Hatsukoi no Ehon. [Shinsō Hitoshi]. [HW].

05.

Habían pasados alrededor de tres semanas desde que inicié una extraña amistad con aquel chico de estudios generales, era una tanto complicado y confuso pero me gustaba estar con él, pero nuestra amistad había llegado a los oídos de toda la U.A. creando asi rumores sobre nosotros.

El timbre del almuerzo sonó y no tardó ni dos segundos para que Komori y Tsunotori me abordaran con preguntas.

—¿Es cierto que estas saliendo con alguien de estudios generales? —Caí de mi pupitre ante el abrupto acercamiento de las dos chicas.

—That's so cute! Who is he, who is he? —Tsunotori empezó a hablar en su lengua natal confundiéndome.

—La tuya por si acaso. —Murmuré para mí misma antes de levantarme.

Rápidamente toda la clase se acercó a mí haciendo cualquier tipo de pregunta rara, yo solo las negaba diciendo que Shinsō era únicamente mi amigo.

—Basta, basta, la acosa. —Kendo se levantó alejándolos a todos, abrí mi boca para responderle pero ella fue más rápida: —Debemos dejarla llevar su relación en paz.

Me sonrojé con todas mis fuerzas al pensar en una relación con Shinsō.

—¡Kendo! —Grité alargando la última vocal.

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Llegué a la azotea con una sonrisa, como todos los días ahí estaba el chico que me gustaba jugando con Kuro, me acerqué a él dejando un bento sobre su regazo miré en otra dirección.

—¿Qué es esto? —Le quitó aquella tela que lo envolvía para poder verlo mejor.

—Un bento, hice mucha comida esta mañana así que pensé en traértelo. —Seguía mirando la esquina de la azotea como si esta fuese muy interesante. —¿Te molesta? —Lo miré preocupada, no había pensando el hecho de que mi comida podría no gustarle.

—Si lo hiciste tu no tendré ningún problema con ello. —Esbozo una pequeña sonrisa antes de empezar a comerlo.

Me senté a su lado intentando ignorar los rápidos latidos de mi corazón, coloque a Kuro entre mis piernas y empecé a acariciarlo, él respondía gustoso a mis caricias.

—Esto está delicioso, ¿lo hiciste tú? —Escuché la voz del chico a mi lado.

Me giré para responderle y ahí fue que me di cuenta de lo cerca que nuestras caras estaban.

Si me acercó un poco mas podría besarlo...

Me separé maldiciéndome.

—Sí, ¿te gusta? Podría hacerte otro mañana. —Mordí mi labio inferior con fuerza.

Odiaba esos 10 centímetros que nos separaban, pero odiaba más el hecho de que no era capaz de acortarlos.

—No veo por qué no.

Sonreí mientras apretaba mi falda con fuerza.

Quiero ser capaz de llegar a ti.

Quiero acortar esos 10 centímetros.