10. Día de compras

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"Para presumir...

Alleric bajó las escaleras que llevaban a la sala común de los Ravenclaw asegurándose de que pisaba el último escalón con el pie derecho. Él también era un chico muy madrugador, normalmente necesitaba mucho tiempo para arreglarse y para arreglar todo lo que le rodeaba. Como cada mañana, de cada día, tenía que ojear el panel de noticias de la sala. Siempre quería controlar todo lo que pasaba. Al ver el cartel de la "Gran fiesta de Navidad" se sintió orgulloso de sí mismo y de todo el comité y no pudo evitar sonreír.

Al girarse sobre sí, para seguir con sus tareas matutinas, vio que por encima de uno de los respaldos azules sobresalían un par de alargados pies. Junto a ellos flotaba un cubo de Rubik que se movía solo cambiando las pequeñas celdas de colores de orden. Se acercó al sillón, allí estaba Marilyn tumbada con las piernas elevadas apoyadas en el respaldo de terciopelo azul. Estaba leyendo.

- Vaya -comenzó el chico -después de tantos días por fin te veo leer el libro ese de reparación mágica por el que te castigaron.

- No es ese. -respondió ella sin despegar los ojos de las páginas -Ese no me interesó en ningún momento. Solo lo alquilé por fastidiar al rubio.

- A veces me asusta ese sexto sentido que tienes a la hora de tocar las narices. -dijo Alleric sentándose en otro de los sillones azules.

- Para un talento que tengo...

- ¿Entonces qué lees?

Ella bajó las piernas del respaldo para volver a una posición normal, cerró el libro y le enseñó el título a su amigo. En las tapas verdes del libro podía leerse en letras doradas:

                                                         Historia de las grandes familias mágicas:

                                                                         Leyendas y realidades.

                                                                                 Amanda Radlly

- Lo de siempre -puntualizó él -. ¿No te sabes ya de sobra las leyendas de los Sheridan?

- Punto uno: no estoy leyendo sobre los Sheridan, listo. Estoy leyendo sobre los Marx. Y punto dos: nunca sabré demasiado sobre esas leyendas.

- ¿Y qué dicen de los Marx?

- Nada interesante. Apenas tienen una página, no hay mitos ni grandes personajes de la familia.

- ¿Y crees que tu hermana se merece algo mejor?

- No es eso, a mi me da igual si el tío al que se tira es importante o no. Pero quiero conocer a mi enemigo.

- Ya... ¿No te da miedo que te hagan a ti lo mismo?

- ¡¿A mí?! ¿Qué dices, loco? Lo bueno de ser la hija bastarda es que a todo el mundo le trae sin cuidado si me caso, no me caso, o me voy a vivir con una manada de lobos. Solamente llevo ese apellido porque a mi padre se le encaprichó cuando murió mi madre.

- Vaya lío de familia. Me alegro de ser hijo de muggles, la vida no es tan complicada. -Alleric miró el cubo que había dejado de moverse y solo flotaba sobre la cabeza de Marilyn. Ella sabía que no aguantaba verlo a medio hacer.

- Bastante tendrán tus padres con el chalado de su hijo mago -comentó al mismo tiempo que el cubo comenzaba a girar las casillas frenéticamente hasta que todas las caras fueron iguales -... que no soporta el desorden.

- ¿Dónde está Luna?

- En el cuarto, acabando un cuadro. Parecía querer concentrarse en él. Ya sabes lo importante que es para ella -hizo una pausa -. Además el de este año es especialmente bonito.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

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La noche de las dos lunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora