Un fuerte mareo despertó a Malú, la cual no sabía ni donde estaba. Dedujo que era de día porque entraban los rayitos de sol por los agujeros de la persiana. La habitación apestaba alcohol, el dolor de cabeza era inminente. Suspiró, miró a su alrededor, era obvio que allí había pasado algo, rezo para sus adentros que la persona de su lado, no fuera quien creía que era.
La miro con miedo, confirmando su teoría. ¡Mierda! Pensó. Miró la hora, las nueve de la mañana.
Miro su móvil, Albert no había dicho nada y mejor, la volvió a mirar a ella y sonrió, se veía tan bonita, le gustaba verla dormir. Pero debía marcharse, así que recogió su ropa del suelo con sigilo para no despertarla, sino tendría que dar muchas explicaciones. Se puso el vestido sin abrochar, cogió la chaquetilla y los zapatos en mano y salió sigilosamente de aquella habitación.
Entró en su habitación y se maldijo, cómo había podido volver a caer. Se sentó en la cama, se cubrió la cara con sus manos e inevitablemente se puso a llorar. No tenía a nadie con quién compartir todo eso, obviamente no podía contarle Albert lo que había sucedido, capaz era de quitarle la custodia de la niña. ¡Mierda, Vanesa! ¿Cómo se le explica a una niña que su madre ha sido infiel a su padre?
¡Joder, Joder! En qué momento volviste aparecer Vanesa. Se maldijo para sí misma.
Un rayo de sol iluminando la cara de Vanesa la despertó, busco con el brazo a Malú, el vacío de la cama la hizo volver a la realidad. ¿Había salido corriendo? Otra vez.
Un fuerte pinchazo le invadió fuerte el corazón. ¡Vanesa, eres idiota! Se dijo a si misma
Le escribió un mensaje
¿Volveras a desaparecer? Vanesa
Ni dos minutos tardó en salirle el tick azul.
Vanesa, lo siento. Es mejor así. Malú
Malú la bloqueo, para que no pudiera escribirla más, Vanesa la llamaba, no respondía.
No entendía como la noche anterior le había dado todo, la había buscado ella ¿Y ahora? Y ahora desaparece.
La llamada de Mónica la hizo volver a la realidad, acababa de fallar a la única persona que le había demostrado que le importaba y la quería.
-¡Buenos días! –Contestó Vanesa, con tono de voz muy seco.
-¡Uy! Cariño ¿Estás bien? – preguntó Mónica preocupada.
-¡Si, aparte de una resaca terrible, sí! – Jamás le había mentido a Mónica. Se acababa de sentir tan miserable.
Vanesa era muy sincera y sabía que cuando volviese a Madrid, se lo contaría. No podía vivir como si nada, pero sabía que eso significaba tirar por el retrete toda la vida que había construido con Mónica, los perros, la casa etc.
Vanesa, entre la resaca y lo culpable que se sentía, no era capaz de decirle mucho más a Mónica. Se quedaba hasta el lunes en Tenerife, lo que decidió cambiar sus billetes para volver antes, pasaba de estar dos días cerca de Malú. Necesitaba volver a Madrid, contarle a Mónica lo sucedido.
Llamó a Malú, para contarle lo que había pensado, la cual no contesto. Suspiró y entre lágrimas hizo la maleta.
Escribió a Mónica
No me encuentro muy bien, vuelvo antes. ¿Pedimos sushi? Vanesa
Mónica no tardo ni dos segundos en decirle que sí, que no se preocupase que ella la iría a buscar al aeropuerto.

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(Re) encontrarse
Fiksi PenggemarDicen que el tiempo todo lo cura ¿y quién cura el tiempo? Hay personas que son debilidad y por mucho que pasen los años siempre serán debilidad. Seguir intentándolo, buscarnos en el desastre. Ese maravilloso desastre que sonaba a nosotras. A un sus...