Capítulo 2: Ser fuerte.

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Después de media hora llegamos a la casa de mi abuela, donde también vivía la tía Karen y mis primos. Era más grande de lo que recordaba, color blanca. Mi primo bajó del auto y abrió el portón para entrar a la casa, entramos y mi primo se estacionó en el garaje en medio de dos autos. Bajamos todos del auto; Joy abrió la puerta principal de la casa.

-Bienvenida a casa Em-Dijo Joy sonriendo.

Un perro enorme se aventó hacía mí, me hizo caer al suelo y comenzó a lamerme toda la cara.

-¡Sam!-gritó Eric aplaudiendo para que se bajara de mi.

- Parece que le agradas-dijo Joy emocionada- Es muy raro que a Sam le agrade alguien.

Sonreí y me agaché a la altura de Sam para acariciar su hermoso pelaje. Era blanco con manchas cafés.

-Iré a avisarles a la abuela y a mamá que estas aquí-dijo Eric dirigiéndose a un largo pasillo a la derecha que dirigían a unas largas escaleras-Joy quédate con nuestra prima-Gritó al final del pasillo.

-Oye Em que te parece si mientras mi hermano va a buscar a la abuela y a mamá te enseño un poco de la casa...-dijo encogiéndose de hombros.

Asentí y la seguí a lo largo de un pasillo que se encontraba a nuestra izquierda. Me llevo primero a la cocina, era enorme y en medio había una mesa hecha de mármol al igual que todos los pisos de la casa. Después de eso me enseñó el comedor, había una mesa un poco larga hecha de madera, pintada de café un poco oscura al igual que las sillas de cuero. Joy me llevo a la sala principal, era enorme, había tres largos sillones de cuero color negros, frente a los sillones había un librero enorme, en medio de este estaba una pantalla, a los lados había fotos de mis tíos y de mis abuelos, llamó mi atención una en especial; era una foto grande, había tres personas en ella. Eran mi madre, mi padre y yo, la foto la tomaron cuando yo tenía diez años, estábamos en unas rocas gigantes frente a la playa, sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, tomé la foto y señale el rostro de mi madre y luego el de mi padre con mi dedo, las lágrimas corrían sin poder evitarlo por mis mejillas. Recordé lo feliz que eramos todos antes de que mi padre muriera en un accidente, yo tenía diez años, mi madre había decidido mudarse a Florida para que yo no sufriera, jamás entendí por que ella quiso mudarse, yo era feliz aquí, pero siempre la admiré porque fue muy fuerte cuando mi padre murió.

-Emma...-dijo Joy poniendo una mano en mi hombro-yo... no se que decir... lo siento mucho, se lo difícil que es perder a un padre.

Joy me abrazó muy fuerte y solté un llanto. Ella si me entendía, había perdido a su padre a los nueve años.

-Ven-Me dijo separándose de mí-tengo algo que enseñarte, estoy segura que te va a encantar.

Dejé la foto en su lugar y seguí a mi prima hasta unas angostas escaleras, al llegar arriba había una gran terraza, había dos árboles gigantes en la planta baja que llegaban a la terraza, había una mesa y cuatro sillas de color blanca. Miré al frente, desde ahí se podía ver perfectamente la playa, vi como el sol se ocultaba iluminado el mar de color amarillo con naranja.

-Es hermoso-le dije a Joy con una sonrisa sin quitar la vista de la playa.

-Sabía que te encantaría-dijo Joy orgullosa-y eso no es todo, ¿ves allá bajo?-Miré hacía abajo y me di cuenta que había un grupo de palmeras-Entre aquéllas palmeras hay un camino que sale hacía la playa.

- Guau, esto es perfecto-Dije mirándola a los ojos-No recuerdo que estuviera esto, ¿lo construyeron después de qué me fui?.

-Si-dijo mirando al frente- un año después de que te fuiste, de hecho amplearon más la casa.

Todo por ella. (#1 TPE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora