XXII-Dooly

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Especial Yoonmin...

La ventana de la habitación se abre sin que nadie la hubiera tocado. Se abre de forma lenta sin hacer casi ningún ruido. Enseguida, un gato negro salta sobre el alféizar de la misma y pasa entre los barrotes de hierro forjado sin esfuerzo.

Salta a la habitación y mira hacia el bulto en la cama, apenas notándose en la oscuridad.

Sus amarillos ajos observan al niño cubierto en su totalidad por un pequeño cobertor amarillo chillón, el cual es el favorito del chiquillo.

Con el sigilo propio de un gato, atraviesa la estancia y una vez frente a la cama empieza a cambiar. El gato se trasforma de un momento a otro, como por arte de magia, en un pálido chico de cabellos negros cuyos ojos, ahora ya no tan amarillos, siguen brillando en la oscuridad.

La silueta del niño empieza a removerse al escuchar y sentir al desconocido sentarse en la cama. Sabiendo de quien se trata, aparta la manta del rostro y sonríe. Estaba esperándolo.

ㅡ¡Yoongi hyung!ㅡexclama en un susurro. Sabe que no debe alzar la voz para no despertar a sus papás porque ellos no saben que Chi en realidad no es Chi sino su adorado hyung Yoongi.

Hace tiempo había descubierto aquello, mas su hyung no quería que se lo dijera a nadie porque entonces no podrían volver a verse, o al menos ya no tan seguido como ahora.

Para su tierna mente de 9 años el hecho de que su gato pudiera transformarse en un lindo chico no era extraño en lo absoluto. Es más, la primera vez que lo había visto cambiar, en vez de asustarse, se había emocionado muchísimo y pensó que era lo más genial del mundo.

Aún lo recuerda tan bien y con cada detalle, pues nunca podría olvidar aquel momento tan espectacular. Sucedió durante una noche lluviosa de primavera, el viento sonaba fuerte y los continuos rayos reflejados en los vidrios de su ventana funcionaban como lámparas que se prendían y apagaban de forma intermitente ante cada trueno. Aquella noche él permanecía despierto, mas no por miedo, sino por los molestos ruidos de los rayos que molestaban a sus oídos. Se había cubierto con la misma manta que ahora tenía sujeta entre sus pequeñas manos para amortiguar el sonido. Su gato estaba acostado junto a él en su cama y no parecía estar prestandole atención, suspirando había desviado la mirada del animal para ver a través de la ventana justo en el momento en el que un rayo cayó excesivamente cerca con un estruendoso ruido haciendo sobresaltar al pequeño de la impresión. No se había asustado, -Jimin es un niño demasiado valiente y avispado como para asustarse de algo tan natural como una tormenta, eso decía él. De hecho, casi nada le asustaba; excepto, claro, los ratones y las mariposas que, según él, son las criaturas más horripilantes y terribles que existen en la tierra-, simplemente aquel rayo lo había tomado desprevenido.

Pero Yoongi no lo había tomado así, él creía que su pequeño Jimin se había asustado, y sin idea de qué hacer, no se le ocurrió nada mejor que volver a su forma humana para así abrazar y proteger a su compañero.

Jimin aun miraba ceñudo la ventana cuando sintió que Chi se levantaba de la cama para luego saltar al suelo, pero cuando aterrizó en la mullida alfombra naranja ya no era un gato. Fueron dos pies cubiertos con botas negras los que aterrizaron en el piso en vez de las cuatro patas del gato que había saltado. El niño que había sentido el movimiento de su mascota, había volteado el rostro justo a tiempo para verlo todo.

Jimin no había gritado, de hecho, no emitió sonido alguno. Por un par de segundos se había quedado tan estático que alarmó a Yoongi, pensando que quizá habría asustado al niño, y se reprendió mentalmente. ¡¿Cómo se le había ocurrido hacer algo así?! Obviamente cualquiera se asustaría si viera a su mascota transformarse en una persona frente a sus ojos...

Al filo del alma ~ Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora