Capítulo 13: Boku wa ningen janaindesu, hontoni gomennasai

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Capítulo 13: No soy humano, lo siento mucho.
—Matt, ¿puedes dejar de hacer preguntas de una vez?
—¿Y tú puedes responderme de una vez?
—No. —Kathe metía las cosas en su mochila para salir del instituto. El chico no había parado de preguntar en todo el día. En clase podía no responderle con la excusa de estar atendiendo, pero fuera...
—Pues eso. Vamos, ¿quién era el chico tortuga ese? —Kathe rodó los ojos.
—Ya te lo he dicho, es un amigo.
—Os vi de la mano después de lo de Halloween.
—¿Y si ya sabes la respuesta por qué preguntas?
—O sea, que no es solo un amigo.
—Estás hecho un lince, Sherlock.
—¿Y donde lo conociste?
—No te importa. —Kathe cerró su mochila y se la echó al hombro con violencia.
—Claro que sí. Tengo derecho a conocer al novio de mi mejor amiga.
—Ya lo conociste en su momento y creo que quedó bastante claro que él no quiere cuentas contigo.
—Mira que eres cabezota.
—Ya deberías saberlo. —Su teléfono comenzó a sonar y sonrió al descolgar. Matthew rodó los ojos cuando llegaron al rellano de salida—. Hola, Raph.
—Hay una entrega especial para ti frente al instituto. —Kathe alzó la mirada al salir y pudo ver una enorme moto negra y su conductor saludándola. Sonrió y bajó corriendo las escaleras. Se detuvo hasta que pudo cruzar la calle y se lanzó a su cuello.
—¿Qué haces aquí?
—Llevarte a entrenar.
—¿Tan pronto? Seguro que hay algo más.
—Vale, estaba deseando verte.
—Eso está mejor —murmuró abrazándolo.
—Te he echado de menos.
—Ni siquiera han pasado dos días de la última vez que nos vimos.
—¿Y? —Kathe se separó sonriendo y fue a sacar su casco.
—Hola, chico duro. —Ella puso los ojos en blanco por enésima vez aquel día—. La fiesta de disfraces fue el otro día.
—Déjanos en paz, Matt.
—Ni hablar, cielo. Quiero conocer a tu amigo. ¿Qué eres?
—¿De verdad lo quieres saber? —Matt se limitó a sonreír—. Soy el que te va a cerrar la boca de un puñetazo si no te callas.
—No sabía que las tortugas tuviesen tanto temperamento.
—No te haces una idea.
—Ahora en serio. ¿Qué eres? ¿Alguna especie de experimento fallido o sin terminar, como el manostijeras?
—Matt, déjanos en paz —advirtió Kathe de nuevo, pero él la ignoró.
—¿De verdad crees que algo como tú tiene futuro con una chica como Kathe? —continuó. Soltó una carcajada—. Necesitas ser humano para eso, Eduardo tres dedos.
—Al parecer no recuerdas cómo termina esa película —gruñó Raph—. Te lo puedo recordar si quieres. —Se llevó las manos a los costados. Kathe lo detuvo antes de que sacase las armas y se encaró con Matthew.
—Lárgate ya. Así no vas a conseguir nada.
—Si tú lo dices. Y sí que recuerdo el final. Tan solitario... Hasta mañana, Kathe.
Cuando se alejó, Katherine se dio la vuelta para hablar con Raph, pero él ya había subido en la moto y le hacía un gesto para que ella hiciese lo mismo. Con un suspiro, montó tras él y lo abrazó con fuerza mientras arrancaba.
Ninguno habló durante el camino, aunque sus cascos estaban conectados y podían hacerlo. Solo escuchaban el ruido petardeante de la moto y el rugido del acelerador.
Se deslizaron por un sutil pasaje secreto y poco después alcanzaron el garaje. Kathe bajó de la moto y se quitó el casco. Raph hizo lo mismo, metió ambos bajo el asiento y lo cerró de un manotazo. A punto de darse la vuelta, Kathe lo sujetó por un brazo y lo besó. Raph soltó aire y correspondió lentamente con los ojos cerrados. Kathe se separó y lo miró a los ojos.
—¿Mejor? —Raph se encogió de hombros y se separó un poco más para quitarse el traje. Kathe se quitó la mochila y se sentó en la moto.
—No lo sé.
—¿Por qué? ¿Qué pasa? —él no respondió mientras arrojaba el traje a una silla.
—¿Y si tiene razón? —dijo de repente, mirándola a los ojos— ¿Y si lo nuestro no tiene futuro? —se dejó caer en la silla igual que había hecho con el traje.
—Lo tendrá.
—¿Cómo estás tan segura? —Kathe se acercó a él y se arrodilló a su lado.
—Raph, ¿tú me quieres?
—¿A qué viene eso? Claro que sí.
—Bien, entonces lo nuestro tendrá futuro, porque yo también te quiero, y es todo lo que necesitamos. —Raph la miró con los hombros hundidos y apretó la mano que Kathe había puesto en su rodilla.
—¿No estarías mejor con él?
—No lo creo.
—¿Por qué no? Es evidente que le gustas. Podríais ser una pareja normal.
—Ya, pero no es de él de quien estoy enamorada. —Raph sintió mariposas en el pecho y dibujó una diminuta sonrisa—. Eso está mejor. Vamos, tengo hambre —Kathe tiró de él hasta la puerta, pero Raph se detuvo antes de llegar.
—Pero él es humano. —Kathe soltó un suspiro exasperado.
—¿Me vas a hacer explicártelo de nuevo?
—¿Explicar el qué?
—Vamos a ver —Kathe se frotó los ojos por debajo de las gafas y luego lo miró—. ¿Qué es lo que te acabo de decir?
—Que tienes hambre.
—Antes de eso.
—Que no estás enamorada de él.
—Exacto. Estoy enamorada de ti. ¿Sabes lo que eso significa?
—¿Que matarías por mi?
—Vale. Además de eso. —Raph se encogió de hombros, Kathe suspiró—. Significa que me gustas tal y como eres. No me vas a gustar más por ser humano ni menos por no serlo. —Raph no dijo nada, pensativo. Kathe volvió a encaminarse al salón, pero él habló de nuevo.
—Entonces, si tuvieras la oportunidad de convertime en humano... ¿No lo harías? —Kathe lo miró con determinación.
—No. —Kathe se dio cuenta de que no era esa la respuesta que él buscaba, aunque también sabía que no lo iba a admitir—. A no ser que tú quisieras.
—¿Qué quieres decir? —Kathe le sujetó la mano una vez más.
—Ya te lo he dicho. No me importa tu aspecto. El único que tiene derecho a decidir sobre él eres tú. Si tienes la oportunidad de cambiarlo y quieres, adelante. No voy a dejar de quererte por eso.
—Tampoco es que pueda hacer tal cosa.
—Mantengo lo que he dicho. —Raph la miró unos segundos y luego sonrió.
—¿Siempre tienes respuestas para todo?
—Evidentemente.
—Veamos si tienes una para esto. —Sin que ella lo esperase, Raph tiró de su brazo y la hizo dar vueltas, hasta que la dejó caer sobre su brazo, inclinado sobre ella.
—Creo que te falta algo.
—Si me dejaras terminar... —Kathe sonrió y no opuso resistencia cuando él se inclinó aún más hasta besarla.
—Chicos, vuestra pizza esta... vale. —Raph empujó a Mikey por la cara y se separó de Kathe.
—Serás aguafiestas.
—¿Y yo que iba a saber? —Mikey consiguió escapar, pero su hermano fue tras él hacia el salón. Kathe los siguió con una pequeña sonrisa.
Se sentó para comer la única pizza que quedaba entera después de saludar a Leo.
—Ese capítulo estaba muy bien —comentó.
—Lo sé —dijo Leo sin apartar la vista del televisor.
Raph se sentó junto a la chica con un brazo alrededor de sus hombros y robó un trozo de pizza.
—Leo, quita eso, qué aburrimiento.
—No, déjalo, quiero comprobar una cosa.
—¿En serio?
—¿Algún problema, Raphael?
—Pues sí, porque ese programa es aún más aburrido que las sesiones de meditación de...
—¡Silencio los dos! —exclamó Leo. Kathe sonrió y Raph soltó un suspiro exasperado, pero ambos dejaron de hablar.
En aquel momento, Kathe se dio cuenta de que allí, en medio de las alcantarillas de Nueva York, rodeada de cuatro tortugas gigantes y una rata parlante, había encontrado un sitio que se acercaba mucho más a un hogar de verdad que cualquier otra cosa que hubiese conocido.

Lies (Mentiras) [TMNT 2012]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora