Sugar On Top - KookTae

Capítulo 12: Marshmallow Sundae

Capítulo 12: Marshmallow Sundae

Poco después de caer en el colchón, Taehyung se quedó dormido. Estaba demasiado cansado para más juegos y el dolor muscular se estaba asentando. Pero se las arregló para hacerse un ovillo, enterrando su cara en la almohada.

Jungkook permaneció de pie junto a la puerta, limpio y en pijama, con una sonrisa en su rostro. Se apartó del marco de la puerta y caminó hacia la cama, incapaz de resistirse a tocar a Taehyung como quería. Rozó sus dedos contra el pelo húmedo de Taehyung y una sonrisa se extendió por los labios del chico.

Tiró de las mantas sobre los hombros de Taehyung y lo arropó. Miró hacia abajo al chico durmiente y no pudo evitar sonreír. Largas pestañas caían sobre piel bronceada; cabello castaño oscuro se encrespaba alrededor de sus orejas; y dulces labios estaban entreabiertos y aún hinchados por ser besados.

Jungkook se inclinó y estaba tentado —terriblemente tentado— a robarle un beso a los labios de Taehyung, Pero ladeó la cabeza y en su lugar presionó sus labios en la sien de Taehyung.

—Mmm… —Taehyung tarareó y se movió más cerca, alcanzando la mano de Jungkook.

Era irresistible.

Jungkook se deslizó en la cama, tomando la mano de Taehyung y acercándolo más. Taehyung acarició su costado usando su nariz y Jungkook pasó sus dedos por el cabello castaño, admirando la suave expresión en la cara de Taehyung.

Él era real. En verdad real. Y estaba allí en sus brazos.

—No me dejes otra vez, señor…

Jungkook tragó fuerte.

—No lo haré, Taehyung. Nunca te dejaré de nuevo. Me tomó mucho tiempo encontrarte.

Cuando el domingo llegó, Taehyung estaba agotado. Apenas siquiera podía pensar en sexo y estaba seguro (esperaba) que Jungkook sentía lo mismo. Los dos días anteriores consistieron enteramente en ser el "gatito mascota" de Jungkook, collar y lazos en sus muñecas incluidos. Estaba agradecido por ya no estar en el suelo, con ropa real y comiendo en una mesa.

Pero no podía dejar de sonreír. Había una sensación de calidez a su alrededor que no podía quitarse de encima. A pesar de que estaban en el coche, Taehyung quería acurrucarse junto a Jungkook y pasarse todo el día así.

—Odio la puta universidad —Taehyung gimió mientras Jungkook estacionaba el auto en el aparcamiento de una tienda de arte—. Y los proyectos de mierda.

—Vamos, Taehyung, no es tan horrible —Jungkook lo palmeó en la rodilla y apagó el motor. Taehyung gruñó y rodó hacia la puerta del coche.

Los dos salieron y entraron a la tienda. Taehyung inhaló, absorbiendo el leve olor a pintura y papel y agarró un carrito de compras. Fue directamente a la sección de pinturas y empezó a rebuscar, considerando los colores que más necesitaba. Jungkook curiosamente tomó un pincel y lo hizo girar entre sus dedos.

—No sé cuál quiero más…

—Lleva ambos —Jungkook se encogió de hombros—. No me importa.

—Taehyung… No puedo hacer que compres mis pinturas —Jungkook dijo suavemente.

—¿Por qué no?

—Porque son para la universidad —Taehyung suspiró. Dejó caer los brazos a sus lados, las pinturas aún en sus manos—. Y esa es mi responsabilidad.

Jungkook envolvió un brazo alrededor de la cintura de Taehyung, apoyando su mano contra la parte baja de la espalda del menor. Le dio a Taehyung un pequeño apretón, una sonrisa ligera en sus labios.

—Estuviste todo el fin de semana desnudo con un collar puesto. Creo que te lo mereces, sobre todo por tomártelo tan bien.

Taehyung se puso rojo brillante y sostuvo las pinturas contra su pecho.

—Gracias…

—¿Qué necesitas? ¿Pinturas, pinceles? ¿Un nuevo lienzo o tres? Taehyung, por favor, escoge lo que quieras o elegiré mierda por ti. Y honestamente no tengo idea de qué carajos siquiera comprar.

—¡Jungkook!

—Te he dado una advertencia justa. Así que deja de ser una mierda y empieza a hacer compras.

Taehyung soltó una risa y besó a Jungkook en la mejilla.

—Gracias. Para ser un anciano no estás de tan mal humor hoy.

—Y ni siquiera me pagan para hacer de niñero contigo tampoco —replicó Jungkook, Le dio una palmada en el trasero a Taehyung y movió la cabeza en dirección a las botellas de pintura.

Mordiéndose el labio, Taehyung se apresuró para revisar entre las pinturas. Sus ojos se iluminaron y parecía repentinamente como una Navidad adelantada. Escogió sus pinturas (solo las que en serio necesitaba) y pasó a la siguiente cosa. Un nuevo bloc de dibujo, una caja de carboncillos y cuatro lienzos pronto llenaron el carrito junto a las pinturas.

Empujó el carrito hasta el lado de Jungkook y el hombre bajó la mirada hacia él. Alzó una ceja.

—¿Eso es todo?

—Mhm —Taehyung asintió y tímidamente empezó a juguetear con sus dedos. Todo eso era demasiado. Esta no era la responsabilidad de Jungkook, El hombre solo tenía que comprarle comida y darle dinero para gasolina; Taehyung tenía que ocuparse de sus materiales de arte.

Pero esos pensamientos nunca alcanzaron a Jungkook. El mayor empujó el carrito hasta el mostrador y sacó su billetera sin pensarlo dos veces. Taehyung se rindió, poniendo todos sus útiles en el mostrador para ser escaneados.

El cajero levantó la mirada hacia él y luego a Jungkook. Y Taehyung sabía, por la extraña expresión que el cajero le dio, exactamente lo que estaba pensando.

Así que Taehyung caminó hasta donde estaba Jungkook, una vez que todo estuvo en el mostrador, y envolvió sus brazos alrededor de la cintura del hombre. Observó al cajero mirarlos con aturdidas y alzadas cejas. Con una sonrisita, Taehyung besó a Jungkook en la mejilla, solo para asegurarse de que las suposiciones del cajero estuvieran correctas.

Jungkook pasó su tarjeta para pagar y Taehyung lo soltó para agarrar las bolsas con sus materiales de arte.

—¿Podemos ir por helado en el camino? Tengo antojo de un sundae de malvaviscos.

Jungkook resopló.

—Por supuesto, mocoso mimado.

—El mocoso mimado de papi —dijo Taehyung coquetamente, caminando hacia la puerta. jungkook lo observó descaradamente e inhaló con fuerza.

—Sigue con esa mierda y faltarás a la universidad mañana.

Taehyung se apoyó contra el auto, una sonrisita jugando en sus labios. Jungkook se acercó a él, frotando suavemente los brazos de Taehyung. La expresión en la cara del menor se desvaneció a una tímida sonrisa, un ligero rubor en sus mejillas.

—Gracias. Por todo esto —murmuró Taehyung bajo la mirada de Jungkook, sosteniendo la bolsa.

—De nada.

Ninguna otra palabra fue intercambiada. Taehyung se inclinó y atrapó los labios de Jungkook en un largo, lento beso. Atrajo la lengua del mayor hasta su boca, chupándola hasta que la saliva empezó a acumularse demasiado en las comisuras de sus bocas.

Taehyung echó su cabeza hacia atrás con un pequeño chasquido. Por primera vez Jungkook lucía profundamente aturdido, labios aún entreabiertos y ojos intensos con leve lujuria. La imagen hizo a Taehyung sonreír triunfantemente.

—Mocoso. Vamos por tu helado. Pero ni loco te dejaré comerlo en el auto.

—¡De acuerdo! —Taehyung soltó una risa, subiéndose al coche. Abrazó la bolsa contra su pecho y la sonrisa permaneció en su rostro por el resto del día.