Capítulo 5

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Después de aquel café no se habían vuelto hablar en semanas, Vanesa se había arrepentido todo este tiempo de no aceptar la invitación. Y Malú había entendió perfectamente cuales eran las distancias que decidía marcar Vanesa y aun que le jodiera las debía respetar.

Pero esta noche, esta noche se encontrarían en Tenerife y los premios cadena dial. Vanesa aun recordaba ese 3 de septiembre que tanto marcó en redes, que no pudieron disimular ni un segundo.

Habían pasado casi diez años de aquel 3 de septiembre, pero de vez en cuando volvía a redes y ella volvían a pensarse.

Era inevitable, si sus fans no las habían olvidado, ¿cómo iban a olvidarse ellas?

Vanesa estaba algo nerviosa aquella mañana, Mónica le dijo que no la podía acompañar que tenía mucho trabajo y no podía pedirse días libres. A Vanesa no le importo en absoluto, ya que sabía que a Mónica no le quedaban días libres por culpa de acompañarla en la gira.

En cambio, Albert en su más alto poder de posesión, decía que si no iba Malú tampoco iría.

-¡Vamos! Tú flipas, Albert pienso ir, quieras o no. Es mi carrera o la aceptas o no me estas aceptando a mí, tú veras.

-¡Te acompaño! – confirmó.

-¿Y la niña? ¿Qué la cuide el gato? – dijo en modo irónico Malú.

-¡Llamamos a una canguro!

-¡Ya claro! Dejamos que se cuele una extraña en mi casa y cuide de mi hija. Pero tú sabes que eso no podemos hacerlo, te tienes que quedar con la niña. ¡Joder! No puedo faltar me han nominado.

-¿Irá Vanesa? – pregunto celoso.

-¡Ahora ya entiendo! Todo este show es por Vanesa. ¿Enserio? ¡Albert, joder! Hace más de diez años que cortamos, tenemos una hija en común y una vida juntos. Tú crees que por que yo me encuentre a Vanesa pasará algo. A más tiene pareja. – Malú revoloteaba nerviosa por la cocina, no podía soportar los ataques de nervios de Albert.

-¡La has visto! ¿Verdad? – Dijo dando un fuerte golpe en la mesa de la cocina.

-¡Baja, ese tonito! ¡Qué la tenemos! – Dijo Malú señalándolo con el dedo.

-¡Porque me mientes! ¡La sigues queriendo! Si no de que se llama nuestra hija cómo ella.

-¡Mira, basta no aguanto más! Me voy, relájate este fin de semana que estoy fuera, y no me llames si es para montarme una escenita de celos. – Malú le dio un beso suave en los labios y cogió la maleta para ir al aeropuerto.

Malú estaba dolida y enfadada con Albert, menos mal que la niña estaba en la guardería cuando esa discusión. Hacía tiempo que no discutían, pero Albert estaba muy celoso de la relación que había tenido con Vanesa, Malú maldecía el día que se lo contó.

En el aeropuerto de Tenerife, un olor le resulto familiar a Malú. Cuando alzó la vista al frente allí estaba, seguía usando la misma colonia.

-¡Hola! – Se saludaron tímidamente.

Malú tenía mala cara después de la discusión con Albert, en cambió Vanesa radiaba felicidad.

-¿Compartimos taxi? – preguntó Vanesa.

-¡Pues claro, seguro que vamos al mismo hotel! – y así lo hicieron, tímidamente subieron aquel taxi.

Era algo que las incomodaba a las dos encontrarse, sin saber que decirse, con lo que habían sido ellas.

Se pasaron el trayecto del taxi en silencio, total. El taxista tampoco decía mucho, puso la radio. Cadena Dial. Alguna canción era de ellas y se miraban cuando eso pasaba.

(Re) encontrarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora