"Estorbo"
NadiaLa situación no puede darse en un peor escenario que este.
Los bellos momentos y esperanzadoras promesas no deberían despedazarse de esta manera: frente a tus ojos y sin garantía de regresar al pasado para remediarlo.
El susto perla de sudor mi frente y paraliza todo mi cuerpo. Mis brazos se encuentran a medio caer, suspendidos como si no se hubiesen percatado de que Jace se ha alejado de ellos. Jace está en un arduo duelo de miradas con mi padrastro, quien mantiene una expresión, a primera vista, inalterable e indescifrable.
Nunca había visto esa frialdad en su mirada.
Quiero intervenir, explicar que solo fue un malentendido, pero las palabras justificantes quedan atrapadas en mi garganta al terminar de aceptar que tapar lo que fue evidentemente un beso apasionado entre dos personas es imposible.
No puedes ser más tonta, Nadia, acaba de afrontarlo.
—Yo… —murmuro, sintiéndome más indefensa que nunca.
—No piensas darme explicaciones, ¿verdad? —Arthur hace caso omiso a mi presencia. Continúa mirando a su hijo.
Un escalofrío recorre mi espina dorsal ante las frías palabras de él. Es como una versión completamente distinta al hombre que he conocido desde que nos convertimos en familia.
—No tienes derecho a juzgarnos. —Me sorprendo ante las palabras altaneras de Jace, completamente fuera de lugar en esta situación tan delicada.
Sostengo su bíceps izquierdo, no sé decir si en un intento de frenar sus impulsos o calmarme con el tacto de su piel. Noto el músculo completamente tenso.
Esas palabras logran hacer mella en el perfil, aparentemente, indeleble de Arthur. La tensión aumenta en aquel reducido espacio de la cocina, me siento fuera de lugar estando involucrada en el conflicto. La rivalidad entre gris y marrón podría incendiarlo todo en estos momentos.
—Tengo todo el derecho del mundo. —La voz de mi padrastro se alza cuatro octavas más, lo que provoca un estremecimiento que cala mis huesos— Soy tu padre, y esto es verdaderamente vergonzoso y fuera de lugar. Esa muchacha que tienes al lado, niño estúpido, la he cuidado durante años como si fuera mi hija. ¡Me estáis faltando el respeto bajo mi techo!
Esas palabras impactan en mi mente como si un cubo con agua me hubiese sido arrojado. Bajo la mirada sin poder evitarlo. Sé que debería mostrarme firme, de acorde y en sintonía a la actitud de Jace para superar el problema, sin embargo, ahora mismo no puedo evitar sentirme como si hubiese cometido el peor de los crímenes.
—Eso tiene fácil solución —dice Jace al mismo tiempo que agarra mi mano, dándole un leve apretón—. Nos iremos de aquí para evitar ofenderte en tu presencia y bajo tu techo.
—Tú… ¡Niño estúpido! —despotrica Arthur con expresión colérica—. ¡Tenía planes para ti! Pero no te creas que por querer jugar al prohibido romance barato vas a arruinarlo todo, porque no lo harás, Jason.
—Ay, ya cállate —Abro mis ojos sorprendida y miro hacia Jace cuando escucho el tono despectivo con el que habla.
He visto muchas facetas de él: callado, feliz, enigmático, triste y hasta enojado. Jamás la de rebelde y retadora, mucho menos proyectada hacia su padre. Ojos fríos, una mueca desdeñosa en sus labios y una postura que grita desafío. ¿Es que esto puede empeorar?
—Yo… Arthur… esto no… —balbuceo nerviosa cuando me gano la atención de padre e hijo—…esto no es-
—Nadia —Jace dice mi nombre. Mi mirada viaja indecisa hacia los allí presente. Jace ahora tiene la mandíbula remarcada y tensa.
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Cuando Me Elijas (Pausada)
Roman d'amour«Hay amores que duran para siempre, el nuestro duró hasta donde la razón y el deseo nos llevó.» Nadia siente una fuerte atracción por su hermanastro al momento de conocerlo durante su adolescencia. Una serie de sucesos durante ese tiempo trae como c...