—Chicos, ¿qué hora es?
—Las seis ¿por? —dijo Donnie.
—Aún no ha llegado Kathe —respondió Raph.
—¿No llega siempre tarde? —preguntó Leo.
—Sí, pero no media hora.
—Llámala. ¿No es tu novia? —Mikey esquivó el puñetazo de su hermano y Raph se llevó el teléfono al oído.
—No responde —dijo cuando saltó el buzón.
—Intentalo otra vez —pidió Donnie mientras encendía su ordenador—. Comprobaré algo mientras.
A la tercera llamada, Raph comenzó a perder los nervios.
—¿Dónde demonios está?
—Quizá Murakami le ha cambiado la hora —aventuró Leo para calmar los ánimos.
—Murakami la necesita por las noches, y aunque así fuese, habría avisado.
—A lo mejor ha salido con su amigo ese que conocimos en Halloween. —Raph le lanzó una mirada asesina y un gruñido—. O... No, jeje...
—Chicos, malas noticias. —Donnie les mostró la pantalla.
—¡Oh, no! ¡Antonio's está cerrado hasta la semana que viene!
—Eso, no, idiota —Donnie señaló el punto parpadeante en la pantalla.
—¿Eso no es...? —empezó Leo.
—La guarida de Shredder... —murmuró Mikey. Raph recogió sus sais del saco de boxeo y fue hacia la salida.
—¡Espera! Espera, ¡Raph!
—¡¿A qué voy a esperar, a que la maten de una puñalada?! Voy a sacarla de ahí ahora mismo.
—¿Y cómo lo piensas hacer? ¿Entrar ahí sin saber dónde está y romper robots hasta que te atrapen a ti también? Necesitamos un plan.
—Lo que tú digas, intrépido líder, pero más te vale tenerlo pensado cuando estemos allí —Raph saltó las entradas de metro y se fue. Leo suspiró, hizo una seña a Mikey y Donnie y se fueron también.Estaba oscuro, Kathe no estaba segura de lo que había pasado. Solo recordaba unos ojos de color ámbar y una afilada hoja que más parecía un relámpago.
Se sentó en el frío suelo, pudo notarlo húmedo, así que supuso que estaba en un sótano. Miró a su alrededor. Solo había oscuridad.
Recordó entonces que la habían atacado en su propia ventana cuando salía al entrenamiento.
Cuando sus ojos se acostumbraron, pudieron ver un haz de luz a través de unos barrotes. Intentó arrastrarse hacia ellos, pero sintió un pinchazo en la muñeca.
Había sido una chica. Podría tener su edad, pero era mucho más fuerte, y parecía entrenada.
Buscó su teléfono en la riñonera, pero antes se encontró con la botella de agua, que se bebió de un tirón.
Además, había más personas. Ninjas. Le habían retorcido la muñeca izquierda, lo que explicaba ese dolor.
Echó un vistazo al teléfono. En total podría tener cerca de cien mensajes de los chicos y setenta llamadas. Justo en ese momento, el artilugio comenzó a vibrar con el nombre de Raph en la pantalla. Descolgó.
—¿Raph?
—Por fin. ¿Estás bien?
—Mas o menos, lo que no sé es dónde.
—Nosotros sí. No te preocupes, te sacaremos de ahí.
—Kathe, ¿puedes describirnos el sitio donde te encuentras? —dijo Leo.
—Oscuro. Y húmedo. Creo que estoy bajo tierra, en algún tipo de celda.
—Bien, estaremos ahí en seguida.
—Ah, ya estás despierta. —Habló una chica fuera de la celda. Kathe escondió el teléfono de forma instintiva—. Ahora podremos hablar, menos mal, porque estaba empezando a aburrirme y pensaba despertarte yo misma.
—¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieres de mí?
—Alto, alto. Aquí las preguntas las hago yo, Kathe. ¿Dónde se esconden las tortugas?
—¿Qué? ¿Qué tortugas?
—No te hagas la tonta. Te vi con Raphael hace unas semanas, en el incendio.
—Mira, no sé a qué te refieres. Te recuerdo que esa noche era Halloween y todo el mundo iba disfrazado, probablemente te hayas confundido de persona. —La chica rio.
—Sí que eres buena mentirosa, tengo que admitirlo, pero déjalo ya. Lo sé todo.
—¿Qué es eso? —preguntó Kathe al ver que la chica sostenía un objeto rectangular en la mano. No podía ver bien a contraluz.
—¿No lo sabes? Es tuyo. —La chica lo abrió por una página concreta y comenzó a leer—. "Raphael." Sí, estoy segura de que no lo conoces. "Matt es un compañero y amigo del instituto (no he dicho que estamos saliendo)." Vaya, eso es algo que debería saber, teniendo en cuenta lo unidos que parecíais en Halloween. "Vivo con mi madre." ¿Qué le pasó? No me lo digas. Está muerta. Ya, bienvenida al club. "Mi padre está muerto." Interesante. "El tipo con el que vivo es "el novio de mi madre."" Llegados a este punto ya no sabías qué inventarte, ¿eh? Ah, pero esta es mi favorita. "Os prometo que no hablaré a nadie de vuestra existencia". ¿Por qué lo has tachado?
—Devuélveme eso.
—Creo que es algo que Raphael debería ver, ¿No crees? —la chica apartó el cuaderno cuando Kathe sacó el brazo de entre los barrotes—. No puedes basar una relación en secretos y mentiras.
—¿Qué es lo que quieres?
—Pensé que era obvio. Dime donde se esconden las tortugas y estas mentiras jamás verán la luz.
—No pienso hacer eso.
—Entonces no tendré más remedio que...
—Suéltala, Karai.
—Ah, justo la tortuga que buscaba. Esto es para ti.
—¡No!
—Lo siento, Katherine, has perdido tu oportunidad. —Raph tiró el cuaderno al suelo de un manotazo, sin mirarlo siquiera.
—Abre la celda.
—¿Sin divertirnos antes? —Karai chasqueó los dedos y aparecieron ninjas de todos los rincones de la sala. La pelea comenzó. Kathe seguía encerrada. Estuvo mirando puños y armas unos segundos, hasta que se dio cuenta de que su cuaderno seguía en el suelo. Se agachó y alargó la mano, pero la muñeca volvió a pincharle. Se giró y estiró el otro brazo. Sus dedos ya casi podían rozar el lomo, cuando uno de los ninjas lo pateó y lo lanzó al otro lado de la habitación.
Raph miró hacia abajo y vio el cuaderno que había golpeado su pie. Descabezó a uno de los ninjas, que resultó ser un robot, y luego en la dirección en la que había venido. Vio a Kathe con el brazo aun extendió. Recogió el cuaderno y, después de lanzarle un guiño, lo guardó en uno de sus costados y continuó la pelea.
—¡Auch! —se quejó Kathe.
—Oh, lo siento, K, no te había visto.
—¡Donnie, abre la puerta! —gritó Leo, atrapado entre dos robots.
—¡Estoy en ello! —Donnie corrió hacia la celda y comenzó a forzar la cerradura. Kathe se había levantado y lo veía trabajar, agarrada a los barrotes con la mano útil.
—Ahg, aparta —Raph apartó a Donnie de un empellón y clavó uno de sus sai en la cerradura, que cedió al instante—. ¡Chicos, nos vamos! —Leo se quejó de algo que no pudieron oír— ¿Estás bien? —Kathe asintió subiéndose las gafas.
—Me duele un poco la mano, pero estoy bien.
Raph sonrió y la atrajo hacia sí por la cintura, apuntó hacia la cristalera rota del techo y disparó un gancho que los elevó antes de que los robots pudieran alcanzarlos. Una vez estuvieron arriba, Raph levantó a Kathe en brazos y siguió a sus hermanos a la carrera.
—Oye, lo que me duele es la muñeca, puedo correr perfectamente.
—Creía que a las chicas os gustaba la caballerosidad.
—No te pega nada.
—Lo sé, creo que no volveré a hacerlo. ¡Oye, Leo! —gritó hacia su hermano— ¡La próxima vez que hables con tu novia dile que ni se le ocurra volver a acercarse a la mía! —Kathe sintió cómo le subía la sangre a las mejillas. Los cuatro saltaron a una furgoneta que había aparcada en un callejón cercano.
—No tiene gracia, Raph —dijo Leo mientras arrancaba.
—Ninguna, de ahí la advertencia.
—¿Quién era esa chica? ¿Y por qué hay más ninjas además de vosotros?
—Tía, ¿has visto mutantes y alienígenas, y te sorprendes porque haya ninjas en Nueva York?
—Me sorprendo por que me han secuestrado, Mikey. ¿Por qué os buscan?
—El clan del pie es una organización ninja al mando de un viejo amigo de Splinter —explicó Donnie.
—Y nos quiere muertos a todos —terminó Raph.
—¿Y la chica?
—Cree que es la hija de Shredder, y a Leo le gusta.
—¿Qué? ¿Por qué?
—¿Y por qué te gusta un mutante tan feo como Raph? —espetó Leo. Kathe se cruzó de brazos, o de brazo, y frunció el ceño.
—Para empezar porque no pertenece a un clan que me quiere matar. Y no es feo. —Raph sonrió triunfante. Se hizo un silencio incómodo. Al final, Leo suspiró.
—No sabe la verdad. Shredder no es su verdadero padre, le ha mentido durante toda su vida. —Las palabras de Karai volvieron a la mente de la chica y soltó una pequeña carcajada—. ¿Qué es tan gracioso?
—Hace un rato ha sido ella la que me ha dicho que no se puede basar una relación en mentiras. Me ha parecido irónico.
—¿Y por qué te ha dicho eso? —preguntó Raph. Seguía enfadado. Kathe dudó, Raph seguía teniendo su cuaderno, y debería contarle la verdad antes de que la leyera o el problema sería aún más grande, pero no era el momento de hacerlo, no con todos delante, no era tan valiente. Si lo fuera, no habría mentido en primer lugar—. ¿Kathe?
—Ah, eh… dijo que… para ser amigas no podía esconderle secretos, así que debía decirle dónde os escondéis. —Y había vuelto a hacerlo.
—¿Y se lo has dicho?
—¡Pues claro que no! ¿Por quién me tomas, Leo?
—Sí, Leo, Kathe no nos traicionaría, es nuestra amiga, ¿verdad? —Mikey se colgó de su hombro y Kathe tuvo que apoyarse en Raph con la mano dolorida.
—Auch.
—¡Mikey!
—Lo siento, ¿estás bien?
—Sí, no es nada… — Cuando la furgoneta se detuvo frente al garaje, Donnie se levantó y le sostuvo el brazo.
—Está algo hinchado, será mejor que le eche un vistazo. Ven conmigo. —Kathe lo siguió y dejó a los otros guardando la furgoneta en el garaje.Mientras comprobaba que todo estuviera en orden, Raph sintió que algo se caía junto a su pie. Lo recogió. ¿Por qué tendría Karai tanto interés en que lo leyese? ¿Y por qué Kathe estaba tan preocupada? Antes de darse cuenta, ya tenía el cuaderno abierto, y una vez que comenzó a leer, no pudo detenerse.
Donnie apretaba, pero Kathe aguantaba bien el dolor, tenía años de práctica.
—Por cierto, ¿hablaste con las chicas de Halloween? Las de la banda.
—No, no tengo batería, para qué las voy a llamar.
—Quizá hay una en el estudio, o donde vayan a ensayar.
—Normalmente cada miembro lleva su instrumento.
—¿Y no puedes conseguir una nueva?
—Son muchas piezas, y muy caras. He empezado a ahorrar, pero no es tan fácil. Me llevará un tiempo hasta que…
—¡¿Qué es esto?! —las puertas se abrieron con violencia, haciendo temblar todo.
—Raph, mi laboratorio. —Pero Raph ignoró a su hermano y avanzó hacia Kathe con el cuaderno en alto. La chica había perdido el poco color que tenía.
—¿Qué es esto? —preguntó de nuevo.
—Pensaba contártelo…
—¿Sí? ¿Cuándo? ¿Cuando viniese alguien a encerrarnos en una jaula de investigación, o a matarnos, o…?
—¡No, eso está tachado! Por favor, Raph, deja que…
—No, cállate, no quiero oír ni una palabra. ¿Cómo has podido hacer esto? ¡Confiábamos en ti! ¡Yo confiaba en ti, Katherine! Si es que ese es tu nombre de verdad.
—Claro que lo es, yo solo…
—¿Sabes qué? Por mí puedes irte a tomar viento fresco. Y meterte tus mentiras por donde te quepan —Raph le estampó el cuaderno en el pecho y se dio la vuelta hacia las puertas.
—Raph, espera. Lo que pasó en Halloween… —Raph se detuvo—, lo que te dije después de lo de Matt… todo era cierto. Por favor, te mereces una explicación. Deja que te la dé. —Él la miró por encima del hombro.
—No quiero volver a verte —fue lo último que dijo antes de cerrar de golpe. Kathe se dejó caer en el respaldo de la silla. Parpadeó para contener las lágrimas. Donnie continuó trabajando.
—Avísame si te hago daño —murmuró. Kathe suspiró.
—Ahora mismo —dijo ella mirando el cuaderno—, duelen más otras cosas. —Donie la miró sin levantar la cabeza y terminó de ponerle el vendaje.
—Mira, no sé lo que ha pasado para que se ponga así, pero lo conozco. Al final entrará en razón y te dejará hablar. Siempre le pasa. —Kathe se limitó a suspirar—. Esto ya está. Intenta no forzar mucho la muñeca durante un par de semanas y nada habrá pasado.
—¿Qué más da? —suspiró de nuevo.----------------------------------------------
Siento no haber publicado ayer! Fui a la piscina durante todo el día y se me pasó por completo! Nos vemos la semana que viene~
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Lies (Mentiras) [TMNT 2012]
FanfictionMi nombre es Katherine, o Kathe, me da igual. Y tengo un secreto: soy una mentirosa. Y también un problema: tengo muy mala memoria. De manera que guardo todas mis mentiras en un cuaderno. Cada vez que conozco a alguien, escribo su nombre en una pági...