¿Cuánto dura un "Para siempre"?

𝓟𝓪𝓻𝓪 𝓢𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮

A veces, cuando la lluvia cae sin reparo, mojando las calles de la ciudad y mi jardín, me siento a observarla por mi ventana.

Una taza de café humeante, suele ser mi acompañante para esos momentos que sin querer se tornan tan nostálgicos e introspectivos.

Veo como la lluvia empaña los vidrios, pues dentro de mi hogar se siente la calidez de la chimenea, mientras afuera el viento helado sopla sin misericordia y las frías gotas de precipitación caen dispersas y constantes.

Aprovechando el lienzo que se crea por ese pequeño fenómeno de la condensación, dibujo en mi ventana algunas figuras, cuyos recuerdos asaltan mis pensamientos.

Una silueta humana... De cabellos puntiagudos, un globo de diálogo y dentro la frase que tanto me gustaba escuchar en tus respuestas...

"Para siempre"

En el cristal, el reflejo de mi rostro sereno me permite ver las líneas de expresión que los años han acunado en él, en el contorno de mis ojos, y la señida marca de mi sonrisa, aunque hace algunos años está última se marchó.

No puedo evitar suspirar, antes de ver de nuevo mi reflejo.

Me causa gracia como mis pecas aún se ven en mis mejillas arrugadas, que están sonrojadas por la calidez de mi hogar... Y de tus recuerdos.

Mi cabello ha perdido ese peculiar tono verdoso por el que tantas veces me llamaron "brócoli" "arbusto" o "pelusa verde" ahora su color demuestra la sabiduría que he obtenido de la vida, como nubes de experiencia o de aprendizajes... Una forma elegante de nombrar a mis canas que ahora hacen a mi cabello verse como el lado derecho de Todoroki-kun.

Suspiró, la gracia de hacerse viejo es poder disfrutar de la calma de la vida y afrontar los retos serenamente. A veces me pregunto ¿a dónde se fue mi impulsividad?

¿A dónde se fueron mis interminables energías?

Sonrio... quizás se fueron contigo.

El tiempo pasa lento, permitiéndome perderme entre memorias y recuerdos, después de todo, recordar es vivir ¿no?

Y definitivamente, ni la demencia senil podría hacer que pierda mis preciadas memorias, las vivencias que compartí con el amor de mi vida.

Con Kacchan...

Todo comenzó en un verano, cuando los días eran largos y soleados. En aquella época era sólo un niño más del montón, con algunos rasgos distintivos como mi cabello verde y las pecas, mas nada más ¿Quién vería más allá de mi frágil apariencia?

Quizás sólo tú.

Nos conocimos en el parque que quedaba frente a nuestras casas, a donde salía a jugar en las tardes, huyendo de mi realidad. Tú solías estar rodeado de más niños, yo siempre estaba solo por mí timidez. Sin embargo, tú te acercaste a mí.

Así comenzamos a jugar cada tarde, y poco a poco llegaste a conocer todo de mi y yo de ti.

En el vecindario el único que conocía la situación en mi hogar, eras tú, Kacchan.

Mitsuki era la mejor amiga de mi madre, por ende ella solía llevarme a tu casa, luego de que papá la golpeara.

Mientras tu madre la ayudaba con las "evidencias" tú te acercabas feliz para que jugáramos, siempre regañándome por ser un llorón.

Quién diría que sería tu actitud fuerte e inquebrantable la que me ayudaría a superar esos traumáticos sucesos de mi infancia, que se repitieron por varios años... hasta que finalmente papá fue llevado a prisión.