Eternally 🔞 [TXT]

Fuego danzante en el fin del mundo

El atardecer teñía el cielo de rosa y anaranjado cuando llegaron a Busan.

Beomgyu no conocía la dirección exacta de su abuela, pero tenía una vaga idea de cómo llegar.

—Creo que es por ahí —dijo señalando el cruce frente a ellos—, a la derecha.

—¿Crees? —cuestionó Soobin luciendo aburrido— Llevamos una hora conduciendo en círculos por la misma zona —bostezó—, tal vez es hora de volver.

—La última vez que vine aquí tenía como doce años —protestó Beomgyu—, pero recuerdo perfectamente como ser veía el vecindario.

El mayor suspiró y se hizo bolita en el asiento del copiloto para tomar una siesta, cuando el chillido de Beomgyu lo interrumpió:

—¡Es ahí! —dijo señalando una casa amarillo pollo con un montón de macetas en el pórtico— Estoy seguro.

Yeonjun asintió y se apresuró a estacionar frente a la casa.

Aun no anochecía, pero el cielo rojizo anunciaba que la oscuridad estaba por cobijarlos pronto, las luces fuera de la casa estaban encendidas.

Yeonjun apagó el motor y todos bajaron del auto.

Beomgyu caminó hasta la puerta, nervioso, y tocó el timbre que sonó como una campana.

Una mujer, que parecía lo suficientemente mayor para ser abuela, pero no tanto como su abuela, abrió la puerta confundida.

—B-buenas noches —saludó Beomgyu—, yo... estoy buscando a alguien, Lee Misun ¿creí que esta era su casa?

—Oh, querido... —exclamó la mujer con pena— Ella debe haberse mudado hace tiempo, yo tengo un par de años viviendo aquí.

Beomgyu solo respondió un "Ah" bajito y decepcionado, sin saber muy bien qué hacer.

—¿No sabe a dónde se mudó? —preguntó Taehyun tomándole la mano en un intento de reconfortarlo.

—No, pero probablemente el joven de la oficina de bienes raíces al final de la cuadra sepa algo, abre el lunes en la mañana.

—Gracias —respondió, la mujer asintió como despedida y cerró la puerta.

Y los chicos volvieron al auto en silencio.

¿Y ahora qué?, pensó Beomgyu, no podía ir a casa, no podía regresar con el bastardo de su padre, no tenía ni un cinco, ni ropa, ni su teléfono móvil.

Su última esperanza se había desvanecido.

—Volvamos a casa primero —habló Yeonjun—, podemos regresar temprano el lunes, no te preocupes.

Beomgyu asintió, intentando sonreír mientras se abrazaba a sí mismo en el asiento trasero, pero no pudo evitar sentirse desolado.

—Ya que estamos aquí ¿por qué no vamos a la playa? —sugirió Kai.

—Pero casi oscurece...

—¡Podemos comprar fuegos artificiales! —animó Taehyun.

—¡Si, si! Además, como es tarde, no habrá mucha gente, tendremos mucho espacio para jugar —secundó Yeonjun.

—Yo tengo que volver... —empezó Soobin, pero el mayor le dio un codazo para que se callara—, bueno, probablemente mis padres me castiguen igual si llego a media noche o a las tres de la mañana —suspiró.

—¡No se diga más! —exclamó Yeonjun encendiendo el motor.

Pararon en una tienda de conveniencia a comprar fuegos artificiales y algunas golosinas, antes de dirigirse a la playa.