Vanesa y Mónica llegaron a casa, Bruno el perro de Vanesa se lanzó a sus brazos, daba igual si se marchaba un día o una semana él la recibía igual de efusivo.
-¿Me vas a contar que te pasa? Empiezo a preocuparme. – Dijo Mónica que notaba a Vanesa más distante.
A Vanesa se le llenaron los ojos de lágrimas, las intentaba retener. Mónica sin saber mucho de que iba la historia se acercó a ella y la beso suavemente.
-¡No, Mónica! – y se apartó, tan culpable.
Mónica se le cambió la cara, no entendía nada. No entendía que había podido pasar una noche en Tenerife, si antes de irse estaban mejor que nunca. Mónica confiaba tan ciegamente en Vanesa que ni se imaginaba que pudiera haber pasado algo con Malú.
-¡Mónica de verdad, lo siento! – Vanesa veía como a Mónica le salían algunas lágrimas y automáticamente se puso a llorar.
La abrazó, se sentía tan mal, no sabía cómo contarle eso.
Las dos envueltas en un abrazo de lágrimas. La culpa invadía a Vanesa, Mónica era tan única, tan especial que no entendía cómo podía hacer daño a alguien que se portaba tan bien con ella.
-¿Qué ha pasado Vanesa?- Dijo Mónica separando un poco su cara del cuerpo de Vanesa.
-¿Sabes que te quiero no? – Le dio un beso a Mónica.
Mónica que no era tonta, sabía que algo había pasado y que Malú era la protagonista.
-¡No me jodas Vanesa! – se apartó de ella, dándole la espalda.
Mónica sabía que ante Malú no tenía nada que hacer, que sabía el amor y la complicidad que se sentían y ella era partidaria de dejar libre al amor.
Vanesa le puso su mano encima del hombro, pero Mónica la apartó. Le había dolido tanto, confiaba ciegamente en Vanesa y ahora esto.
-¿La quieres? – preguntó Mónica.
-¡Eso no importa, ahora! – Dijo Vanesa que le cubrían las lágrimas toda la cara.
-¡Sí, sí importa, joder! – Mónica empezó a poner cuatro trapos en una maleta.
-¡No te vayas! – le imploró Vanesa.
-¡Necesito tiempo, Vanesa! Espero que me lo respetes. Ahora no tengo claro nada. Confiaba ciegamente en ti.
-¡Joder, Mónica! Perdóname, perdóname.
-Al principio de estar juntas, tenía miedo. Todo el mundo sabe lo mucho que os queréis tú y Malú, tenía miedo que pudieras hacerme daño, sabía que ella era tú debilidad. Pero, poco a poco fui confiando en ti... ¿Y ahora? - Empezó a llorar, muchísimo. No podía hablar.
-¡Joder, Mónica! No puedo dejar que te marches así.
-¡Voy unos días a casa mis padres!
-¿A Elche? – Preguntó Vanesa.
-¡Sí! Lejos de ti, lejos de Madrid. Necesito pensar... - y cogió a su perro y su maleta y salió por la puerta.
Vanesa se sentó en el suelo, llorando, no podía parar de llorar. Se sentía tan mal, tan idiota, por haber cedido con Malú y ahora había perdido todo. A Malú a Mónica. Todo, estaba sola en esa casa de Madrid, arrepintiéndose a cada segundo en que momento habían decidido volverá cruzar sus caminos.
Malú se pasó los tres días que tenía que estar en Tenerife borracha. Cogió alguna llamada de Albert que no le quiso pasar a la niña, no quería que la niña la viera en esas condiciones.
Malú creía que la manera de olvidar a Vanesa era bebiendo y a su vez Vanesa creía que la manera de no sentirse culpable era bebiendo. La última vez también la fastidiaron así, bebiendo sin cesar, llegando incluso a perjudicar alguna gira y alguna presentación, era el camino fácil.
Vanesa borracha no paraba de llamar a Mónica, la cual no la respondía, muchos mensajes sin ninguna respuesta. La única respuesta que obtuvo fue:
Si me vuelves a llamar, te bloqueo. Necesito tiempo Mónica
Vanesa entendió que Mónica necesitaba su tiempo y que ella no era nadie para pedirle que hiciera nada.
Malú al regresar de su viaje de Tenerife se tenía que enfrentar Albert y ganas no tenía muchas la verdad.
Malú bajo del avión, estaba un escuadrón de fans esperando a los artistas. Fingió la sonrisa y bajo esas gafas de sol que disimulaban sus ojos resacosos, ni una lágrima había soltado, todo lo había dejado en las copas del hotel de Tenerife, Pastora había estado cuidando de ella. Recogiéndole el pelo cuando vomitaba, asegurándose que llegaba cada noche sana y salva a la habitación.
Un fuerte abrazo de despedida se dieron el aeropuerto, Malú le susurro a Pastora las gracias, Pastora no podía dejarla así, aunque le cabrease el motivo por el cual estaba así.
La niña y Albert no habían ido al aeropuerto porque sabían de sobras que habría fans y quería mantener a su hija al margen de todo, aunque se la llevará de gira, siempre estaba entre bambalinas.
El ruido de la puerta girándose lo sentía como el ruido que hacía su corazón. Su pequeña y alocada hija corrió a los brazos de su madre, ella tiro la maleta al suelo y la abrazo con fuerza.
-¡Ratoncita!- La cogió en brazos y entraron en casa.
Albert recogió la maleta del suelo y la entro también. Malú le dio un suave beso en los labios de saludo, mientras sujetaba a su hija.
-¿Cómo ha ido? – Preguntó Malú, preocupada, era la primera vez que se alejaba tanto tiempo de su hija.
-¡Súper bien, mama! Comimos helado por la noche. – dijo con una sonrisa traviesa.
-¡Ay, ay! No os puedo dejar solos. – dijo Malú haciendo ver que se enfadaba.
-¡Jo, mami! Fue un día solo. – y empezó a besarle toda la cara su madre, la cual se quitó las gafas para que su hija pudiera besarla bien.
Vanesa, era lo que más feliz le hacía.
-¿Y tú qué tal? – preguntó Albert.
-¡Muy bien, la verdad! Cansada, hacía tiempo que no aguantaba el ritmo de esas fiestas, pero muy bien.
-Hija, cariño. Te parece que vayamos a jugar al parque y dejamos a mami descansar. – Dijo Albert agarrando a su hija para que Malú pudiera descansar.
-¡Voy a por la pelota! – y salió corriendo a su cuarto.
-¡Te echado de menos! – Albert la besó-
-¡Yo también! – y le devolvió el beso.
La niña apareció corriendo con la pelota en las manos. Era la situación perfecta para no tener que pensar, ni explicar nada.
Subió las escaleras y se tumbó en la cama. Pensó que la maleta la recogería luego. El dolor de cabeza era inminente, resaca y cansancio mala combinación, pero consiguió dormirse. Con el móvil agarrado fuerte, esperaba que la llamara, aunque sabía que eso no sucedería.
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Perdonar la desaparición, los que ya hace tiempo que me siguen ya me conocen, si no estoy inspirada no me gusta forzarme a escribir, y estado unos días que no venía nada.
Pero aquí tenéis el capítulo. Gracias por seguir aquí y por leerme.
Contadme que os parece os leo.

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(Re) encontrarse
FanfictionDicen que el tiempo todo lo cura ¿y quién cura el tiempo? Hay personas que son debilidad y por mucho que pasen los años siempre serán debilidad. Seguir intentándolo, buscarnos en el desastre. Ese maravilloso desastre que sonaba a nosotras. A un sus...