Vaivén

Sanar heridas

Por fin podría dejar de pretender ser alguien más, ahora sería quién es en realidad Rose Weasley, segura de sí misma, divertida, intrépida, misteriosa y muchas más características que estaban ocultas. Ser como antes de Scorpius , el hombre que había marcado un antes y un después en su vida, era momento de regresar a el antes.
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James siempre estuvo presente durante su niñez, su primo favorito y confidente.
Cuando inició su relación con Scorpius se alejaron ya que su primo creía que sólo la heriría, y lastimosamente la pelirroja lo entendía ahora, ella misma se veía como un ave herida pero con la determinación de volver a emprender el vuelo.

Cuando su primo llego por ella, se sentía morir, como podía ser posible que Rose su pequeña prima se viera así, triste, demacrada, ojos rojos e hinchados y con una edad mínimo 10 años mayor a la real.
No pregunto el porque de su condición aunque el ya se imaginaba, la única razón para que alguien esté así es un corazón roto. La ayudo a subir al auto y fueron directo a su departamento.
Al entrar la dejo en un sillón para que se tranquilizara, se sentó a su lado por lo que a su parecer fueron horas pero ella no reaccionaba ni mostraba señale de hacerlo pronto.
En el momento en que James ya estaba por rendirse e ir por mantas para dormir ambos en el sillón, Rose volteo y se aferró a él como sí fuera la cura de todas sus heridas y derramo más lágrimas que ella creía ya no tener. El castaño le ofreció su hombro hasta que su prima se separó y comenzó a hablar.

--: James, ya lo decidí. Lo amo pero debo de quererme más a mi misma. Lo deje, él debe de estar con su verdadero amor, no es justo que sea infeliz.
--: pero Scorpius , puede que yo no lo soporte pero él te ama..
--: NO! , el ama a lo que yo pretendía ser, ama a... alguien más.
Pronto van a estar juntos y Scorpius va a ser feliz.
--: ¿ estas segura de esto? Él te ama, lo se.
--: no, yo estoy segura. Ahora lo único que quiero es dormir, poder evadir un momento esta situación .
--: no te preocupes, mañana será otro día, yo te voy a apoyar. Ahora a dormir.

James la llevo a la habitación de invitados y la arropó como cuando eran niños y alguno estaba enfermo o triste.
Se dirigía hacia su habitación cuando el teléfono empezó a sonar, reviso el identificador de llamadas, y ese número no era nada nuevo, no por lo menos en este momento.