gustaba?

Negué con la cabeza, eso era ridículo.

¿Y si...?

Volví a negar.

Era absurdo pensar en esto.

Abracé mas mi almohada pensando en la sensación de nuestras manos entrelazadas y una sonrisa boba aparecía en mis labios

—¿Qué pasaría si acortó esos 10 centímetros? —Mi sonrisa de anchó de solo pensar en las posibilidades, me levanté de golpe. —¡Mañana me le declararé a Hitoshi!

Estaba determinada.

—¡Vete a dormir de una vez! —Escuché el grito de mi madre desde la habitación continua.

Asustada de lo que podría pasar si volviera hacer ruido, me dormí.

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.

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Al sonar el timbre de la hora del almuerzo ni siquiera me preocupé en recoger todas mis cosas, las dejé sobre mi pupitre y me pedí a Komori que recogiera mis cosas por mí, ella al saber que iba a ir con Shinsō aceptó gustosa y casi me echó del salón. Ahora yo caminaba los poblados pasillos de la U.A. con el bento apretado en mi pecho, no podía echarme para atrás ahora.

Al llegar a al escaleras las salté una por una hasta quedar frente a frente con la puerta, al igual que aquella vez me llené de confianza.

—Vamos, tú puedes, a la mierda todo. —Me dije a mi misma antes de abrir la puerta.

Como si me esperará Kuro corrió hacia mí al escuchar la puerta, lo tomé entre mis brazos y avancé hasta el chico dejando el bento a un lado para yo sentarme al lado de él hombro con hombro.

—No pensé que de verdad lo harías. —Comentó a la vez que tomaba el bento y lo abría.

—Siempre cumplo con mi palabra. —Mordí mi labio, no te eches para atrás, no te eches para atrás.

El muchacho empezó a comer en silencio y lo único que hacía yo era contemplarlo con aquellos malditos 10 centímetros entre nosotros.

—Está mejor que ayer. —Me miré a verlo con una sonrisa, él por su parte revolcó mi cabello.

Ahora me había sonrojado.

—Quiero decirte algo.

—¿Ah sí? ¿Qué es? —Se levantó mientras metía el envase en su tela nuevamente, imité su acción de un salto.

—Me gus...

—¡Kuro! ¿Qué estás haciendo?

Todo pasó muy rápido, cuando giré el pelimorado ya se encontraba corriendo hacia la otra punta de la azotea donde el pequeño gato blanco luchaba por no caerse en el borde roto de la malla de seguridad.

¿Cuándo Kuro se había alejado de mis piernas?

¿Cómo terminamos en esta situación?

Corrí también hacia donde está el mínimo pero ya era tarde.

Kuro había caído de la azotea. 

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AAAAAAAAAA, perdón por hacerlo eso a Kurito:( 

Yo no quería, en serio:(

Amo a los michis:(

Hatsukoi no Ehon. [Shinsō Hitoshi]. [HW].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora