Asquerosamente rica

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Los chicos se habían levantado bastante temprano para desayunar, lo cual era raro ya que casi siempre se perdían la hora del desayuno.

 Todos estaban en la mesa desayunado excepto Mica, quien había aprovechado el momento para revisar la habitación de Lara. Según la chica, si Lara estuviese realmente involucrada en la desaparición de la pequeña habría pruebas en su habitación. Algo debía haber allí que la delatara.

Apenas llegó, cerró la puerta y comenzó a examinar el interior de los cajones. Comenzó por su armario, donde buscó entre su ropa; pero no halló nada. Siguió por su escritorio, y nada. Estuvo por darse por vencida, pero se le ocurrió revisar debajo de su cama.

Era raro creer que habría cosas importantes debajo de una cama, pero ella recordaba que de niña siempre escondía objetos allí; tal vez no era mala idea después de todo.

Se tiró al suelo y comenzó a sacar las cajas que estaban metidas allí. Muchas de ellas tenían zapatos, hasta que encontró una caja blanca con un candado. Inmediatamente buscó la llave en su habitación hasta encontrarla en unos muebles del baño. Rápidamente probó la llave en el candado hasta que se abrió. 

Estuvo por revisar su contenido, pero unos pasos que se acercaban a la puerta la interrumpieron. Rápidamente, empujo las cajas debajo de la cama y se escondió en el armario con la caja y la llave en sus manos.

Escuchó como la puerta de la habitación se abría y alguien entraba. Ese alguien era Lara, quien había entrado a buscar una colita de pelo. 

Después de tres minutos Lara se fue. Micaela aprovechó y salió de la habitación con las manos vacías, pero cuando abrió la puerta se encontró con Lara de brazos cruzados.

- ¿Que hacías en mi habitación?

- Te estaba buscando... -respondió nerviosa.

- ¿Para que?

- Para... para preguntarte si querías hacer brownies conmigo, ¿queres?

- No puedo, perdón -dijo entrando a su habitación.

Apenas entró, esperó a que Mica se fuera. Revisó si estaba la caja blanca debajo de la cama y no la encontró. Rápidamente entró en desesperación y la buscó por toda su habitación hasta encontrar la llave y la caja dentro de su armario. Ya sabia que Micaela sospechaba de ella.

Guardó la caja y la llave y bajó por las escaleras en busca de Kevin.

- ¿podemos hablar? -preguntó Lara acercándose a él, quien estaba en la cocina.

- ¿Que pasó?

- Vamos a otro lugar, es algo privado -dijo por lo bajo.

- Bien.

Ambos se fueron al patio y se sentaron en unos sillones que quedaba allí mismo.

- Decime.

- Vos sabes que a Mica la quiero demasiado...

- Si... -respondió confundido.

- pero creo sospechar de ella -aseguró seriamente- ellas nos convenció en llevarnos hasta el shopping. Ella trabaja acá y nos conoce perfectamente. Ademas, necesita dinero. ¿estas seguro de que no esta involucrada en la desaparición de Maddie?

- Ella no seria capaz, la conozco.

- ¡Kevin tiene sentido! ¿no me crees? -exclamó levantándose del sillón.

- Es imposible que haga eso.

- Revisa su habitación si no me crees -sugirió enojada.

Ella se levantó y volvió al interior de la casa un tanto molesta. Kevin la miró un tanto confundido y a la vez serio, tenia sentido lo que ella decía. Pero no podría desconfiar de Mica. Aunque, en aquellos momentos no se podía confiar en nadie.

Después de pensarlo seriamente, se acercó a uno de los empleados y le ordenó que revise la habitación de la niñera, y que si encontraba algo sospechoso lo llamara.

El empleado cumplió, subió a la habitación de Mica y revisó sus pertenencias. Todo parecía estar normal, hasta que encontró algunas joyas y dinero robado escondidos detrás del armario. El las tomó y siguió buscando. Estuvo por irse, pero algo brillante resplandecía en el armario de la empleada. El hombre se acercó y vió joyería que llevaba la niña el día que desapareció. Instantáneamente agarró todo y se lo llevó al chico, quien estaba reunido con todo el personal; incluida Micaela, quien al igual que todos; estaba confundida.

El hombre se acercó y dejó en la mesa todas las joyas y los cuatrocientos dolares robados. Kevin la miró serio y se acercó a los objetos, logrando reconocer la cadenita de oro blanco que llevaba puesto Maddie el día de su desaparición. El serio rostro de Kevin paso a ser uno decepcionado. El la miró con repudio y se acercó a ella.

- ¿De donde mierda sacaste todo eso?

- No sé, yo no robe nada -dijo la chica completamente confundida.

- ¿Y como aparecieron en tu cuarto?

-¡Vos sabes que jamas haría eso! todas las cosas me las gano trabajando.

- Al parecer no -dijo enojado- ¿tenes que ver con la desaparición de mi hermana?

- Yo amo a Maddie, jamas haría eso -insistió con los ojos llorosos

- Quiero que hagas tus maletas y que te vayas de esta casa, no quiero volver a verte ¿me escuchaste?

Ella sólo asintió lentamente mientras lo miraba confundida. No lograba reconocerlo. Supuso que aquella actitud con carácter arrogante era normal en aquellos momentos. Era normal actuar con desconfianza. Él sólo quería encontrar a su hermana. Pero, desconfiar de la única persona que supo escucharte durante tanto tiempo era cruel; demasiado cruel.

Sólo quedaba hacer lo posible para sacar la verdad a la luz.

Lara, quien estaba sentada en la escalera escuchando todo; la miraba seria. No era del todo seria, sino una cínica. 

En aquellos momentos entendió lo que su abuela le decía siempre cuando era una niña:

"no te metas con la gente rica, pueden destruirte en menos de lo que crees" 

Tal vez su abuela un tanto plutofóbica tenia razón, por culpa de una adolescente su familia se ahogaría en impuestos, Micaela podría recibir una multa y Kevin ya no confiaba en ella.

Lara en definitiva era una adolescente asquerosamente rica. 

Pero su asquerosidad no le ganaría a Micaela. Tarde o temprano terminaría en un internado con el odio de los Miller impregnado en ella. 



{Más Que Una Niñera} // KevshicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora